Cien barrabravas ponen de rodillas al fútbol. Fue el número aproximado de violentos que irrumpió en el Municipal de La Florida, donde el partido entre Unión La Calera e Iquique duró 67 minutos. Fanáticos con colores y banderas de la Garra Blanca, que llegaron desde el Monumental en dos microbuses que se tomaron en la calle, se demoraron cinco en acabar con el retorno del torneo. Forzaron las entradas, tiraron piedras, armaron barricadas y accedieron a las tribunas y la cancha. En cuanto llegaron los refuerzos policiales se dispersaron.
Desesperado, teléfono en mano, y después de haber sido encarado por los futbolistas iquiqueños, Sebastián Moreno, presidente de la ANFP, se movía de un lado a otro. Nunca dejó de hablar. El Sifup anunciaba que sus socios no entraban de nuevo a una cancha mientras las condiciones no se dieran, las autoridades (Intendencia y Carabineros), silentes. El timonel, ya camino a Quilín, pedía la redacción de un comunicado para anunciar la suspensión de la fecha, en la que también se alcanzó a disputar el duelo entre Cobresal y Unión Española (3-2). El intento del Sifup por frenar ese cotejo en el entretiempo falló.
"Lo más importante es resguardar la seguridad de los jugadores. Es la condición principal que acordamos con el Sifup. Desgraciadamente, no están las condiciones", se lamentó Moreno. A su espalda, pasaban algunos jugadores murmuraban con intención de que se les escuchara.
El presidente del Sifup, Gamadiel García, había sido uno de los primeros en llegar, para visar la normalidad en la entrada de los planteles que permitiera que iniciar el duelo. Recién habían pasado las 9 horas cuando arribó y tuvo que soportar el reproche de una vecina, que le recriminó la decisión de jugar. Un par de horas después, con el escándalo desatado y el duelo suspendido, el dirigente gremial había cambiado de opinión. "No está la seguridad. Hoy se vieron sobrepasados por un grupo minoritario", decía, mientras anunciaba una asamblea para el martes y comenzaba a comunicarse con los capitanes.
De hecho, fue a visitar a Colo Colo. Ahí, García informó de que el gremio que lidera no estaba disponible para jugar. El respaldo lo dio Paredes: "Decidimos con Coquimbo no presentarnos a jugar".
La preocupación se apoderó de presidentes y jugadores de otros clubes. "Lo que ocurrió hoy es de una negligencia brutal. En estos momentos, que el torneo continúe depende del gobierno y de Carabineros. Sin el compromiso de ellos, no hay cómo seguir. La ANFP nos dice que le avisó a Carabineros que una turba se dirigía a La Florida, pero las dos patrullas llegaron tarde. Es para llorar", se queja un timonel de Primera División.
Algunos presidentes, como José Luis Navarrete (U) y Cristián Ogalde (Magallanes), llegaron a Quilín para reunirse con Moreno. Sin embargo, la cita se suspendió ante el arribo de barristas (la ANFP fue evacuada) que nunca se dio.
En ese instante, un ejecutivo de la Asociación comunicó que la fecha estaba suspendida. Sin embargo, Moreno se resistió hasta el final. Se comunicó con distintos presidentes para evaluar el camino a seguir. Hasta se analizó la opción de realizar un consejo vía videoconferencia durante la tarde. Lo que hubo fue una reunión con algunos dirigentes de clubes.
Colo Colo, sin embargo, se adelantó con una declaración pública. "El directorio de ByN lamenta profundamente que no haya sido posible la reanudación del torneo", expresó.
Consejo, el martes
Al final, todo concluyó efectivamente con la convocatoria a un Consejo Extraordinario de Presidentes, el martes a las 10 horas, y con un comunicado. "No hay disponibilidad de contingentes policiales", señala el texto, como la razón central para suspender las jornadas de Primera División, Primera B y Segunda División. Se indica, eso sí, la eventual modificación "de la programación para días hábiles de la semana entrante".