La carrera de Iván Zamorano tiene imágenes icónicas, con distintas camisetas, en diversos escenarios. Pero indudablemente una de las más recordadas sucedió hace 25 años. Esa celebración a torso desnudo, gritando ante un Santiago Bernabéu repleto luego de anotar un gol tan relevante como anhelado (agregar el relato de Juan Manuel Ramírez en la secuencia), porque implicaba la consecución de un título. El Real Madrid ganaba La Liga 94-95 gracias a Bam Bam, experto en aparecer en momentos importantes. El dulce sabor de la revancha del ‘quinto extranjero’.

El otrora capitán de la Selección tuvo que correr desde atrás en esa campaña, porque el técnico Jorge Valdano no lo tenía dentro de sus prioridades. El paso de los partidos y los goles de Zamorano hicieron cambiar esa determinación, para ser el número uno. Los blancos le sacaron una importante diferencia al Barcelona de Johan Cruyff, que marchaba tercero, a nueve puntos, a falta de dos fechas para el final. El gran día del Madrid encontró al líder ante el segundo, el Deportivo de la Coruña. Una victoria merengue les daba la Liga.

Real Madrid 1994-1995

El 3 de junio de 1995, el Bernabéu recibió un encuentro destinado a quedar en la historia. El local salió a la cancha con Paco Buyo en la portería; Quique Sánchez Flores, Fernando Hierro, Manolo Sanchís y Mikel Lasa en la defensa; Fernando Redondo, Luis Enrique, Michael Laudrup y Martín Vázquez en el mediocampo; José Emilio Amavisca y Zamorano en el ataque. Ni siquiera había pasado un minuto y el local tuvo la primera chance de gol, en los pies de Luis Enrique, quien posteriormente cruzaría la vereda para hacerse un nombre en el Barça, ya sea como jugador y también como entrenador.

En los 39’, un remate de Amavisca se mete en el primer palo de Liaño para el 1-0. Ya en el complemento, Bebeto empató para los gallegos, en los 68’. El resultado dejaba virtualmente con la copa al Madrid, pero no matemáticamente. Mientras ya estaba dentro del campo un joven Raúl González, el tiempo se agotaba.

A cinco del final, llegó el momento más relevante en la historia de Zamorano en el club español. Amavisca lanza un largo pase buscando al chileno, y éste para el balón con el pecho y supera la marca de un zaguero. El balón da un bote y Bam Bam remata cruzado. Liaño alcanza a tocar la pelota, pero no pudo evitar que el ariete tocara el cielo con las manos. Zamorano sale corriendo y se saca la camiseta. Sus gritos de éxtasis se cruzaron con la algarabía de los forofos merengues, que así quebraban cuatro temporadas de sinsabores, viendo cómo celebrara el archirrival.


Hace cinco años, Zamorano recordó aquel día con La Tercera, en un diálogo realizado en su Ciudad Deportiva. “Ese gol también lo había soñado, pero no esperaba que saliera tan lindo como salió, a falta de cuatro minutos, con el estadio lleno y ante un rival fuerte como aquel Dépor, que era el gran Dépor, el Súper Dépor… Ese remate no sé si lo hizo mi papá desde el cielo, los 14 millones de chilenos que estaban desde acá o los madridistas del mundo, pero pasó algo para que esa pelota entrara. Luego vino la euforia. Tuve un vacío mental que no recuerdo. Solo me acordaba de mi papá y de todo el esfuerzo que había hecho mi familia. Creo que con ese gol logré entrar a todos los hogares de Chile”, declaró el exfutbolista en aquella ocasión.

El Real Madrid finalizó La Liga con 55 puntos, cuatro más que el Deportivo. Zamorano se coronó como el Pichichi, merced a sus 28 goles en 38 partidos. En el escalafón superó a los bosnios Meho Kodro (Real Sociedad), que hizo 25, y Vladimir Gudelj (Celta), con 17, los mismos que el croata Davor Suker (Sevilla). El 9 nacional ganó el Trofeo EFE, como el mejor futbolista iberoamericano.

El exjugador, hoy afincado en Estados Unidos por su labor de comentarista, se transformó en inolvidable en Chamartín. Su nombre está dentro de las glorias del club, que lo define en su web como “el gol con nombre propio”. “La tenacidad y el gol personificados. En cuatro temporadas en el Real Madrid, Iván Zamorano anotó 101 tantos, dejando un grato recuerdo en la afición… No era un jugador especialmente alto, pero sus potentes piernas le permitían mantenerse en el aire más tiempo que sus defensores”, presenta.