A 25 años de su debut como entrenador, Martín Lasarte encara uno de sus mayores desafíos en la banca: encaminar a la compleja selección chilena en la ruta al Mundial de Qatar. Su estilo de conducción tendrá una nueva prueba con la Generación Dorada, que comienza a entrar en su fase de madurez, lo que obliga a seguir insistiendo con el recambio, tal como lo venía haciendo Reinaldo Rueda.
Su primer acercamiento con futbolistas de este grupo lo tuvo con Claudio Bravo en la Real Sociedad. En el conjunto vasco, Machete llegó con la misión de subir a Primera División y desde un comienzo llamó la atención por su estilo ofensivo. A su arribo, implantó el 4-2-3-1 y en sus primeros entrenamientos dio luces claras de lo que quería, según la descripción del diario Marca: “Quiero acciones sorpresivas y precisas”, pidió. Después de la primera jugada de ataque, ocurrió la primera corrección. “No den la espalda al juego”, “usar apoyos en los que están en frente” o “hay que llegar por lo menos dos al remate y uno al rechazo. Así hay más opciones de gol”, les dijo. “Las acciones de ataque giran siempre en torno al volante central”, agregó. Además, también en sus equipos destacan las subidas de los laterales, sumando varias alternativas de ataque.
En esa inolvidable campaña en Segunda División, el equipo de Anoeta fue campeón e, incluso, Bravo no solo se consolidó en el arco, sino que anotó el único gol que registra en su carrera profesional. Lo hizo mediante un tiro libre ante Gimnástic de Tarragona. Ese tanto fue fruto de la insistencia del DT para que el chileno se hiciera cargo de las pelotas paradas, aprovechando su buena pegada. Además, en ese club Bravo conoció a Roberto Navajas, destacado preparador de arqueros y clave para su carrera, a tal punto que lo recomendó en varias ocasiones para la Roja, un sueño que ahora sí se materializará, pues el profesional forma parte del cuerpo técnico que trabajará con Lasarte en la Selección.
Otro de los hitos que dejó su paso por España fue un vital triunfo 2-1 sobre Barcelona. Además, la afición lo recuerda como el técnico que hizo debutar al goleador francés Antoine Griezmann. En todo caso, no es la única figura mundial que el entrenador estrenó en el profesionalismo, ya que en su paso por Nacional, Luis Suárez vio sus primeros minutos. Para el delantero, el estratega es su padre futbolístico.
A pesar de dejar buenas impresiones en el País Vasco, Machete no siguió en Europa. Por el contrario, volvió a Sudamérica y esta vez llegó a Chile, donde dirigió a Universidad Católica. En la precordillera también utilizó el 4-2-3-1, en su versión más pragmática, y ahí tuvo la misión de potenciar a varios valores jóvenes de la cantera cruzada, como Enzo Roco, Guillermo Maripán, Nicolás Castillo. No ganó títulos, aunque estuvo muy cerca de hacerlo. No obstante, su trabajo quedó en la memoria del medio local. Por eso, no fue raro que para la temporada 2014-2015 firmara en Universidad de Chile. Eso sí, hizo una pequeña concesión con su sistema, pues para él los jugadores marcan los esquemas. Así, se inclinó por el 4-2-1-3, lo que le dio buenos dividendos, ya que los azules lograron el título de Primera División, una Supercopa y una Copa Chile. Además, diferenció su paso por la U, argumentando que en la UC “no tenía los jugadores para presionar más arriba”.
En lo humano, el estilo Lasarte también tiene puntos altos. Varios de sus exdirigidos han comentado las virtudes del uruguayo, quien se preocupa mucho del bienestar de sus futbolistas. Es un tipo de afable trato y nunca en su carrera se encerró en el hermetismo, como sí lo han hecho sus antecesores en la Roja. “Maneja bien los camarines, es muy cercano, pero también tiene mano dura cuando corresponde. Es un gran motivador, algo muy importante para la situación en la que estamos”, destacó Pablo Milad, presidente de la ANFP, al momento de ratificar su fichaje y dar inicio a una nueva era para la Selección.