La escena cae perfectamente en el campo del surrealismo. La selección española se entrenaba en el complejo deportivo de Las Rozas. La escuadra de Luis de la Fuente se alistaba para los encuentros amistosos de la próxima fecha FIFA, frente a Colombia, el viernes, en Londres, y Brasil, el martes en el Santiago Bernabéu. Incluso, el portero David Raya ofrecía una conferencia de prensa en la que explicaba la importancia de ambos duelos, que se enmarcan en la preparación para la Eurocopa, un certamen que resulta altamente relevante para las principales potencias del fútbol europeo.
En el mismo momento en que Raya dialogaba con los medios de comunicación, a metros se desataba un escándalo: la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, en el marco de la investigación instruida por el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 4 de Majadahonda (Madrid) en coordinación con la Fiscalía contra Corrupción y la Criminalidad Organizada, buscaba evidencias en el marco de la investigación de presuntas irregularidades en las comisiones asociadas a los contratos suscritos por la Federación Española de Fútbol y la Kosmos Global Holding para llevar la Supercopa local a Arabia Saudita por diez años. En ese acuerdo, hay dos nombres relevantes: Luis Rubiales, por el lado de la entidad deportiva, y Gerard Piqué, por el de la productora. Iker Casillas explotó cuando supo de la diligencia.
Mucho dinero y conflictos de interés
“Las intervenciones se enmarcan en una investigación vinculada a presuntos hechos delictivos asociados a la corrupción en los negocios, la administración desleal y el blanqueo de capitales. En este contexto, se procederá a realizar la entrada y registro en 11 domicilios, así como a la ejecución de Requerimientos judiciales a distintas entidades públicas y privadas. Las actuaciones previsiblemente finalizarán con siete detenidos y cinco investigados. Las diligencias que contienen las anteriores actuaciones permanecen secretas”, explicó la Fiscalía a través de un comunicado público.
La causa se origina en la querella que presentó Miguel Ángel Galán, dirigente del Centro Nacional de Formación de Entrenadores de Fútbol (CENAFE), en junio de 2022, por dos presuntos delitos: corrupción en los negocios y administración desleal. El objeto también estaba claramente especificado: las comisiones que recibieron ambos en el marco de la adjudicación de la sede de la Supercopa. Los montos son millonarios. Según la acción que emprendió Galán, ascendieron a 40 millones de euros. El principal beneficiado sería justamente Piqué, a través de su empresa: se embolsaría 24 millones de la moneda comunitaria.
La actuación de Piqué reviste especial atención por un factor especial que perfectamente puede constituir un serio conflicto de interés: cuando se firmó el pacto, aún era jugador del Barcelona. Y más aún, porque, según las condiciones que logró, tanto la RFEF como él recibirían una comisión más elevada si la definición del campeón de la temporada la protagonizaban el equipo culé y el Real Madrid. Hay otro detalle llamativo: ninguno de los clubes aludidos, vale decir, ni siquiera el empleador del zaguero central, estaba enterado de las condiciones del acuerdo.
Rubiales aparece en escena en un rol clave: convencer a la entidad catalana de jugar el trofeo en el país árabe, por añadidura, con un cambio notorio en el formato. Naturalmente, obvió mencionar que Pique se embolsaría una comisión tres veces mayor a la que recaudaría el club que entonces le pagaba el sueldo, por aceptar el movimiento.
Hace dos años, El Confidencial reveló audios que daban cuenta de la relación. “Geri, enhorabuena. Y no me refiero ni al partidazo de ayer ni a tu gol. Ya son más de las 12 y ya es firme el acuerdo con Arabia Saudí. Un abrazo, gracias por todo y aquí estoy para lo que necesites”, le decía Rubiales a Piqué, a mediados de septiembre de 2019.
Otro registro, ahora en voz de Piqué, daba cuenta de sus optimistas cuentas. “A ver, Rubi, si es un tema de dinero, si ellos (el Real Madrid) por 8 irían, hostia tío, se paga ocho al Madrid y ocho al Barça... a los otros se les paga 2 y 1... son 19, y os quedáis la Federación seis kilos, tío. Antes de no quedaros nada, os quedáis seis kilos. Y apretamos a Arabia Saudí y a lo mejor le sacamos... le decimos que si no, el Madrid no va... y le sacamos un palo más o dos palos más...”, calculaba.
El año negro de Rubiales
La casa de Rubiales en Granada también fue allanada. El dirigente deportivo, inhabilitado por tres años por la FIFA, pudo ser detenido en el acto, pero eludió esa situación por no estar en el país: está de vacaciones en República Dominicana. Quien sí cayó en manos de la Guardia Civil fue Tomás González-Cueto, su mano derecha en la federación y a quien se le apunta como el ideólogo de la serie de irregularidades que han ocurrido durante la gestión de Rubiales.
La intensa diligencia que se sigue cumpliendo en el país europeo completa meses para el olvido para Rubiales. De hecho, la inhabilitación que dictaminó el ente rector del fútbol mundial obedece a otro escándalo de proporciones mayores: en enero, la Comisión de Apelaciones de la FIFA rechazó el recurso que presentó para enfrentar la sanción que se le aplicó por su indecorosa actuación en la final del Mundial femenino, en la que besó forzosamente a la futbolista Jenni Hermoso, además de mantener un comportamiento inadecuado en la tribuna oficial.
El tribunal de alzada le respondió categóricamente, aludiendo al artículo 13 del Código Disciplinario. “Toda persona que atente contra la dignidad o la integridad de un país, una persona o un colectivo de personas empleando palabras o acciones despectivas, discriminatorias o vejatorias (por el medio que sea) por motivos de raza, color de piel, origen étnico, nacional o social, género, discapacidad, orientación sexual, lengua, religión, posicionamiento político, poder adquisitivo, lugar de nacimiento o por cualquier otro estatus o razón será sancionada con una suspensión que durará al menos diez partidos o un periodo determinado, o con cualquier otra medida disciplinaria adecuada”, consigna la disposición.