La disputa entre Colo Colo y la U se extiende. Inicialmente, hasta que la Primera Sala del Tribunal conozca los antecedentes que le solicitó a los azules, en su condición de denunciantes, para respaldar el reclamo que, en el fondo, apunta a configurar el desacato de Jorge Almirón en el partido frente a Huachipato. El técnico albo, suspendido por su actuación en el duelo frente a Universidad Católica, en el que las emprendió contra el juez José Cabero, está en la mira por la presunta comunicación que habría sostenido con su cuerpo técnico durante el choque ante los acereros. Esa situación, precisamente, es la que deberán acreditar los laicos.
Este martes se produjo una audiencia clave. Comparecieron los abogados de ambos clubes, un representante de Huachipato, el juez Héctor Jona, el cuarto árbitro, Gustavo Ahumada; el coordinador albo, Víctor Vidal. También intervinieron Aníbal Mosa, presidente de Blanco y Negro, y Daniel Morón, el director deportivo del club albo. Almirón declaró desde la oficina técnica que ocupa en el Monumental. La diligencia se prolongó por casi cuatro horas.
El informe de Jona
A mediados de octubre, el árbitro Jona emitió el informe del partido entre acereros y albos. El réferi se tomó un poco más de tiempo que el habitual para remitirle a la corte deportiva el documento que constituye la base para las determinaciones que adopta.
En la audiencia del martes, Jona admitió que había recibido una llamada “desde Santiago” para incluir en su relato la presencia de Víctor Vidal en la denominada zona de exclusión. En la sesión de este martes, el colegiado admitió que la orden se la dio Carlos Ulloa, el jefe técnico de la Comisión de Árbitros, quien observó el movimiento a través de la televisión. Roberto Tobar, el presidente de los jueces, aclaró a El Deportivo que la situación es habitual. “Efectivamente, se le pidió que agregara al informe que Víctor Vidal estaba en una zona de exclusión. Es algo que hacemos comúnmente frente a situaciones que se le escapan a los árbitros en determinados encuentros. Ahora, claramente, agarra más relevancia por la situación que está pasando”, explicó la autoridad referil
Según la descripción, el funcionario albo estaba dotado de lo que describió como “un aparato electrónico”. Esa situación abrió la puerta para la posibilidad de que pudiera establecerse la eventual comunicación entre Almirón y sus colaboradores. El Tribunal, inicialmente, citó a los albos a comparecer en la audiencia del 22 de octubre, “a contar de las 18 horas”.
La denuncia azul
El 18 de octubre, al filo del plazo para ingresar el escrito, la U estampó la denuncia por las presuntas infracciones que pudieran establecerse. La fundamental es la relacionada con el desacato, lo que alteraría el final del torneo: de comprobarse, el Cacique perderá los tres puntos que consiguió en Talcahuano, lo que provocaría que los estudiantiles vuelvan al primer lugar.
La norma es contundente. “En caso de desacato a los fallos, el Tribunal deberá aplicar al infractor, el doble de la sanción impuesta. Además, si el desacato consiste en la participación de un jugador o entrenador en algún juego para el cual estuviese impedido de actuar, el Club al cual pertenezca perderá el o los puntos en disputa que hubiese obtenido”, detalla el Artículo 67 del Código de Procedimiento y Penalidades de la ANFP.
En el Cacique, por cierto, descartan de plano haber incurrido en esa irregularidad y aportaron argumentos en ese sentido. De hecho, han sostenido que, frente a la sospecha de que los movimientos de Almirón estarían siendo observados y a la constatación de que hubo dos personas que no le despegaron la vista al palco que ocupaban, guardaron registros en video de la conducta del entrenador.
Las imágenes
El martes, justo antes de la audiencia, el medio The Clinic publicó imágenes que muestran a Almirón en la cabina que se les asignó a los albos en el estadio Huachipato, dialogando con Víctor Berríos, uno de los analistas que compone su cuerpo técnico. Durante ese diálogo, otro funcionario se pone de pie, aparentemente, para evitar que la situación sea captada. Ese elemento, aunque aparentemente potente, para el tribunal requiere de mayor profundidad. En la práctica, hay que determinar el contenido de la conversación entre ambos y si, efectivamente, Almirón le dio una instrucción técnica a Berríos y el colaborador la terminó trasladando a quienes se ubicaban en la banca. Ahí sí se configuraría el desacato.
Sin embargo, los laicos tendrán que ser especialmente cuidadosos en ese propósito para no incurrir en una falta mayor o, eventualmente, un delito.
En esa línea, la sala que preside Exequiel Segall y componen siete miembros, le pidió a Huachipato las imágenes de todas las cámaras de seguridad en el interior del recinto durante el partido. La finalidad, precisamente, era, al menos, acercarse al rol que habría cumplido Berríos.