Este miércoles se estrenó en Latinoamérica la primera parte de Lance, el más reciente documental sobre la vida de Lance Armstrong. Aunque se han hecho varias obras sobre el texano, en este caso se trata de la versión del propio exciclista, lo que no quita validez al programa, pues de la boca de él mismo aparecen confesiones inéditas hasta ahora.

El documental tiene la voz de varios protagonistas de la historia de ciclismo, triunfos y dopaje, pero se centra en ocho entrevistas realizadas por la periodista Marina Zenovich a Armstrong.

Estas son algunas de las frases del excampeón de ciclismo:

“Hay varias formas de definir el dopaje, la más fácil es decir que es romper las reglas. Nos inyectábamos vitaminas y cosas así a una corta edad, pero no eran ilegales. ¿Si sabíamos qué tenían las inyecciones? No soy del tipo de persona... Siempre me dio curiosidad, preguntaba cuando me iban a inyectar algo y siempre tomé yo la decisión. Nadie me dijo ‘no preguntes'; me eduqué en dopaje, sabía lo que me ponían y elegí hacerlo”.

“El doping estaba arraigado desde que comencé, así que dije, ok”. ¿Cuándo cruzó la línea? le preguntan. Y contesta: “¿Cuándo hubiera dado positivo en un test o algo así? Empecé, creo que, a los 21 años, cuando tuve mi primer contrato profesional”. Estas palabras podrían traerle aún más problemas, pues se referiría a 1992 o 1993, y él fue campeón mundial en 1993, en Oslo, un título que no se le ha quitado.

“En el Mundial del 94 todos me ganaban y yo tenía la camiseta del campeón del mundo. Ya habíamos probado con varias cosas de bajo octanaje, pero EPO era otro nivel de cosas. En 1994 nadie de Motorola (su equipo) la usaba y no obtuvimos una sola victoria. El 95 fue peor”.

Armstrong recordó su relación desde 1996 con el controvertido entrenador Michele Ferrari, quien lo introdujo en EPO: “Me dijo, Lance, todo lo que necesitas son globulos rojos. Primero fue EPO y después, bolsas de transfusión. Así fue”. Sobre esa droga, agregó: “Es una droga segura, hay cosas peores que puedes poner en tu cuerpo”.

Si el cáncer que lo afectó tuvo su origen en el dopaje, el texano dijo: “No lo sé. No quiero decir no, porque no sé si es correcto. Solo tomé hormona de crecimiento en 1996. Relaciono hormonas de crecimiento con células, es lógico pensar que tal vez ayudaron a crecer a algo malo también”.

El próximo miércoles 24, ESPN2 emitirá la segunda parte y final de Lance y esta semana hara repeticiones del capítulo uno.