En las entrañas de Guede

Olmos


Desde el fondo se sale jugando a ras de piso, cabecita levantada y de borde interno. Defensa a ultranza de una línea futbolística que interpreta plenamente la primera jugada de Guede dentro del tablero de juego y que tácticamente incluye al arquero como una herramienta principal.

La crítica proveniente del análisis es la que más le duele. No porque técnicamente le interese quien lo critica, sino porque expone una faceta del juego que no ha perfeccionado y donde ha sido anticipado. Acrecentado este escenario por las escuálidas contrataciones concretadas en este proceso 2018, que no llegaron hasta ayer.

La versión Colo Colo 2017 dejó un esqueleto competitivo para jugar en cualquier cancha, frente a cualquier rival, pero limitada a jugar una vez por semana. Poderoso en la tenencia de la pelota, en la elaboración del juego y en el pase gol, pero esmirriado en la intensidad, en los receptores de la pelota al espacio y en alternativas de recambio en la última línea.

Los caudillos del Cacique maniataron los partidos imponiendo la posesión del balón. Y con ello marcaron los ritmos en un campeonato criollo donde se privilegia el pase al zapato por sobre el pase al espacio.

En la Copa Libertadores 2018 se tranzan otras cualidades entre los equipos que buscan la vuelta olímpica. El pase cadencioso, las transiciones lentas y el exceso de elaboraciones largas hace rato que dejaron su lugar de privilegio y fueron reemplazadas por el vértigo, la velocidad y los duelos territoriales dentro de la 70 x 100.

Si Colo Colo quiere competir internacionalmente, sólo tiene dos caminos posibles: potenciar el pase gol y filtrado de la dupla Valdivia/Valdés, rodeándolos con jugadores veloces y que vayan a buscar el pase al vacío; o cambiar de esquema y agregar un segundo volante de contención que acompañe a Baeza, generando con esto una recuperación de la pelota en campo contrario, mayor seguridad en los tres defensores centrales para pararse en la mitad de la cancha y un recorrido más corto de Paredes para entrar en el circuito del colectivo.

Aún vive en el murmullo del fútbol la pregunta más reiterada sobre el DT del campeón. ¿Mutó o se adaptó a los jugadores consagrados que tenía? Pues terminó jugando con un equipo que se reagrupaba cerca de Orión y cuyo sello diferenciador fueron los cambios de ritmo. ¿O veremos en 2018 una versión más provocadora de los albos, donde los duelos asociados al concepto " te acorralo y te ataco" vuelvan a ser una constante del juego y no un elemento esporádico y fortuito? Me defiendo con tres en el fondo sabiendo que me atacan con tres y me quedo mano a mano son una clásica que no quiere morir en Macul. Y el empuje de los canteranos del plantel puede significar asiento en primera fila para observar la versión más pura e instintiva del DT, aquella de Palestino, la del ida y vuelta, la del palo a palo o la de me meten tres pero te hago cuatro.

El corazón del popular siempre ha estado en encarar, en la gambeta y en el achique hacia adelante. No le dé más vueltas y suéltele las riendas al Cacique no más don Pablo.

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