Universidad Católica volvió a dejar puntos en el camino en el duelo que los enfrentó ante Cobresal. El equipo de Ariel Holan parecía cómodo con el 3-1 que registraron en la primera media hora del partido, sin embargo, el conjunto minero logró responder y terminó igualando el partido en 21′ del segundo tiempo. Además de obtener el peor arranque de temporada en los últimos cinco años, el esquema que plantea el técnico argentino termina sembrando dudas sobre su funcionamiento.
Actualmente, Universidad Católica juega a un fútbol completamente ofensivo, el cual le ha traído buenos resultados de cara al arco, pues es el equipo que más goles (10) ha convertido en estas cuatro fechas del torneo nacional. Sin embargo, los problemas para la UC vienen a la hora de equilibrar ese mismo poder ofensivo en las zonas del mediocampo y la zaga defensiva.
En el reciente partido frente a Cobresal, los cruzados tuvieron una bomba de ataque en la primera media hora del encuentro, principalmente con Di Santo, Zampedri, Aravena y Tapia. De hecho, los cuatro marcaron y/o asistieron en los tres goles que obtuvo el equipo. A ellos, se suman Isla y Mena que constantemente son elementos de ataque por sus respectivas bandas, lo cual terminó siendo un factor determinante en el resultado final.
“Ese punch que tenemos adelante debemos compensarlo con equilibrio cuando perdemos el balón” mencionó Holan posterior al empate, lo cual se explica en gran medida por las carencias que muestran los de la franja a la hora de defender. Mena, por ejemplo, dejó espacios importantes en su sector del campo, que fueron aprovechados por los mineros para marcar dos goles en la primera mitad.
Por otra parte, Saavedra se tuvo que exigir más de la cuenta para cubrir los espacios libres que dejaba el Huaso cuando se unía al ataque, apareciendo con frecuencia por la banda diestra. Además, a momentos, Isla aparecía en la mitad del campo como otro volante central más, junto a Brayan Rovira, haciendo así el enroque con Saavedra. Dichos movimientos por los que optó el estratega no terminaron de convencer en el equipo, el cual terminó concediendo la misma cantidad de goles que marcó, demostrando así el desequilibrio del conjunto en relación al poderoso ataque, y la feble defensa.
Otro factor determinante en el encuentro fue la zaga compuesta por Gary Kagelmacher y Guillermo Burdisso. El uruguayo está afianzado en dicha zona, pero el argentino se estaba estrenando con la camiseta franjeada en condición de titular. Mientras que el ex Peñarol no logró rendir como acostumbra cuando juega junto a Ampuero, el trasandino vivió un debut irregular por sus lentas coberturas e imprecisiones, siendo uno de los puntos más bajos del encuentro.
“El partido empezó muy mal y de repente estuvo muy bien. Ese debe ser el piso. Desde ahí ir creciendo y no ir retrocediendo. (...) Ya habíamos tenido un llamado de atención en el partido ante Coquimbo” agregó el técnico. El encuentro fue dominado en las estadísticas por el equipo albinaranja, quienes registraron 20 remates totales (ocho al arco) frente a los 12 (cuatro al arco) que tuvo Católica.
Adicionalmente, Ariel Holan registró el peor comienzo en la liga local para la UC desde el retorno de los campeonatos largos (2018), cosechando siete puntos producto de solo dos victorias y un empate. En años anteriores, las unidades obtenidas por los cruzados fueron mínimo nueve, con al menos tres triunfos en las primeras cuatro fechas.
El primer aviso al esquema
Como mencionó el DT de los cruzados, el partido contra Coquimbo Unido fue el primer llamado de atención de la temporada. En aquella ocasión, Daniel González apareció nominalmente en la zona del mediocampo, sin embargo, en el juego se unió a Ampuero y Kagelmacher conformando una línea de tres, la cual nuevamente le daba facilidades a Isla y Mena para sumarse constantemente al ataque.
Esta fórmula resultó en un gol del Huaso que puso el empate momentáneo, sin embargo, el poderío ofensivo fue neutralizado en el segundo tiempo por la doble línea de cuatro de los piratas, cediéndole el balón a una UC que controló la posesión, pero no tuvo mayor profundidad ni contundencia. Esto resultó en el definitivo 2-1 que decretó Rubén Farfán en la agonía del encuentro.
Estos dos encuentros son los primeros avisos concretos que recibe el esquema ultraofensivo del entrenador argentino. Si bien es cierto que ya registran 10 anotaciones en estas cuatro fechas, también han recibido seis tantos en contra, lo cual registra el peor promedio de gol en contra desde 2017, con 1.50. Dichas cifras no hacen más que demostrar el desequilibrio que existe entre las labores ofensivas y defensivas en la escuadra.
El prometedor comienzo
Las dos primeras fechas le dejaron sensaciones positivas a los cruzados. En la primera jornada, derrotaron a Everton por 3-0 en un partido que no fue tan simple como lo dicta el marcador. El equipo utilizó únicamente a Saavedra para realizar las coberturas en la mitad de la cancha, ya que Pinares (el otro volante del partido) es de carácter mucho más ofensivo. Esto le pasó la cuenta en ciertos pasajes al cuadro franjeado, quienes tuvieron severos problemas defensivos principalmente durante el primer tiempo.
Y es que para este encuentro, la UC utilizó a cinco elementos de ataque: Pinares, Tapia, Aravena, Zampedri y Di Santo. Aún así, fueron más contundentes y lograron triunfar con la valla en cero, a pesar de los 20 remates (seis al arco) que registraron los ruleteros.
Para el partido con Curicó Unido, Católica no contó con la presencia de Di Santo, por lo que en esta ocasión fueron cuatro los agentes netamente ofensivos de la escuadra. El rendimiento del equipo fue preponderante, triunfaron por 3-1, tuvieron la mayor posesión (59%) y solo les remataron tres veces a puerta. Hasta aquí, el esquema de Holan presentaba resultados prometedores con seis goles a favor y uno en contra, sin embargo, las dos fechas posteriores comienzan a desnudar las falencias de la revolución ultraofensiva planteada por el adiestrador.