Las historias más sabrosas que dejó Hernán Clavito Godoy durante su paso por el fútbol chileno

El exfutbolista y técnico nacional falleció este miércoles después de presentar problemas de salud.
El fútbol chileno vuelve a vestirse de luto, esta vez para despedir a Hernán Godoy. El ex futbolista y técnico de 83 años, apodado como Clavito, falleció durante la jornada de este miércoles debido a problemas de salud que lo aquejaban hace un tiempo.
En febrero su familia había informado su internación de urgencia en el Hospital Clínico Dra. Eloísa Díaz de La Florida, lugar en el que fue diagnosticado con un hepatocarcinoma metastásico.
Las historias de Clavito
Con un estilo único para dirigir durante los encuentros, Godoy protagonizó una serie de hechos a lo largo de sus años como técnico, dejando varias anécdotas.
En 2018, en un duelo ante Deportes Temuco, el árbitro cobró foul a favor de los albiverdes: “Si (Arturo) Sanhueza se cae de puro viejo”, gritó al juez con su clásica pizarra en la mano.
En 2002 también fue parte de un particular hecho. Mientras se encontraba en Temuco dirigiendo a Audax Italiano recibió una patada de un reportero radial. Godoy no dudó en defenderse y lo acabó persiguiendo.
“Recuerdo que el árbitro nos saqueó, nos cobró un penal inexistente y expulsó a un jugador. Iba camino al camarín y aparece un periodista y con su celular me consulta en directo qué opinaba del arbitraje. Yo no quería hablar y con mi mano le pegué a su teléfono y se le cayó al agua. Se molestó y me pegó una patada en todo el culo y salió arrancando. Intenté agarrarlo, pero no pude. Finalmente nos fuimos los dos detenidos”, explicó en su momento.
Tras su regreso de Indonesia en 2006, confesó que “ando con el Kino acumulado. Desde que me fui que no le veo el ojo a la papa”. En una entrevista con Chilevisión en 2008 agregaría: “Por esas frases, me retaron en la casa”.
En 2011, Godoy asumió por enésima vez en Santiago Morning y al llegar a El Barrancón se encontró con el burro Luis Miguel. Al pasar el tiempo, el animal desapareció: “No tengo idea qué fue del burro, aunque dicen que se lo llevó Ricky Martin”.
También en junio de 2009, Clavito dirigía a San Marcos de Arica. En el extremo norte, el equipo recibió a Deportes Antofagasta, que traía a Francisco Huaiquipán. Días después del partido, válido por la Primera B, Radio Cooperativa difundió declaraciones de Godoy en que reconocía haber provocado al ex “cacique de La Legua” para que resultara expulsado.
“Le dije: ‘avívate, pavo, ándate a jugar a La Legua (…)’ Lo calenté, lo saqué del partido y lo expulsaron. Esa es la picardía que tiene que tener el jugador criollo”, explicó.
Al año siguiente, Huaiquipán llegó a reforzar a San Marcos y fue dirigido por Godoy. La discusión obviamente quedó atrás. De hecho, tras la anotación de un gol del exColo Colo, celebró el tanto bailando.
También destacó en una campaña de Carabineros en el marco del Mundial de Brasil 2014 para evitar que los hinchas abusaran del alcohol en los festejos.
El loro de Pititore Cabrera
Claro que una de las clásicas historias de Godoy tiene que ver con la relación con Víctor Pititore Cabrera y su mascota.
“En la década de los 80, (Víctor) Pititore Cabrera tenía un loro al que le daba pan con vino. Y cada vez que el pájaro me veía, me decía: ¡Clavo cu…, Clavo cu…! En la semana copiapina nos tocó jugar con Antofagasta y a Pititore lo enyesaron y perdimos. Pero los periodistas me dijeron que él se había sacado el yeso y había sido goleador en un torneo de Bahía Inglesa. “¡Lo mato, lo mato!”, aseguró hace algunos años.
“Así que lo fui a buscar a su casa, pero no abría. A la segunda vez entré y estaban todos chupando. El loro me vio y empezó a gritar: ¡clavo cu…, clavo cu! No lo pesqué y fui a una pieza y encontré a Pititore ensangrentado, con mil pastillas de ritalín, etc. Me mira y me dice todo volao: ‘Cacha la onda Clavo, ésta no es tu jurisdicción, gil’. Le puse unos buenos combos y el loro me seguía insultando. Me enojé, lo agarré, llevé el loro al baño y tiré la cadena. Pasó una semana y tenía decidido echar al Cabrera. Pero me dijeron que no, porque estaba listo para ser vendido a Colo Colo y tuve que aceptar porque con esa plata cobrábamos todos. Volví a la casa de Pititore, y grande fue mi sorpresa cuando me encontré con el loro entablillado, con vendas en el ala ¡Y me seguía diciendo: ‘Clavo cu…, clavo cu…’!”, concluyó Clavito.
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