Isidora parece cansada. Porta el título de ícono del atletismo nacional, pero el peso se lo llevan más las campañas publicitarias y el cartel de rubia bonita a la que las niñas admiran e imitan. En su interna cuentan que está hastiada. Que la mujer más rápida de Chile, dueña de los lejanos récords en 100 y 200 metros -con 11"33 y 22"95-, es prisionera de su imagen. Hace tiempo que no corre tan rápido. Y que se está cayendo mal. No es capaz de llevar el peso de ser ella misma. Se muestra fastidiada por las miradas. Su Whatsapp no deja de sonar. Es complicado correr todas estas carreras y luego aspirar a una plusmarca en el doble hectómetro. Es algo que recién está descubriendo, mientras intenta curarse de los elogios, o golpes, recibidos desde que se instaló en lo más alto del atletismo nacional.
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La noche primaveral de Ñuñoa es fresca, pero en la sede la Asociación Metropolitana de Santiago, el calor asfixia. En la oficina de Víctor Martínez, entrenador y candidato a la presidencia de la Fedachi (que finalmente perdió), se está realizando una reunión con atletas destacados del Team Chile. Llegaron Natalia Duco, Daniel Pineda, Daniela Pavez... Y ella. Isidora Jiménez, que no irá a los Juegos Bolivarianos ("los tiempos que pedían eran muy altos, casi como los de los Mundiales"), enseña una serie de críticas. Todos asienten. Dice que hay malos seleccionadores, malas formas de repartir los apoyos. La Isidora valiente. Pese a la presencia de periodistas, no se guarda nada. Pide que algunas cosas, los nombres a quienes está pelando, no salgan de esas cuatro paredes. Al finalizar la cita, su apuro es evidente, debe ir a descansar. Son las 21.30 de un martes y le pedirán una entrevista. Como siempre, dirá que sí. Pero es mentira, su sí al final del camino significa no: "Hablémoslo en la semana. A ver qué dice mi representante".
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Fue en 2015 cuando Isidora Jiménez se convirtió en la primera atleta en conseguir la representación de un agente en el deporte chileno. Antes de ella, esa atracción estaba reservada exclusivamente para los futbolistas. Su figura despertó el interés de diversos mercados y allí, Fernando Felicevic, el mismo que representa a cracks como Alexis o Vidal fue quien tomó sus derechos de imagen. El hito marcó un antes y un después para el atletismo chileno, que vive en el total amateurismo. Comenzaron los contratos a los pies de Isisodra, cayeron las marcas que pedían su rostro. Fallabella, Kia o Nike fueron los primeros en firmar con ella.
Isidora se guía por la supervisión de su agente, quien junto a su equipo deciden qué puede hacer y qué no. Aunque el trato no es personal, pues Felicevic pasa poco por Chile, sus colaboradores siempre están para el servicio de la atleta y para dictar dónde y qué es lo que conviene.
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El periodista se acerca. Isidora está en Madrid, donde entrena y compite. Intenta cazar la marca para meterse a los Mundiales de Londres del mes siguiente. La propuesta de entrevista recibe su sí: "Claro, hagámosla el próximo viernes". Intercambian teléfonos. El día pactado, Isidora no atiende. Culpa a la mala señal de su teléfono móvil y reagenda otro encuentro. Nada: "Isidora, no contestas, ¿por qué? ¿Va a poder ser o no la entrevista?". La atleta se hace la ofendida: "Lo siento, estoy concentrada. Recuperé ayer mi teléfono. En la semana podemos hablar. Pero por favor no insistas tanto con llamadas, que se me bloquea el móvil". El periodista confía. "Súper", dice Isidora, al tiempo que emite un amago de disculpa, "sii, lo siento". Pero nunca llega esa semana en la que hablar. Hasta que el periodista se rinde y se declara defraudado. "No creo que sea para tanto", responde ella.
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Agosto. El día en Londres no es caluroso, aunque fuera de la pista del Estadio Olímpico se siente mucho más cálido. Nike ha organizado un encuentro para todos sus atletas en competencia. Entre ellos, el actual campeón de los 100 metros, el dopado Justin Gatlin, que derrotó a Usain Bolt en su retiro. Isidora también está allí. Quiere una selfie con el campeón, que colgará en sus redes sociales con el mensaje: "Nuevo campeón del mundo 100m #Nikehospitality". Ambos sonríen.
En la capital británica, la velocista corrió los 200 metros con un pobre 23"89, muy lejos de su mejor marca este año, 23"33, obtenida un mes antes en España. Una rebelde lesión en la espalda fue su cruz durante las últimas dos temporadas y recrudeció ahora en la capital británica. La rubia terminó el doble hectómetro prácticamente cojeando. Se preguntó, incluso, si continuar o no en el atletismo.
Siente que le ha fallado a todos, también a sus auspiciadores. Y sabe que las críticas le van a llover.
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Una tarde de septiembre. Es un evento publicitario e Isidora se mueve con tranquilidad. Cada cierto tiempo los flashes apuntan a ella, que luce impecable. Su voz no es necesaria. Sólo su imagen. Ella sonríe. Se mimetiza con otras personalidades de la farándula. Está aquí por especial requerimiento de su auspiciador. Habla acerca de sus secretos de belleza, la nueva marca de shampoo o toallas higiénicas que promociona. No le complica referirse a sus patrocinadores, por algo es la atleta que más renta en Chile.
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Aún es septiembre. Isidora acude a una actividad en la Universidad Andrés Bello. Un seminario sobre Ética y Deporte. Es ponente. Al terminar, un periodista se acerca: "¿Podemos hacer una entrevista?". "Sí, claro, pero ahora no. Anota mi número y lo coordinamos por ahí". Al día siguiente, el periodista contacta, pero el Whatsapp de la atleta, aunque deja el visto, no responde. Un día después, un acto de Gatorade, reúne a ambos en un gimnasio de Las Condes. "Isi, ¿ya estamos listos para la entrevista?". "Sí, el viernes a las cuatro. Escríbeme para confirmarte el lugar". En el momento de la confirmación, tramita: "Pero no entreno mañana. ¿Dónde lo podríamos hacer? ¿O necesitas fotos entrenando? Mira, te doy el número de mi representante".
El agente pide ver las preguntas que se le van a hacer: "Para revisarlas; es clave". El periodista no accede, explica que es una entrevista de deportes, y que no es un cuestionario, que las preguntas irán surgiendo con la conversación. "Dale, ¿necesitan fotos?", se dobla el representante. Al día siguiente, el sí se convierte en no: "Conversé hoy día con la Isi y prefiere no darla. Agradezco su interés, pero la Isi prefiere no hacerlo".
"Sorry, pero en ningún momento dije no. ¿Qué onda?", reza el mensaje de Isidora cuando el periodista le transmite su decepción y perplejidad. Y finalmente añade: "Tengo un contrato y si no les quieres mandar las preguntas como todos lo hacen, lo siento". El sí nuevamente acaba en no.
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Noviembre. Isidora es uno de los rostros de deportistas que Sebastián Piñera ha ocupado durante su campaña a la presidencia de Chile. Es su lanzamiento de programa de deportes e Isidora está allí, en primera fila. Como la de muchos otros deportistas, su figura es deseada por políticos y su propaganda; son los más hambrientos. Junto a Érika Olivera, Sebastián Keitel, Juvenal Olmos y muchos otros rostros deportivos está en primera fila. Cada promesa que el empresario hace es aplaudida por ella y sus camaradas. Y cuando habla sobre el deporte y liderazgo, todas las miradas se centran en su rincón. Resulta curioso que evite referirse a su pensamiento social y político en público. "Mi representante no acepta esos puntos", explica, cuando se le solicita una opinión.
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Al trasladarse desde Concepción a Santiago, a los 18 años, Isidora debió rápidamente acostumbrarse a una nueva vida, alejada de la mano de sus padres. No fue fácil, pero supo adaptarse y aguantar esa soledad. Aunque visita con regularidad a su familia, se acostumbró a vivir sola. Su tiempo libre es escaso. Sus entrenamientos son el principal motor de su día a día; a ellos se dedica en tiempo y alma. De la mano de Carlos Moreno, ex velocista y entrenador de los sprinters nacionales más destacados, trabaja en las tardes o a doble jornada, en las pistas del Verbo Divino o el gimnasio del Villa María, donde el coach dicta clases.
Sale con sus amigos, es su forma de desconectarse. Un ritual catártico para olvidar lo que ocurre dentro del rekortán, aunque sus comensales terminan casi siempre hablando de eso. Los amigos atletas de Jiménez son leales. La relación es de tanta confianza que evitan hablar de ella, y le consultan cada palabra antes de referirse. Con ellos, Jiménez deja de actuar como en la pista y pasa a ser la Isidora íntima.
La estiman mucho, la consideran buena persona. Joaquín Ballivian, lanzador de bala y disco, la conoce bien. Es amigo desde las primeras concentraciones juveniles por el equipo chileno y asegura que es muy distinta a lo que proyecta públicamente. No la diva que parece ser. En un momento, el balista estuvo muy lesionado, dice, y ella le recomendó tratarse con su quiropráctico de confianza. Ballivian no lo olvida: "Cuando llegué, el doctor me dijo que ella ya había pagado todo".
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Apenas logró brillar en el deporte, a los 19 años, Isidora buscó entregar alegrías a Chile. Llegaron, borrando los récords históricos en la velocidad, transformándose así en la nueva reina. La búsqueda constante de nuevos éxitos comenzó a comerle la cabeza, ya le atormentan. La reflexión pertenece a su formador, Jorge Grosser.
No le gusta mostrarse en las redes sociales con familia o amigos. En una de sus cuentas de Instagram, la pública, que es actualizada con regularidad, pocas veces aparece con ellos o su pololo. Eso queda para el otro Instagram, más clandestino.
Jiménez entiende que su figura arrastra miradas y, pasivamente, se involucra en distintas cruzadas. Su plataforma ideal es Twitter y Facebook. Allí, entrega likes a todos quienes la saludan e idolatran. También se manifiesta en contra. Una de las más polémicas entradas que ha colgado durante el último año fue una carta que subió a Twitter, donde se explicaba una serie de irregularidades en las cuentas de la Federación. Carter, que fue reelecto en su cargo federativo, dice que Isidora fue utilizada.
Tampoco cuenta mucho de su faceta académica. Estudia Periodismo en la U. Andrés Bello, donde sigue un régimen diferenciado por ser deportista de alto rendimiento. No es prioridad; estudia porque debe, y las comunicaciones la convencen un poco más. "Le entusiasma transformarse en rostro televisivo. Al principio no estaba muy convencida con la carrera, pero al poco tiempo la convenció", confiesa Jorge Grosser, su formador en el atletismo.
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Agosto de 2016. En Río la humedad empapa a cualquiera. En la villa olímpica, es difícil encontrarse con los chilenos. Isidora Jiménez tampoco quiere verse con nadie. No llegó bien a sus primeros Juegos. Un desgarro en el gemelo de la pierna izquierda, de 1,3 centímetros, y 25 días sin pista, la madrugaron a dos meses de la cita. Luego, en una concentración en España, una diarrea la volvió a castigar. Y ahora, una molestia en la espalda la tiene a mal traer. Tras el último entrenamiento se resiente, está rígida por el dolor.
Con ese hándicap, en la pista 1, donde se supone todo es más difícil para la velocidad, Isidora correrá su heat de clasificación. Su rostro se ve tranquilo, toma su pelo y apreta su moña, disimulando todo. ¡Pum!. 23"29 segundos más tarde, Jiménez cruza la meta. No fue una buena carrera.
Dos días después, la colombiana Ximena Restrepo, bronce en Barcelona 92 en los 400 metros, ataca: "Hay que reconocer que la velocidad está muy dura, pero Isidora tiene una marca por debajo de los 23 segundos y corrió muy por sobre su marca. Se suponía que debía haber llegado en su mejor forma física y no fue así. Es bonita, carismática, pero también debe acompañarlo con resultados. No puede ser solamente eso, una no puede ser atleta solamente porque es bonita. Tienes que respaldarte y si ella no es capaz de bajar los 23 segundos en todas sus carreras, no va a conseguir nada".
Tras estos dichos, Isidora se cuestionó si continuar o no. "Hoy día tenemos los restos de lo que quedó de la Isi después de Río. Capaz que le vayas a preguntar y te diga: no sé ni siquiera si quiero correr. Hay que tirarla para arriba, rearmarla", dijo su entrenador un mes después.
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Muchos dicen que Isidora vive como una diva. Varias veces se proyecta así. En el Orlando Guaita de 2016, donde fue segunda en los 100 y 200 metros, con discretos 11"56 y 23"44, su faceta más cuestionada la dejó en evidencia.
Tras correr, firmó autógrafos y se fotografió con decenas de niños. Quizás por su crono, quizás por simple capricho, una entrevista pactada la llevó a retratarse junto a su símil uruguayo, la atleta y modelo Déborah Rodríguez, especialista en los 400 metros vallas. Su historia, de tópicos similares, las hacían lucir como las ícono del certamen. Pero Isi, lejos de seguir el compromiso, de mala gana y tras un retraso de 45 minutos, se tomó las fotografías en el túnel del Nacional. Rodríguez notó su mala disposición. Una mirada de extrañeza fue suficiente para demostrarlo todo.
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Agosto de 2015 e Isidora Jiménez viaja a Canadá ilusionada con lo que vendrá: Juegos Panamericanos, alta competencia, la oportunidad perfecta para una marca que le permita clasificarse a Río y silenciar las críticas que le lanzan sus colegas. Ha sido un gran año para la chilena más rápida. Viene borrando récords como si fuese su pasatiempo favorito. El de los 100 y 200 ya cayeron a principio de año. Y ahora busca más.
Será Isidora quien porte la bandera en la inauguración. Un sobrio traje, pantalones blancos y bléiser azul marino, es la indumentaria con que recorrerá el Rogers Stadium exhibiendo el estandarte chileno. "Pongan que me veo bonita, ah", pide. Todos ríen. Por primera vez, el COCh decidió someter al escrutinio popular la decisión de quién sería el abanderado. Isidora, querida por los fanáticos pero resistida por buena parte del Team Chile, aplasta con más del 50 por ciento de las preferencias en las votaciones. Compitió contra otros nueve, entre los que destacaban finalistas olímpicos y campeones mundiales. La lanzadora Karen Gallardo se atrevió a airearlos en público.
"Los respeto y entiendo. En ningún caso tengo mayores logros que muchos otros deportistas, pero al ser una elección popular, no sólo estaba en la decisión lo deportivo; la gente votó por quien ellos quieren que los representen", respondió Isi tras las críticas de los perdedores. 10 días más tarde, la penquista batió la plusmarca chilena en 100 y 200 metros.
La Isidora modelo, participando en una sesión para Womens Healt.
La Isidora rostro, protagonista de un spot publicitario.
La Isidora política, en un acto propagandístico junto a Sebastián Piñera.