Las mujeres luchan por su espacio en la revolución del rugby chileno
El boom de la disciplina en el país ha provocado grandes planes para una rama que había sido olvidada en el último tiempo. Directivos, clubes y asociaciones trabajan para potenciar y mejorar las herramientas para que el género femenino se interese cada vez más por este deporte.
En un 2022 en que el rugby nacional ha vivido momentos históricos para su desarrollo y masificación en el país, un área aún no logra explotar. De hecho, recién trata de dar sus primeros pasos y vive un proceso de renacimiento tras años de nula actividad. Se trata del rugby femenino, una categoría olvidada, pero que según los expertos tiene un potencial gigante. Hoy, tanto la Federación de Chile como la Asociación Nacional y algunos clubes privados tratan de allanar ese camino.
Ser rugbista en Chile no es fácil para una mujer. La competencia es prácticamente nula, no existen grandes apoyos y pese a que hay una selección de seven, nunca se ha jugado un partido de XV a nivel internacional. Cambiar esa realidad constituye una necesidad.
“El rugby femenino es el área que tiene mayor potencial de crecimiento hoy día, porque a nivel de menores aún no está consolidado. Recién el año pasado hicimos el primer torneo de menores a nivel nacional y este año ya queremos introducirlo en todos los talleres y programas de rugby escolar que firmamos con la asociación chilena de municipalidades”, confiesa Cristián Rudloff, presidente de la Federación Deportiva Nacional de Rugby.
Las jóvenes que desean practicar el rugby se han tenido que adaptar a esa realidad. Es el caso de Francisca Fuentes quien, con 15 años, es la rugbista de mayor edad del Stade Français. La wing comenzó a practicar el deporte en 2018 gracias a la Fundación Try, Rugby y Vida que realizó un taller en su colegio, el Estrella de Chile, de Pudahuel. Tras dos años ahí, los profesores del programa le recomendaron que probara suerte en el recinto de avenida Sánchez Fontecilla, donde es la única mujer en la categoría M16 por lo que entrena con la rama masculina.
“Me he sentido un poco perdida con el tema de encontrar un equipo femenino al que pueda pertenecer, pero nunca me he sentido diferenciada acá, siempre me hicieron parte del equipo. Por eso mi sueño es que el Stade pueda volver a tener un equipo femenino, para que así yo no tenga que irme y pueda seguir jugando en este club que me ha acogido tan bien. A veces me da lata, porque me gustaría que más niñas se atrevieran y le dieran más importancia al rugby femenino para poder formar realmente equipos de mujeres”, comenta Fuentes.
En ese camino, Fernando Manieu ha tenido un rol clave. El head coach de las categorías de menores del Stade Français ha buscado con ímpetu mejorar la posición de las mujeres en el club de Las Condes y tiene como gran anhelo volver a instalar una rama que en el pasado era destacada a nivel nacional. “Como club, nos alineamos para tener entrenadoras en todas las categorías en que hay niñas, que son la M6 donde entrenan nueve; la M8, en donde hay seis y en la M16, donde tenemos a Francisca, quien vendría siendo la única jugadora a nivel nacional que viene participando a nivel competitivo con los hombres. Lamentablemente no existe competencia dura y constante de las mujeres a nivel de menores”, comenta el profesional.
Manieu también apoya el comentario de Cristián Rudloff sobre la nula competencia femenina de menores e incluso va más allá. “Hoy en día no existen clubes formadores de niñas a temprana edad y eso es lo que queremos lograr. Existen jugadoras jóvenes, de 14 y 15 años, que directamente comienzan su proceso de entrenamiento, pero no es a lo que queremos apuntar. Queremos que, al igual que los hombres, desde chicas tengan un proceso completo, entrenando a la par con su mismo género. Ese es uno de los motivos para volver a abrir la rama femenina en 2023″, añade.
Si la idea prospera, podría permitirle a Francisca Fuentes seguir durante un largo periodo en el Stade, un lugar que hizo su casa, pese a no poder haber compartido nunca con mujeres. Eso sí, la Asociación de Rugby de Santiago le permitió un primer acercamiento: “Lo más cerca que he estado de convivir con niñas fue a principios de este año, cuando me invitaron a jugar por ARUSA, en un concentrado en que salieron seleccionadas nacionales juveniles. Ahí me di cuenta de que hay muchas niñas que juegan rugby, pero es cosa de buscarlas”, lanza.
El rugby femenino a nivel adulto
La realidad a nivel adulto también tiene puntos de encuentro. Pese a que sí existe competencia y que incluso hay una selección, la que estuvo disputando uno de los torneos de Seven más prestigiosos que hay, aún existe mucho margen de mejora. Lo asume el presidente de la Federación Deportiva Nacional de Rugby, quien es enfático en dejar claro que la selección femenina es uno de sus grandes objetivos. Tras el crecimiento de la selección masculina, tanto en Seven como en XV, ahora es el momento de las mujeres. “Hablando desde el área de alta competencia estamos trabajando con el programa femenino a nivel nacional y en selecciones regionales, gracias a los cuatro centros zonales que tenemos. Por primera vez en la historia, el seleccionado femenino participó del Challenger Series y estamos muy contentos porque los resultados, que si bien no nos dejaron entre los ocho, fueron bien positivos. Nos permitió darnos cuenta de que tenemos que hacer un trabajo mayor en lo físico”, comenta sobre el torneo que se disputó en agosto en Santa Laura.
En el proceso nada es fácil. La expansión y trabajo de la selección femenina de seven requiere dinero, infraestructura y competencia, elementos que todavía no han podido concretarse. “Nuestra mayor dificultad ha sido juntar a las jugadoras, porque en los últimos dos años tuvimos seleccionadas de Arica a Punta Arenas representando al país. Obviamente, eso nos enorgullece, porque somos de los pocos equipos deportivos que tiene representantes a lo largo de todo Chile, pero al mismo tiempo nos genera una dificultad muy grande en torno al costo de preparación de las seleccionadas, porque los traslados son caros, las movilizaciones son caras. Este año recibimos mucho dinero, pero los montos siempre van a faltar”, comenta Rudloff.
La competencia actual del rugby femenino la componen los torneos y selecciones regionales. ARUSA es una de las asociaciones más grandes. “Tenemos dos torneos anuales, en que hay tres equipos que compiten bajo el formato seven. Se trata de Chunchas, Lions y Munay, los que nos ha permitido posicionarnos bien a nivel nacional porque en el último Torneo Nacional de Asociaciones quedamos en el tercer lugar, lo que no pasaba hace mucho. Estamos en vías de pasar al XV también, ya que el número de jugadoras ha aumentado bastante”, apunta Jacqueline Vergara, directora de ARUSA a cargo del rugby femenino metropolitano
Rudloff asume el desafío y plantea objetivos ambiciosos. “Estamos trabajando para que en 2023 tengamos el primer partido internacional de XV, además de introducir un torneo nacional con los seleccionados regionales a nivel de XV, lo que nos permitirá tener una identificación mayor de las jugadoras”, adelanta.
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