Las playas de su natal Arica forjaron sus ganas de conquistar las marejadas más complicadas del mundo. Medirse ante los mejores surfistas del planeta fue, desde pequeño, su idea. Guillermo Satt lleva años desafiando al mar, viajando por todas partes en busca de la ola perfecta y compitiendo en los mayores circuitos.

A fines de 2017, este joven de pelo rizado y llamativo color se ganó la beca del Comité Olímpico de Chile para que luche por su clasificación a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, donde su disciplina aparecerá por primera vez. El camino, que inició en 2018, no es fácil. Sin embargo, la experiencia que le da haber comenzado a entrenar desde los nueve años, con sacrificios como dejar el colegio a los 14, lo dejan en buen pie hacia ese objetivo.

Salirse de la educación convencional no fue una decisión antojadiza. El segundo lugar, inédito para su edad, que obtuvo ese año en un Open Latinoamericano, más el apoyo familiar, lo impulsaron definitivamente a buscar el presente que tiene. De ahí que su camino ha sido exitoso. Ganó una fecha del Circuito Mundial, en Arica, a los 18. Fue quinto del orbe en el Mundial en Panamá y segundo en los Panamericanos específicos. El pentacampeón nacional tiene méritos de sobra.

Japón, Indonesia, Filipinas, Estados Unidos, España, Namibia y un breve descanso de las olas para hacer snowboard estuvieron en su calendario 2018. También el ISA World Surfing Games, el mundial que se realizó en Japón, representando a Chile, fueron parte del recorrido de Satt, el héroe de las olas.