Las olvidadas sepulturas de los ‘otros héroes’ del Mundial de 1962
En el Cementerio General, a algunos metros del Mausoleo de los jugadores que consiguieron el tercer lugar planetario, descansan los restos de Juan Pinto Durán y Carlos Dittborn.
En el Cementerio General hay más de 2 millones de personas enterradas. Miles de ellos, figuras importantes para el país. En el caso del fútbol, uno de los lugares relevantes es el Mausoleo de los seleccionados del Mundial de 1962. Ahí descansan los restos de los jugadores de la Roja que fueron terceros en el certamen planetario. En el recinto de Recoleta, además, también están otros actores relevantes de la cita llevada a cabo en el país hace 62 años, pero que se encuentran prácticamente en el anonimato.
En otro sector de la necrópolis, con algunos metros de distancia, está Juan Luis Pinto Durán. Un detalle que en Ghost Tour, una agencia de turismo que realiza paseos por el lugar, no pasaron por alto. Se dieron cuenta del apellido de “JPD” en una tumba y lo decidieron incluir en su recorrido. El nicho de Pinto está en el Muro Histórico frente al Patio 45, en la intersección de San José con Arriaran.
Se trata de uno de los dirigentes más relevantes de la historia del balompié criollo. No es para menos. En 1956, junto a Carlos Dittborn llegaron a Lisboa en representación de Chile para exponer sus argumentos de cara a la candidatura del país para albergar el Mundial de 1962. Es una historia conocida y que por décadas ha estado rodeada de cientos de mitos. En resumidas cuentas, la ponencia fue fructífera. Seis años más tarde, Arica, Santiago, Viña del Mar y Rancagua recibieron el certamen global. Sin embargo, ninguno de los dos mencionados logró presenciar la épica de la Roja dirigida por Fernando Riera.
Los dos directivos fueron hombres claves en el fútbol nacional en la década de los 50. Pinto era abogado de profesión y dirigente de Universidad de Chile. Nacido en La Serena (en 1913) y también trabajador del Banco Central, junto a Dittborn, Juan Goñi y Ernesto Alvear fueron los miembros de la comitiva que trabajó desde 1954 para lograr traer la Copa del Mundo y que fue a al FIFA, volviendo con 32 votos, contra 10 de Argentina, más 14 abstenciones, y la noticia de que el torneo de los mejores llegaba a la nación. En el caso de Pinto Durán, su entusiasmo por la organización del certamen y todo lo que pensaba hacer para su vida se vería interrumpido de golpe.
“No lo estamos llorando, ahora. Nuestros ojos están secos y no se advierte en nuestras mejillas la huella de las lágrimas. No, no queremos llorarlo. Juan Pinto Duran fue un compañero nuestro, un hermano de nuestros ideales, un soldado que estuvo con nosotros, codo a codo, en la barricada del deporte. No queremos llorarlo. Porque si él nos viera ahora, desearía otra cosa. Desearía que recogiéramos el arma que llevaba él al brazo, que ocupáramos su puesto de combate y continuáramos su obra. Con los ojos sin lágrimas, pero duros de decisión y de fe. Por eso no queremos llorarlo. Simplemente, seguiremos trabajando en su nombre”, escribió Renato González en la revista Estadio tras el deceso de Pinto.
El 2 de marzo de 1957, el directivo murió en un accidente automovilístico en la Ruta 5. Dos años después de su partida, Fernando Riera solicitó la construcción de un complejo deportivo donde la Selección pudiera entrenar. De esta forma, la Asociación Central del Fútbol, actual ANFP, adquirió un terreno en Macul y construyó la ‘Casa del Fútbol’, que fue inaugurada en 1961. En 1997, a 40 años del fallecimiento del abogado, el lugar fue rebautizado como ‘Complejo Deportivo Juan Pinto Durán’.
En la serie “62, Historia de un mundial”, el directivo de la U es interpretado por el actor Néstor Cantillana. En la ficción hay algunas diferencias con la realidad. Por ejemplo, que al momento de la inauguración del complejo, desde el comienzo lleva el nombre de Pinto Durán, un homenaje que en realidad tardó décadas en llegar.
Los acontecimientos para los organizadores fueron trágicos. A solo un mes del comienzo del Mundial, Carlos Dittborn falleció producto de una pancreatitis aguda. Quien fuera presidente de la ACF y de la Conmebol fue despedido en un multitudinario funeral y tampoco pudo presenciar el torneo. Entre los homenajes póstumos que recibió está una de las avenidas aledañas al Estadio Nacional y el nombre del estadio de Arica.
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