El gesto de Marcelo Bielsa aún saca aplausos. El ex seleccionador chileno le ordenó a sus pupilos del Leeds United que se dejaran pasar un gol después de haberle convertido en una controvertida situación al Aston Villa. El ejemplo de ética deportiva es uno más de las acciones que reflejan, por un lado, los valores del rosarino y, por otro, la carga retórica que suele darles a sus intervenciones. "No regalamos el gol, se lo devolvimos", declaró después, para explicar la acción que permitió que Albert Adomah anotara el 1-1. El Leeds ya estaba condenado a disputar la repesca para intentar volver a la Premier League, pero el acto de juego limpio trascendía a la aspiración meramente deportiva.

La devolución del gol, siguiendo los términos que emplea Bielsa, viene a añadirse a una lista de situaciones que han ido construyendo un personaje que trasciende al entrenador. Bielsa, por ejemplo, disipa los cuestionamientos que cayeron sobre él cuando un empleado de su club fue sorprendido espiando un entrenamiento del Derby County, uno sus rivales, y lo que recibe son elogios y más elogios.

También vuelven ponerse en el tapete las actuaciones que le han dado ese cariz especial que, virtualmente, lo santifica. Si el ejercicio de memoria es reciente, se recuerda que en el Leeds instaló una cama y una cocina en el campo de entrenamiento para no moverse del club y que sus colaboradores también siguen el ejemplo. O que, también estando en Inglaterra, recibió una invitación de un aficionado para cenar en su hogar y, aunque no la aceptó, le llamó para excusarse. O que en el mismo club, en plena pretemporada, obligó a sus pupilos a asear el campo de entrenamiento.

En el Athletic de Bilbao recuerdan otro acto de principios: cuando concurrió a autodenunciarse por haber agredido al jefe de las obras de remodelación  de los vestuarios del club. "Me autoinculpo por agredir al jefe de obra, pero las obras de Lezama son una estafa y un robo", declaró. Había agarrado del pecho al funcionario para sacarlo del camarín en cuestión.

Del Lille salió en una situación que mezcla controversia y principios. En noviembre de 2017, se autodespidió de la entidad. La fecha coincide con la grave enfermedad que padecía su amigo y excolaborador Luis María Bonini. Se dijo que viajaría a Chile, aunque la visita, si la hubo, no se conoció públicamente. El club lo suspendió de su cargo por abandono de trabajo, días después lo destituyó y Bielsa que reclamaba una indemnización de 18 millones de euros, terminó siendo condenado a pagarle 300 mil de la moneda comunitaria a su empleador  por "daños e intereses debido al carácter abusivo de su reclamo".

En Chile, su paso por la Selección dejó varias situaciones en el registro. Como haberle aportado US$ 500 mil dólares producto de las ganancias que obtuvo dictando charlas a la remodelación de Juan Pinto Durán o la definición de principios que expuso para explicar que no trabajaría con Jorge Segovia ni los dueños de las sociedades anónimas en la ANFP. La más controvertida: cuando le negó el saludo de mano al Presidente Sebastián Piñera en el marco de una visita de la Roja a La Moneda.

No todos le aplauden

Si bien los aplausos para Bielsa son mayoritarios, no son unánimes. El siempre polémico José Luis Chilavert demoró algunas horas en recordarle una situación que pudo haber resuelto de forma similar, pero no lo hizo. El 7 de octubre de 2001, por las Eliminatorias para el Mundial de Japón y Corea del año siguiente, Mauricio Pochettino anotó un gol con la mano, que, por cierto, Bielsa no pidió repetir. De ahí que el histórico meta guaraní se descargara en su contra a través de su cuenta en Twitter. "El Loco Bielsa da clase de Fair Play en Inglaterra y por qué permitió el gol de Pochettino con la mano contra Py (Paraguay) en Asunción con la selección argentina... La canción de Mercedes Sosa le cae bien: todo cambia, para figurar en el ambiente tan contaminado. Basta de mentiras en el fútbol", escribió, en su estilo siempre confrontacional, el exguardameta.

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En tanto, Gabriel Batistuta relativizó el acto de Bielsa en la competencia inglesa. "No fue una decisión histórica de Marcelo Bielsa. Simplemente, hizo lo que éticamente corresponde", expuso Batigol, en la misma red social que utilizó Chilavert. Eso sí, a diferencia del paraguayo, no recurrió a algún ejemplo específico ni escarbó en el pasado.

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