Las permanentes exigencias de Gustavo Quinteros quiebran su relación con Colo Colo y complican su continuidad en Macul
Después de la victoria sobre La Serena, el técnico albo volvió a pedir refuerzos, una tónica que ha caracterizado su gestión, pero que ya genera incomodidad en Blanco y Negro que, tras la partida de Pablo Solari, decidió dar por cerrado el plantel para esta temporada. Esa decisión tiene furioso al estratega, quien empieza a recibir críticas.
La relación entre Gustavo Quinteros y Colo Colo vuelve a tensionarse. La razón es la misma de siempre: el técnico vuelve a pedir refuerzos para el Cacique, más aún después de la salida de Pablo Solari, una de las piezas clave de su oncena ideal, cuyo fichaje en River Plate le reportará millonarios ingresos a los albos. Esta vez, el entrenador se encuentra con una respuesta radical: Blanco y Negro decidió que el plantel para esta temporada está cerrado. Por ende, consideró que el equipo popular cuenta con las alternativas suficientes para reemplazar al Pibe. De hecho, el fin de semana arribó Marco Rojas, el chileno-neozelandés que busca ratificar en el país los auspiciosos antecedentes que acumuló en el fútbol australiano. Antes lo había hecho el argentino Agustín Bouzat. Todos por petición del DT.
Quinteros está furioso. Una vez más, siente que las necesidades que planteó no han sido satisfechas. Ese es el origen del desencuentro. En la testera del club consideran que sí, salvo dos: el entrenador había pedido a un central brasileño y a Leandro Benegas. En ambos casos, las diferencias económicas hicieron inviables las operaciones (solo Benegas había implicado una inversión cercana a los US$ 2 millones), pero el entrenador se resiste a aceptarlo. “Habíamos quedado con la dirigencia de traer uno por línea. Los que teníamos en carpeta no pudieron venir, se fueron a otros clubes. No sé si por la parte económica, contractual, pero arreglaron en otros lados y no acá”, reclamó mientras el Cacique festejaba la victoria sobre La Serena y, a la postre, el último gol de Solari con la camiseta alba. “Tuvimos que buscar variantes para poder incorporar, para que nos puedan ayudar. Si hay una opción muy buena, buscaremos otro más”, amplió, dando cuenta de que tuvo que ampliar la mirada, ante la imposibilidad de fichar a sus prioridades.
Hay más. “Reemplazar a Solari ahora es imposible, ninguno tiene las mismas características de Pablo. Los que están no tienen las mismas características, las mismas fortalezas. La gente cree que se reemplaza un jugador sin problemas poniendo a otro, y no es así”, dijo, en un diálogo con el sitio En Cancha. “Zavala, Bolados y Oroz tienen otras características, ninguno es Pablo Solari. Tenemos que encontrar a alguien que cumpla otra función, tal vez tenemos que cambiar la idea, y ya no distraer de un sector para dejar (como lo hacíamos con) Pablo Solari mano a mano, que es lo que hicimos hasta el último partido que jugó”, añadió respecto de la nueva dificultad que tendrá que afrontar.
Desgaste
En Macul ya están habituados a que, cada cierto tiempo, Quinteros les exija algo. Sucedió el año pasado, cuando pidió insistentemente el arribo de un centrodelantero y llegó el venezolano Christian Santos, aunque la carencia solo vino a encontrar una solución definitiva con el fichaje de Juan Martín Lucero, pese a lo cual insistió en la necesidad de sumar un nombre más. Y volvió a pasar este año, cuando requirió el fichaje de Martín Rodríguez, pese a la amplia cantidad de extremos con los que contaba en el plantel.
Ya desde esa época desde el seno del directorio albo surgían voces de hastío. “No se aburre nunca de pedir. Y en Colo Colo hay un presupuesto del que no nos podemos salir”, establecía un integrante de la mesa a El Deportivo cuando Quinteros insistía en la contratación de Rodríguez. Lo que más irritaba es que, a juicio de los dirigentes, en el plantel había alternativas suficientes para la función. Tampoco es primera vez que el adiestrador mantiene relaciones conflictivas con sus empleadores: de Ecuador salió demandando a la federación y de la UC se fue acusando inseguridad por el estallido social y terminó firmando en el Xolos de Tijuana, de México. En los albos tampoco gustó mucho que su agente lo propusiera públicamente como opción para la banca de la Selección en plena disputa de la Copa Libertadores. Y hubo voces que criticaron su airada reacción ante Maximiliano Falcón, amonestado en el partido ante Deportes Temuco, por la Copa Chile.
De igual forma, los buenos resultados que ha obtenido el DT, quien llegó al club en octubre de 2020, cuando sobre Macul acechaba el fantasma del descenso, justifican la paciencia. El entrenador cuenta con el aval de los hinchas, que lo ovacionan cada vez que emerge por la manga que conduce al campo de juego, en retribución por haber evitado la pérdida de categoría y por haberlos reencantado con el estilo de juego de la oncena popular, y el respaldo que le ofrece un contrato que se renovará automáticamente si obtiene el título o el segundo puesto. Es decir, si garantiza el cupo en la fase de grupos en la próxima Copa Libertadores.
Borghi lo fustiga
Quinteros no solo suma críticas en Blanco y Negro. Claudio Borghi, técnico que obtuvo un tetracampeonato con los albos, lo fustigó directamente. “Si un entrenador solamente va a pedir, cualquiera puede dirigir. Si un entrenador no puede formar o no puede modificar lo que tiene, ya es un problema. No se puede pedir, pedir y pedir”, afirmó el Bichi en el programa Todos Somos Técnicos, de TNT Sports, en el que oficia como panelista.
“No digo que no trabaje y no quiero ser irrespetuoso, pero tengo que modificar a aquel jugador que no tengo”, planteó el campeón del mundo en México 86 respecto de la otra función que concibe para el entrenador de un primer equipo: adaptar a los futbolistas con los que cuenta en su plantel para las distintas funciones que requiera.
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