Universidad de Chile no quiere volver a pasarlo mal como en la última temporada, en la que estuvo a minutos del descenso. Ahora, los azules pretenden sacar lecciones de cada momento y la derrota frente a Colo Colo, en el Superclásico disputado en La Plata, dejó una certeza: al equipo que dirige Santiago Escobar le faltan piezas claves para terminar de conformar un plantel competitivo, que al menos disminuya drásticamente la posibilidad de volver a sufrir esos dolores de cabeza e, idealmente, que le permitan constituir la base para conformar un equipo competitivo, que vuelva a pelear por los primeros puestos.
El director deportivo laico, Luis Roggiero, trabaja en esa línea. Los análisis al actual plantel arrojan una certeza: aún carece de solidez defensiva y de equilibrio en el sector medio. En ese sentido, el personero y Escobar trabajan en la búsqueda de las tres piezas que necesitan los laicos para aspirar a ponerse al nivel de sus máximos competidores, Universidad Católica y los albos. Las necesidades están definidas: a la U le faltan un zaguero central, un volante defensivo y un mediocampista mixto para empezar a ilusionarse con un 2022 tranquilo y auspicioso. Los laicos ya sumaron al arquero Hernán Galíndez, el volante Felipe Seymour y los delanteros Jeisson Vargas y Ronnnie Fernández, pero van por más.
Un patrón defensivo
El ejecutivo ecuatoriano ya tiene nombres sobre la mesa, sobre los cuales pretende ir avanzando para concretar eventuales negociaciones. Para la zaga, por ejemplo, la mirada está puesta en Ignacio Tapia, uno de los pocos jugadores que se salvaron de la mediocridad en la campaña que dejó a Huachipato en la zona de descenso matemático, aunque el lío protagonizado por Melipilla, al que la U contribuyó con una denuncia a horas del crucial partido ante Cobresal, lo tiene preparándose para enfrentar a Copiapó por la liguilla de ascenso.
El penquista Tapia ha desarrollado su trayectoria íntegramente en el equipo de la usina. Con 22 años, el defensor, quien mide 1,90 metros, suma minutos desde 2016, aunque fue en los últimos dos años cuando explotó definitivamente y se transformó en pieza fundamental para el equipo de la usina. En 2020, participó en 32 partidos y marcó un gol. El año pasado, disputó 38 y repitió la producción goleadora. En ambos casos está considerada la participación siderúrgica a nivel internacional.
Despliegue y equilibrio en el mediocampo
El mediocampo es otra de las zonas que inquietan a la dupla encargada de tomar las decisiones deportivas relevantes en el club laico. La conclusión es que a la U le urgen un mediocampista que imponga presencia en la recuperación y otro que contribuya decisivamente en el inicio de la construcción del juego ofensivo. En esa línea, el club estudiantil trabaja, prioritariamente, en dos nombres específicos. Para el primer puesto interesa fuertemente el argentino Pedro Ojeda, quien milita en Rosario Central. Para la segunda plaza, la prioridad es Federico Lértora, pieza importante en Colón de Santa Fe.
En el primer caso, la negociación aparece compleja. Inicialmente, los Canallas solo accederían a una venta del volante, por lo que necesariamente habrá que revisar si el presupuesto laico alcanza para acometer la inversión. La primera propuesta que presentaron los azules fue rechazada y respondida con un contraoferta por el club rosarino. En Argentina aún esperan una nueva cifra. “No fue suficiente la oferta, el jugador se quedará aquí. Nosotros les pasamos el monto que más o menos podría interesarnos, pero no tuvimos respuesta”, declaró el vicepresidente del club rosarino, Ricardo Carloni, a la radio Agricultura para aterriza las gestiones.
Ojeda tiene 24 años, mide 1,80 metros y ha desarrollado su carrera íntegramente en Rosario Central. Ha disputado 60 partidos y solo ha marcado dos goles.
Lértora es un jugador consagrado. A los 31 años, suma 360 partidos como profesional. Ha vestido las camisetas de Ferro Carril Oeste, Godoy Cruz, Arsenal, Belgrano y de los sabaleros, aunque en el último año sumó apenas ocho encuentros. En su caso, la ventaja está en su condición de jugador libre, pues la dirigencia que encabeza José Vignatti aseguró que no tiene apuros en renovar el contrato del mediocampista, aún con el riesgo de que los azules se les adelantes y cierren un pacto con el jugador.