Las piruetas de Parraguez

Javier Parraguez - Club deportivo Huachipato -9

El corpulento delantero de Huachipato (28) revive en conversación con La Tercera su golazo de chilena ante Curicó en la última fecha del torneo, y reconstruye, paso a paso, las peripecias vividas en su larga vuelta al fútbol.



Todavía se habla del golazo de Javier Parraguez en Talcahuano. Sí, pasaron bastantes días desde su chilena a Curicó Unido, el festejo que le dio tres puntos y mucha vida a Huachipato se antoja difícil de olvidar. Y es que su pirueta en el área fue además el desahogo perfecto que necesitaba un equipo que llevaba casi cuatro partidos sin marcar.

El delantero recuerda con La Tercera su golazo en la misma área donde hace unos días se lució. "Fue una jugada rápida. La pelota quedó muy alta y estaba de espaldas al arco. Traté de hacer una semitijera o chilena y no sé lo que salió. Estábamos los once jugadores de cada equipo en el área. Si no le pegaba yo a la pelota, la sacaba Gabriel Vargas. Se han visto muchos goles de chilena, mejores y peores que el mío", comenta Parraguez, mirando su reloj de reojo, ya que minutos más tarde tiene clases de inglés. Bromea con que a fin de año su futuro estará en el fútbol europeo y por ello debe prepararse.

Parraguez reconoce que nunca había marcado un gol de esa factura, por lo menos, de manera oficial. "Solo en el barrio hice golazos de chilena, con los amigos. Me inicié en la población Roosevelt (Cerro Navia) donde empecé a jugar fútbol desde los seis años. Luego, disputé varios campeonatos de verano en Coinco, San Fernando. Ahí intentaba hacer locuras, pero a nivel profesional nunca concreté un gol así. Obviamente acá los tiempos son distintos y todo es más rápido, aunque nunca me había quedado una pelota así para embocar", comenta. Y agrega: "No sé si fue el mejor gol de mi carrera, siempre me planteo que el mejor es el que vendrá. Estoy pensando todos los fines de semana en marcar. La gente en Puerto Montt me recuerda mucho porque me tocó hacer los goles del ascenso. El contexto depende mucho para que un gol sea inolvidable".

Son días felices para él, muy distinto a lo que le tocó vivir hace un año. Ahí todo era oscuro. En el Torneo de Transición no fue inscrito por Huachipato. Una lesión más que rebelde y gran porcentaje de porfía, también, lo dejaron fuera de la cancha. Las ganas le jugaron una mala pasada. "En 2015, en Puerto Montt, tuve siempre una molestia en la rodilla. Entrenábamos todos los días en pasto sintético y los fines de semana igual jugaba en la misma superficie. Me dolía y molestaba la rodilla, pero no dejé de entrenar ni jugar. Así llegué a Huachipato y seguí jugando, pero luego pasé a Santiago Wanderers y sabía que tenía los meniscos rotos", recuerda el delantero. Su primer paso por Talcahuano fue breve, aunque lo saldó con un par de goles. En Valparaíso, hasta su lesión, se estaba destapando. "Estaba jugando en Wanderers, pero en un momento sentía demasiado dolor y decidimos operar. Salió todo bien y me recuperé súper rápido, tanto que ese fue uno de los errores que cometí, ya que 26 días después de la operación ya estaba de regreso en cancha. Me dejé llevar, porque más encima en el primer partido que vuelvo a jugar, tras haber sido operado, le ganamos 3-0 a Universidad Católica e hice dos goles. Sentía que ya estaba bien y todos me decían lo mismo, pero la rodilla me seguía molestando. No tuve una buena recuperación. Me apuré", asume Parraguez.

Ahí vino el sufrimiento y esa soledad que a veces tiene el fútbol. Parraguez pasó del cielo al infierno. En Wanderers era una figura querida por los hinchas, pero su préstamo finalizó y retornó a Huachipato. "Cuando llegué seguí con molestias en la rodilla. Hablé con el área médica y tenía algo serio, ya que se me había gastado el cartílago de la rodilla. Me operaron nuevamente y ya eran dos intervenciones en menos de un año. Por eso la recuperación costó un par de meses más", agrega el goleador, a quien apodan "Búfalo". Javier Parraguez lo pasó mal en ese proceso, donde estuvo largo tiempo inactivo y subió bastantes kilos. Una imagen clásica de los entrenamientos de Huachipato era verlo a él muy alejado de sus compañeros, elongando o realizando ejercicios de recuperación. Su día giraba en torno a él, una colchoneta y el kinesiólogo. De vez en cuando alguien pasaba y lo saludaba. "Es nefasto salir adelante cuando quedan cinco o seis meses de recuperación. Ves que todos llegan a una hora y uno está ahí desde más temprano, para luego mirar como todos se van y sigues ahí recuperándote, yendo al kinesiólogo o a haciéndote exámenes. Son una infinidad de cosas a las que recién les tomas el peso cuando te ocurren. Las lesiones a veces son un mal necesario para sentar cabeza", reconoce algo cabizbajo.

Y fue literalmente un cambio brusco. El mismo que "Parragol" vivió en 2015, un año inolvidable en su carrera. Su currículum es amplio y cuenta con pasos por clubes como Linares y Talagante, equipos de categorías muy menores. En esa temporada fue campeón con Puerto Montt en Segunda División, marcando goles históricos. Sus características como delantero de buen juego aéreo y potente, llamaron la atención de Huachipato y hasta de Jorge Sampaoli, hasta ese momento entrenador de la Selección. "Se suponía que el cambio sería drástico, pero pasé de Puerto Montt en Segunda a jugar Copa Sudamericana por Huachipato ante Olimpia en Paraguay. Y no me costó nada. Todos valoraban eso en el medio", cuenta el delantero. Y agrega, a propósito de la Roja y su sueño frustrado: "Sampaoli iba a armar una nómina del medio local para un amistoso a inicios del otro año. Todos decían que me estaban mirando, que iban a convocarme y también lo supe. Pero la nómina iba a salir un par de días después de que Sampaoli se fue de Chile, así que nunca pasó nada. Habría sido perfecto. Cualquiera se hubiese ilusionado, pero todo pasa por algo".

Hoy Parraguez vive un buen presente y quiere cerrarlo en grande. "Pretendo que este año sea el mejor de mi carrera. La idea es terminar el campeonato instalando a Huachipato en un torneo internacional. Es la meta que tenemos para cerrar el torneo. Quiero que este sea el despegue para aspirar a cosas mejores", sentencia, dejando atrás las tinieblas y enfocándose en un futuro lleno de goles.

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