Gary Medel está sorprendido. Este lunes, el Pitbull visitó la concentración de Colo Colo, que está en Río de Janeiro para enfrentarse a Fluminense. En el hotel, compartió con varias de las figuras albas con las que había fraguado una relación en la Roja. Uno de ellos, Arturo Vidal, está en su misma situación: tampoco fue considerado por Ricardo Gareca en su primera lista al mando de la Selección. Con esa nómina, la Roja venció a Albania y cayó frente a Francia aunque, más allá de los resultados, la conclusión es que el nivel de juego del combinado nacional se elevó. El optimismo, aunque controlado, revive con una estación intermedia a la vista, la Copa América, y con el real objetivo un poco más distante: escalar posiciones en la tabla de las Eliminatorias.
El Pitbull aún siente extrañeza, aunque se sigue considerando parte de un grupo que ha integrado por tanto tiempo y en el que contribuyó decisivamente. “Estaba sorprendido, hace 17 años que estoy yendo a la Selección pero son decisiones del cuerpo técnico y hay que respetar. Hay que trabajar para un nuevo llamado o una nueva convocatoria. Yo voy a estar disponible para todo”, establece en el marco de su visita a los jugadores del Cacique. Descartó, de paso, haber tenido algún inconveniente con Gareca o con alguien de su equipo de trabajo.
Un criterio técnico
Públicamente, Gareca fue enfático respecto de la ausencia de Medel. “Que no esté convocado, no significa que no pueda estar en el futuro. Estos son los considerados para esta lista nada más. Gary se mantiene. No le he asegurado nada a nadie. Esta es la nómina para estos dos partidos”, aclaró. “Yo entiendo que puede haber conjeturas por analizar. El análisis nuestro es simple, queremos ver otras opciones en este momento. Tiene más de 100 partidos internacionales. Yo sé que cuento con ellos”, insistió al momento de comunicar a los convocados. Por contrapartida, por ejemplo, apostó por el retorno de Eduardo Vargas.
Con el zaguero de Vasco da Gama se había comunicado para sondear sus intenciones respecto del nuevo proceso y, efectivamente, encontró su disposición para ser parte del ciclo, al menos hasta sentirse en una forma que le permitiera rendir en un nivel cercan a sus mejores días.
Dos frases de Gareca sirven, en todo caso, para entender la lógica de la determinación. Que no le haya asegurado nada implica mantenerse apegado a un principio que ya utilizó en Perú, donde tuvo que realizar una transición similar y prescindió de figuras como Jefferson Farfán.
Desde la Roja, sin embargo, aseguran que a Gareca no le intimidan este tipo de mensajes por la prensa. El argentino toma decisiones según lo que estima mejor para la Selección. “No se casa con nadie. Puede ser que más adelante lo llame, pero hoy no está en sus planes”, advierten desde Juan Pinto Durán. Además, adelantan que el Tigre nunca da explicaciones a nadie sobre sus nominaciones. Así también lo dejó en claro el Pitbull: “Uno entrena para que te llamen a la Selección. Si eso pasa iré feliz y si no apoyaré a mis compañeros. Se respeta la decisión de Ricardo Gareca. No tiene que explicarme nada”, dijo el defensor.
La decisión de Gareca va por otro lado. Que quiera ver otras opciones, al margen de que efectivamente sea una prerrogativa de su puesto, da otra señal considerable. Históricamente, Medel ha actuado como central en la Roja. Los 1,71 metros que mide en pocas oportunidades fueron una desventaja a la hora de enfrentarse a rivales más espigados. La velocidad de sus acciones y una destacable capacidad de salto, sumados a su oficio y bravura, le permitían salir airosos de la mayoría de los duelos.
Sin embargo, el entrenador prefiere defensores centrales más altos. De la lista que jugó en Europa, el único central que mide menos de 1,80 metros es Paulo Díaz. Eso sí, el zaguero es siete centímetros más alto que Medel y es la principal figura de la zaga de River Plate. La última razón es más que suficiente para Gareca a la hora de citarle. El resto supera la ‘norma’: Guillermo Maripán mide 1,93 metros; Igor Lichnovsky alcanza los 1,86 metros y Thomas Galdames registra 1,82 metros de estatura.
Hay una salvedad: la búsqueda en el mismo sentido había comenzado en la época en que Reinaldo Rueda estaba en la banca de la Selección. Ahí, por ejemplo, Maripán empezó a tomar notoriedad y Francisco Sierralta (1,90 metros) también emergió como opción. Medel fue acomodado en algunos partidos como mediocampista defensivo, un puesto en el que destacó, por ejemplo, en el Inter de Milán y en el Besiktas. Con el tiempo, recuperó su sitial tradicional.
Recomposición de liderazgos
Hay otro factor al que Gareca no alude públicamente, pero que internamente cobra un valor relevante: la recomposición de los liderazgos en el vestuario de la Roja. El Tigre es amigo de los vestuarios armónicos, alineados detrás de un objetivo común y con referentes que se cuadren dentro de esa lógica. Tal como en Perú y en el resto de los equipos que ha dirigido, si bien admite y respeta la existencia de líderes, en la Roja busca mantenerles a raya.
En el mismo sentido, por ejemplo, en la Roja confidencian que la reaparición de Claudio Bravo fue bastante mesurada en términos de su relación con el cuerpo técnico y sus compañeros, una señal que fue bien percibida internamente. El portero del Betis, de hecho, volvió a portar la jineta de capitán que ha llevado mientras ha estado en el combinado nacional. Cuando no participó, por diferencias con el cuerpo técnico de Rueda, el encargado de portarla fue Medel, un estilo de liderazgo distinto, en ese entonces estrechamente ligado al de Arturo Vidal, quien estaba distanciado del golero por los comentarios de su círculo más íntimo respecto de sus actos de indisciplina en el fallido intento por clasificarse al Mundial de Rusia, al que Gareca fue con Perú. Alexis Sánchez, en tanto, es más próximo al golero.
Medel, por cierto, fue uno de los principales defensores de la gestión de Eduardo Berizzo a nivel público.