Las razones que explican la peor cosecha de medallas de Cuba en 52 años

La reacción en Cuba a la medalla de plata de Yasmani Acosta
El oro de Mijaín López y la plata de Yasmani Acosta, dos luchadores nacidos en Cuba. FOTO: REUTERS.

Los caribeños solo sumaron 9 preseas en París 2024, pobre cosecha que se compara en el tiempo con las 8 de Múnich 1972. Falta de adaptación a los tiempos del gobierno, el bloqueo económico y la deserción de atletas explican la crisis.



Atrás quedaron los días en que Cuba era el gran animador de los Juegos Olímpicos. Cuando los atletas caribeños atestaban los podios en la mayoría disciplinas, tanto personales como también en los deportes colectivos.

Tras el final de París 2024, la nación isleña terminó con un opaco registro que la deja al margen de otras temporadas. En las competiciones galas, el equipo centroamericano solo pudo sumar 9 preseas y solo dos de ellas fueron de oro.

Así, culminó su peor actuación desde Múnich 1972, cuando terminó con solo ocho medallas, aunque tres de esos reconocimientos fueron en el primer puesto de una competición. Para conseguir menos se debe ir un poco más atrás, cuando en México 1968 los cubanos solo se conformaron con cuatro platas.

Encima, los juegos galos contaron con otra variable que hizo aún más ignominiosa la pobre cosecha de los caribeños. Jornadas que se animaron a la sombra de los cubanos que compitieron con otras banderas.

Pobres resultados que llevan a preguntarse si este fracaso de los atletas de la otrora potencial mundial o, simplemente, se refiere a un problema de fondo en las políticas deportivas del gobierno local.

Quizás, el único gran logro de la nación fue el récord del luchador grecorromano Mijaín López, quien venció al chileno Yasmani Acosta en la final de los 130 kg. El atleta pasó a la historia como el único deportista en conseguir oro en cinco Juegos Olímpicos consecutivos en la misma disciplina.

Al margen de ese hecho aislado, lo que queda es solo es “una profunda insatisfacción”, tal como lo calificaron el domingo en la propia delegación nacional caribeña.

Cuba sumó solo dos oros, además de una plata y seis bronces. Magros resultados que los dejaron fuera de los 20 primeros puestos del medallero, el principal objetivo que se trazó el gobierno antes del inicio de la cita parisina. Pese a ello, el país quedó segundo entre los países latinoamericanos, solo superado por Brasil.

La versión de París 2024 fue la primera vez desde México 1968 (sin contar Los Ángeles 1984 y Seúl 1988, cuando los isleños no participaron) que el país no pudo entrar entre los primeros 20 países.

Una crisis que, además, deja al descubierto una crisis política y gubernamental. Una nación donde el deporte, tanto su acceso universal como la preparación del talento para las grandes competencias, ha sido una de las grandes insignias del régimen desde el triunfo de la revolución, en 1959.

Un modelo gastado

Francys Romero, periodista deportivo cubano, confirma que el fracaso en la Ciudad Luz se explica por un problema más profundo. No necesariamente económico, sino que un sistema que no se adapta a la realidad de lo que ocurre hoy en el planeta.

“Los programas deportivos cubanos están desactualizados del mundo. Existe muchas trabas de parte del gobierno para que, por ejemplo, un atleta se una a un club en el extranjero, como sucede con normalidad en otros países”, dijo el profesional a la agencia EFE.

Asimismo, el comunicador agregó que “el talento y la calidad del atleta cubano es indiscutible. Sin embargo, si sigue en la situación actual, el deporte de la isla seguirá en retroceso hasta llegar al nivel que tenía en los sesenta”.

En la contraparte, el periodista de la televisión estatal cubana Alejandro Rodríguez no coincide con los diagnósticos pesimistas. Incluso, advierte que su nación se le escaparon hasta tres medallas consideradas seguras.

Una es la del caso del boxeador bicampeón olímpico Julio César La Cruz, eliminado en su primer combate contra el cubano-azerbayano Loren Berto Alfonso, quien finalmente ganó la plata

“Yo creo que se deben buscar nuevas formas de financiamiento, que no sea exclusivamente el Estado. Tienen que existir otros patrocinios. El modelo deportivo debe adaptarse a los nuevos tiempos”, advierte Rodríguez.

Pese a los malos resultados, el gobierno caribeño anunció un incremento del 27 % en los fondos presupuestarios del Instituto Nacional de Deporte, Educación Física y Recreación (Inder) para encarar los Juegos Olímpicos.

La diáspora caribeña

Pero no solo la organización local está en crisis. La gran cantidad de atletas cubanos que compiten con otras banderas es otro de los argumentos que conspiran para este nuevo fracaso.

En muchos casos, atletas que abandonaron su delegación en alguna competencia en el extranjero, que ahora destacan en los Juegos Olímpicos. En París 2024, ocho de estos atletas consiguieron subirse al podio, una menos que las preseas de su nación de origen.

La imagen más singular de esta nueva tendencia fue el podio del salto triple masculino. Los ganadores del oro, plata y bronce fueron todos cubanos nacionalizados: Jordan Díaz por España, Pedro Pichardo en Portugal y Andy Díaz en Italia, respectivamente.

Entre los 21 atletas insulares que participaron en representación de otras naciones hubo una medalla de oro, cuatro de plata y tres de bronce. Incluido el caso de Wilfredo León, quien fue primero con la selección polaca de vóleibol masculino.

Sin ir tan lejos, está el caso de Yasmani Acosta. Hace nueve años, el luchador tomó la decisión de dejar Cuba para quedarse en Chile, quien incluso debió esconderse en un motel tras decidir su deserción.

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