Ya oscureció en Santiago, son cerca de las nueve de la noche y los balones están empezando a dar botes en el gimnasio Irene Velásquez. En la cancha, el plantel de Puente Alto comienza a escuchar las órdenes de Pablo Ares, su entrenador. Se preparan para jugar el fin de semana por la Liga Nacional de Básquetbol. Es un equipo equilibrado, que recibió la llegada de uno de sus tres extranjeros que pisa por primera vez suelo nacional. El camerunés Gastón Essengue, de 35 años, es el pívot de los capitalinos. Sus 2,03 metros de altura se lo demandan y su experimentada carrera le da las aptitudes para jugar en la zona donde más fuerza se necesita. Pero lejos de la rudeza que emplea en el parquet, Gastón se muestra agradable y cordial. Su historia es la de un deportista que sueña con retribuir todo lo que ha recibido. Pero en este caso, sí lo hace. La Essenguemanía (su nombre en redes sociales) desatada en el sur de la capital.
Pese a las diferencias con su natal Camerún, a Gastón no le ha costado adaptarse a Chile. Nueve años jugando en la Liga Nacional de Argentina lo hicieron conocedor de una cultura que reconoce como latinoamericana. Se fue de su país a los 17 años rumbo a Estados Unidos, donde llegó gracias al básquetbol. Pudo estudiar gratis y jugar a nivel universitario. En 2007 estuvo cerca de llegar a la NBA, pero no pasó las pruebas en el draft. Una lesión en la muñeca lo privó del sueño. Turquía, Francia y Malasia llegaron después, hasta que encontró su lugar en el mundo al otro lado de la cordillera. De hecho, cuando pronuncia, por ejemplo, zapatilla, se le sale el acento transandino.
Antes de llegar a Puente Alto sabía poco de Chile. Tenía una noción de la selección de fútbol y de Alexis Sánchez. "Es lo que se ve afuera. Como en Camerún, que tenemos a Samuel Eto'o", dice en relación al ex delantero del Barcelona, de España. "Ahora estoy acá y me gusta mucho", agrega en perfecto español. Los años viviendo en Argentina le ayudaron a esto. Incluso, cuando Pablo Ares da una instrucción en el entrenamiento y ve que los otros extranjeros, Aaron Cosby y Rakim Brown, no entienden, él les explica los movimientos que deben hacer.
Pero Essengue no está en el país solo para jugar. Es más que eso. A él le interesa la vida más allá del básquetbol. "No estoy solamente para sacar la plata. Me gusta estar dentro de la cultura, saber de todo. Le pregunto a mis compañeros, miro las noticias para poder hablar de todo. Si me preguntan en casa qué es Chile, les puedo contar", explica orgulloso.
La gracia del camerunés sigue creciendo fuera de la cancha si se ven los pergaminos extradeportivos que tiene. Se graduó, en Estados Unidos, de sociólogo y de administrador deportivo. Inspirado en su propia historia escribió un libro para motivar a otros africanos a convertirse en atletas. Así es como nace "Dream in Motion, Developing Basketball in Africa (Sueño en movimiento, desarrollando el básquetbol en África)". "Yo viajo y veo el modelo afuera. ¿Por qué en África no podemos tener algo para que los jóvenes tengan un trabajo? El deporte puede dar una salida. Sé de una buena cantidad que se dedican al deporte y los saca de la calle, de lo negativo que hay afuera", explica Essengue.
El pívot también está a cargo de una fundación que trabaja en Camerún y que emplea lo escrito en su libro. "Run forever (Correr para siempre)" es su nombre. Sabe de las carencias que hay en su país y, por lo mismo, se encarga de dar una mano a sus orígenes.
"Siempre pienso en lo que la vida me dio. Salir de mi país, estudiar sin pagar. Mucha gente me ayudó. Ahora estoy en un nivel de la sociedad donde siento que necesito ayudar, pero no solo financieramente sino también con lo que aprendí. Como en todas partes, en Camerún tenemos una parte pobre. Hay muchos chicos sin oportunidades y mi fundación es para ayudar a ese grupo", comenta.
Aunque no está en sus planes volver a radicarse en Camerún, sí mantiene un fuerte vínculo más allá de sus buenas acciones. Su madre sigue viviendo ahí, también la mayor de sus dos hijas. Su mejor amigo es camerunés. Pese a que fue seleccionado de su país por 16 años, de ellos nueve como capitán, nunca volvió por más de un mes desde que se mudó a Estados Unidos. Un trotamundos que llegó al último rincón del planeta guiado por la naranja.
Por su experiencia, pese al poco tiempo en Chile, ya puede hacer un diagnóstico de la realidad del básquetbol nacional. "No sé cómo habrá sido antes, pero la liga es competitiva. Todas las noches sales a la cancha a jugar fuerte para ganar. Hablo con mucha gente y dicen que está en crecimiento", concluye Gastón, el afable y consciente, embajador camerunés.