Mario Mandzukic (32) se ha consolidado en Rusia. Mientras el mundo se deslumbra con las actuaciones de Luka Modric, la gran figura croata, detrás suyo emerge el atacante para amenazar, incluso, un registro histórico: con la asistencia a Kramaric, el delantero de la Juventus ha estado involucrado en cuatro de los diez goles que ha anotado Croacia. Le marcó uno a Dinamarca, en octavos de final. Los otros tres ayudó a construirlos. Davor Suker, en Francia 1998, estuvo presente en seis. Esa vez, la selección de la camiseta cuadriculada también llegó a las semifinales.

Súper Mario festeja en la cancha como su pueblo lo hace, a cuenta suya. Sus coterráneos en Slavonski Brod pudieron beber cerveza líbremente durante el partido por los cuartos de final frente a Rusia para aplacar el nerviosismo. La plaza del pequeño pueblo de 63 mil habitantes se convirtió en una barra abierta. A Mandzukic poco le importó pagar 3.377 euros con tal de ver a su gente feliz. Anualmente, recibe cinco millones de la moneda comunitaria sólo como salario.

El gesto no es más que otra prueba de la especial personalidad del delantero que tuvo que reinventarse para conservar el puesto en la ofensiva de la Vecchia Signora. La llegada de Gonzalo Higuaín lo llevó a abandonar el centro del ataque, donde se formó en el Dinamo Zagreb. Ahí coincidió con el chileno Pedro Morales. "Era un chico trabajador, un poco desordenado en cierta forma. Entrenaba súper bien, con una buena actitud en los entrenamientos. Discutíamos un poco por su forma de ser, pero en la cancha nos llevábamos bien y nos asociábamos. Destacó por sobre el nivel de los delanteros que llegaban. Lo vendieron rápido por lo mismo, porque era un jugador distinto", recuerda el volante de Universidad de Concepción.

La frialdad que lo caracterizaba fuera del campo la llevaba a la cancha a la hora de definir. Su talento y efectividad no tardó en generar interés en el Viejo Continente. El Wolfsburgo, de la Bundesliga alemana, fue la puerta de entrada a las grandes esferas. En el equipo de la Wolkswagen marcó 20 goles en 60 encuentros. Dos años después estaba en el Bayern Múnich, con el que lo ganó todo: dos veces la Bundesliga, otras dos la Copa de Alemania y la Champions League, en 2013. También celebró la Supercopa de Europa y el Mundial de Clubes.

El Atlético de Madrid fue el siguiente club que lo recibió. Marcó 20 goles en 43 partidos y festejó la Supercopa, con gol personal decisivo, ante el Madrid. En 2015 fue transferido a la Juventus. Decían que llegaba a sepultar su carrera, pero terminó transformándose en una pieza clave para el equipo turinés, el dueño de Italia. Con Mandzukic en la cancha, la Vecchia Signora ganó dos títulos de la Serie A y dos veces la Copa Italia sucesivamente. En la última temporada sumó el tercero. Llegó a la final de la Champions el año pasado y, aunque la perdió, dejó un destello de clase: un golazo de chilena.

Súper Mario, a los 32 años, despliega su mejor juego. "Ha mejorado hartas cosas. Antes era centrodelantero y, a veces, extremo por la izquierda. En la Juve varió porque tenía a Higuaín y se fue a la banda. Llega al gol y asiste. Abarca varias zonas de la delantera. Domina los dos perfiles y tiene buen juego aéreo ofensivo y defensivo. Realiza un recorrido importante por las bandas. Se recoge, presiona a los centrales. Ha destacado, porque ha evolucionado", concluye su exsocio Morales.