Universidad Católica cae frente a Sao Paulo. El primer tiempo de los cruzados es de espanto. Los brasileños vuelven al vestuario en ventaja de 0-3 y en San Carlos de Apoquindo se instala el temor de que en la segunda parte el desenlace pueda resultar aún más catastrófico. Hasta ese momento, el equipo de Ariel Holan no daba pie con bola y hasta Mauricio Isla, el refuerzo estrella que contrataron los estudiantiles para la segunda parte del año cometía un error de principiante que favoreció uno de los goles del equipo paulista. Algo mejoró el panorama en la segunda fracción. O, al menos, hizo que la caída fuera un poco más decorosa. Un epílogo que evocó la época más ochentera de la Copa Libertadores alcanzó para recortar distancias, pero no bastó.
“Me voy con muchas cosas para corregir; seremos un equipo competitivo, pero falta tiempo. Necesitamos un tiempo para eso, no en el plano local donde tenemos un gran plantel. Pero trabajaremos mucho para nivelarnos con estos planteles que tienen otro nivel. Como ya lo dije nuestra prioridad es el torneo nacional y la Copa Chile”, declaró el técnico Ariel Holan tras la caída frente al equipo de Rogerio Ceni. Esa reflexión se traduce en una pregunta casi por naturaleza: ¿Le alcanza el tiempo a la UC?
Una distancia amplia
Si la atención cruzada está puesta en el contexto local, como señala Holan, hay que decir que el panorama es tan complejo como después del revés frente a los brasileños, en el inicio de la llave por los octavos de final de la Copa Sudamericana, torneo al que el equipo de Las Condes llegó por la incapacidad de superar la fase de grupos en la Libertadores, en la que terminó en el tercer puesto del lote H, detrás de Flamengo y Talleres. Es cuestión de mirar la tabla para observar que, producto de seis victorias, un empate y la amplia cifra de ocho derrotas, los de la franja figuran apenas en el undécimo puesto de la tabla, con 19 unidades, diez menos que los líderes Colo Colo, Ñublense y Unión Española.
En justicia, hay que señalar que el grueso de esos números, que alejan la ilusión del pentacampeonato, son atribuibles a la gestión del argentino Cristián Paulucci, quien se llenó de gloria a fines del año pasado, pero no pudo extender los éxitos en el actual. La derrota frente a Huachipato, en la sexta fecha, abortó su gestión. Holan está abocado a recuperar el tiempo perdido. Los fichajes de Mauricio Isla y de César Pinares, cuya llegada oficializaron este viernes, apuestan, en efecto a fortalecer la estructura para la recta final del año.
Un escenario conocido
Mientras Holan busca respuestas y los refuerzos se adaptan a sus requerimientos contra el tiempo, en la UC se aferran a un recuerdo feliz para mantener la ilusión. En 2010 se sobrepusieron a un escenario aún más complejo. A falta de siete encuentros, estaban siete puntos por debajo de Colo Colo, que justamente les había ganado en el Monumental antes de que comenzara una racha demoledora en favor de los estudiantiles: siete victorias en línea. Hay otro símil: la temporada la remató Juan Antonio Pizzi, pero la había comenzado Marco Antonio Figueroa, quien dirigió 14 encuentros. En los otros 20, Macanudo logró enrielar al equipo.
Esa temporada, que es recordada por la icónica respuesta del técnico albo Diego Cagna, quien dijo que no había visto el duelo entre Cobreloa y la UC, por la penúltima fecha, y que había privilegiado la siesta, al menos alimenta un moderado optimismo. “Claramente, decir que depende solo de uno es imposible. La UC debe esforzarse para no dejar ir ni siquiera un punto en el camino. Pese a eso hay que ser claros: se depende de los rivales. Falta mucho campeonato todavía. En toda una rueda pueden pasar muchas cosas. Ya pasó en el torneo pasado, sin ir más lejos. Yo lo viví, que se logró un título de una forma muy especial, ese de 2010″, recuerda Hans Martínez, quien integró ese plantel estudiantil.
El exdefensor cruzado prefiere enfocarse en las señales positivas. “Lo principal es generar lo que se está produciendo con las llegadas de Isla y Pinares. Está Dituro también. Esas cosas dan un ánimo fundamental de cara a lo que queda en este torneo. Con un equipo de jerarquía se genera una expectativa distinta en la gente. Hay posibilidades, siempre va a haber. Católica lo está haciendo bien en el sentido de motivar a la gente y al plantel con las contrataciones. Ahora Holan debe convencer a los jugadores de que el objetivo es el campeonato” , analiza.
Objetivo claro
Martínez raya la cancha: el objetivo de la UC debe ser el Campeonato Nacional. “Siempre va a ser ese”, establece. “Lo ideal sería apostar a un torneo internacional, pero el objetivo siempre será el torneo nacional y la Copa Chile”, refuerza.
Sin embargo, sostiene que no se puede bajar los brazos en la serie ante Sao Paulo. “Está difícil. Pensar en dar vuelta una llave en Brasil es, claramente, muy complicado, pero no hay que cerrar ninguna puerta. Se puede, están los jugadores para hacerlo. El planteamiento quizás puedo haberse errado en el primer tiempo, pero están las condiciones. Son dos goles”, analiza. Lo que sí descarta de plano es guardarse piezas. “A estas alturas hay que arriesgar. No se puede dosificar. Hay que ir con lo mejor para todos los partidos y con la mentalidad ciento por ciento enfocada en conseguir los partidos. Se puede ganar en Brasil, me tocó vivirlo. Todo dependerá de la convicción que le entregue Holan a los jugadores”, concluye.