Leandro Fernández habla en voz algo baja. Su tono denota arrepentimiento. “Quería comentarles lo que sucedió el fin de semana, que escuchen mi versión. Sé que cometí una falta muy grave”, dice en el inicio de su intervención pública en el Centro Deportivo Azul, el centro de entrenamientos de Universidad de Chile. Lleva varias horas dando la cara y ofreciendo explicaciones por el incidente automovilístico que protagonizó el fin de semana, cuando chocó contra un automóvil conduciendo en estado de ebriedad.
Fernández presentó 1.62 g/l en la sangre, por lo que le cursaron un acta de infracción y le incautaron el vehículo. La policía de la provincia de Buenos Aires optó por no dejarlo detenido al no haber personas lesionadas. En el otro vehículo se transportaba una mujer con su hijo, un bebé.
Mea culpa
Fernández asume el error que cometió con cierto grado de alivio. “Agradezco que no haya pasado a mayores, que la otra familia que iba involucrada en el accidente no sufrió lesiones”, sostiene. Y añade que está dispuesto a enfrentar las sanciones que le pueda aplicar el club, en virtud de una evidente falta disciplinaria. “Y también estoy al tanto de la sanción que puedo recibir acá en el club. Estoy a disposición de lo que decidan”, manifiesta, sin mucho margen para esperar una decisión en sentido contrario.
En el mismo plano, relata que les dio las explicaciones respectivas al club, al cuerpo técnico y al plantel. “Hoy me paré frente a mis compañeros y les pedí disculpas, tanto a él como a la gente del club. Esta situación que me sucedió daña la imagen del club. Es una imagen que no queremos dar”, sostiene.
“Asumo toda mi responsabilidad. Quería pedirle mil disculpas a toda la gente y a todos los hinchas de la U”, concluye, para no dejar dudas respecto de su arrepentimiento.