Leandro Garate (27) contesta desde Copiapó. Barnechea, el equipo que defiende desde 2019, enfrentará hoy al equipo local con la ilusión de salir del penúltimo lugar de la tabla de Primera B. “Viajamos el jueves en la noche en bus. Fueron cerca de diez horas, algo así. Hoy en la mañana ya entrenamos y ya estamos pensando en el partido”, dice el argentino.
Lo cierto es que Garate no está conforme con la campaña del elenco capitalino. No lo esconde: “Estamos viviendo un presente un poco duro en cuanto a la situación en la tabla, pero futbolísticamente hicimos cosas buenas que no se nos dieron bien porque no supimos cerrar los partidos. Esos errores en la B te cuestan caro”, agrega. Sus 10 goles en el certamen, a tres de Gonzalo Sosa (San Felipe), el máximo artillero de la categoría, en algo lo tranquilizan. “Contento porque en lo personal se puede estar ahí, pero triste por la situación en la que nos toca estar. Trato de mejorar día a día para aportar lo mejor para el equipo”, dice.
El brote de positivos por Covid en el fútbol chileno está en su cabeza. Sabe que se deben seguir cumpliendo los protocolos para poder continuar el certamen. “No sé si ha habido relajo. Quizás un caso asintomático dentro de un plantel en el que estamos 30 o 40 personas todo el día influye. No es culpa de nadie. Es un virus, es mala suerte”, se justifica.
La historia de Leandro Garate comenzó en River Plate. Con apenas 16 años, en 2010, se sumó a las juveniles de los Millonarios. Decidió partir a los tres años. “En River jugué en las inferiores y decidí irme. Me fui porque las posibilidades eran muy pocas de jugar, pese a que me quedaban dos años de contrato. Quise salir”, advierte, quien en dos generaciones más abajo veía como salían figuras como Simeone. En ese entonces, logró levantar la Copa Libertadores Sub 20 y viajar a distintas competencias a nivel internacional.
En Arsenal de Sarandí, sin embargo, vivió su momento de mayor euforia. Anotó el gol del ascenso en 2019. “Son recuerdos muy lindos que no se borran nunca. Todos los recuerdos son lindos, pero cuando se suma un campeonato que llegada a la fecha la gente agradece, se acuerda o manda un mensaje, la verdad es que eso es muy lindo y queda para siempre. Creo que fue un paso muy importante en mi carrera. Lo tomé para que me sirva para crecer, saber y entender que me gusta pelear por cosas importantes (…) El gol fue como una frutilla del postre de ese medio año que me tocó estar en Arsenal, porque estaba con un muy buen equipo. La verdad que fue devolverle un poquito de toda la confianza que habían puesto en mí. ¿El equipo de Grondona? Su hijo era el presidente, pero con el papá no alcancé a compartir. Era una relación de futbolista-dirigente”, cierra.