Ledecka es historia viva
La esquiadora y snowboarder checa se convirtió en la primera deportista en ganar dos oros en deportes distintos desde que se realizan los Juegos invernales.
Inhala. Exhala. Aplaude. Mueve la cabeza. Estira las piernas. La checa Ester Ledecka, antes de la final del eslalon gigante paralelo del snowboard, está ansiosa. Está a una bajada de convertirse en la primera deportista en ganar dos oros en deportes distintos en unos mismos Juegos y lo sabe. Desde que ganó sorpresivamente el súper gigante del esquí alpino, en la Villa Olímpica de Pyeongchang no se hace otra cosa que hablar de ella. A su izquierda, su rival, la alemana Selina Jörg, inmutable.
Cuando baja la barrera que retiene a las competidoras en el punto de partida, sin embargo, los roles se invierten de inmediato. Ledecka hace una pasada tranquila y perfecta, como las que viene realizando desde los octavos de final, dos horas antes. La cantidad de reporteros gráficos, competidores y fanáticos agolpados en el Phoenix Park, por verla a ella más que a la competencia, parece no afectarle. Una jerarquía acorde al récord que está a punto de instaurar y a la vigente campeona mundial de la especialidad.
Jörg, en cambio, tiene que hacer esfuerzos dobles, porque no tiene la técnica de su competidora por el oro. En todas las curvas, la checa aprovecha de agrandar su ventaja. Sobre el final, una Ledecka, sonriente y segura de su victoria, que avanza hasta la meta sólo con el vuelo de su brillante pasada, permite que la teutona se acerque, pero no se ilusione. Así, con casi medio segundo de ventaja logra lo impensado: dos deportes e implementos distintos, dos oros.
Y eso que con sólo ser medallista le bastaba para entrar a la historia, pues nadie tampoco se había subido al podio en dos disciplinas distintas en unos mismos Juegos. Pero esta vez sí era favorita y, para ella, lo más alto del podio era una obligación. No dio espacio a dudas desde la primera ronda, donde le sacó casi un segundo de diferencia a la suiza Patrizia Kummer. Fue incluso más pulverizante en los cuartos de final, con la austriaca Daniela Ulbing. En semifinales fue hasta cruel. La alemana Ramona Hofmeister, bronce a la postre, apremiada por la distancia cada vez más larga que le sacaba Ledecka, se exigió por sobre sus capacidades y terminó cayéndose. La checa cruzó la meta sonriendo y saludando.
"Me sentí estupenda, me divertí", contó en la conferencia de prensa post oro.
En cuanto a pasar rápidamente de los esquís al snowboard, reveló: "Tuve una semana y no fue hasta ayer que me sentí de nuevo bien con mi manera de hacer snowboard. Hoy me terminé de reencontrar".
Genéticamente ganadora, pues no es la primera en su familia en ser medallista olímpica. Su abuelo, Jan Klapac, jugador de hockey sobre hielo, que ganó siete medallas mundialistas, también se subió al podio, en Innsbruck 1964 y en Grenoble 1968 (plata). Zuzana, su madre, además, fue patinadora de velocidad, aunque no con el éxito del resto del clan.
Ledecka ya los dejó atrás a todos. Celebra su oro. Es historia viva del deporte.
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