Leonardo Figueroa, quien hasta el domingo pasado había estado sentado en la banca de Everton, empieza a abrir su camino en Viña del Mar. La falla de Eduardo Lobos ante Caracas, por el partido de ida en la Copa Sudamericana, le entregó la oportunidad de asumir como titular ante Audax Italiano. Leo, como le dicen sus compañeros, llegó al equipo Oro y Cielo por un año desde Cobresal y hoy ve en Everton su oportunidad de consolidarse en Primera División.

Luego de entrenar con su equipo, el arquero se da el tiempo de conversar con La Tercera. Hoy juegan con San Luis de Quillota, en Viña del Mar (Figueroa vuelve a ser titular) y el domingo viajan a Venezuela para disputar la vuelta contra Caracas, por la Copa Sudamericana.

Ha pasado por seis clubes en Chile (Universidad de Concepción, Fernández Vial, Iberia, O'Higgins, Cobresal y Everton) ¿Se siente bien en Viña?

Me siento bien acá, como en todas partes. Uno se tiene que acostumbrar a los compañeros y los compañeros a uno. Cuando llegué todos fueron buena onda desde el principio, es un grupo joven. La primera semana conversé con todos. Acá me siento bien.

¿Quiere quedarse?

Vine por un año, todo depende de cómo se den las cosas y cómo ande, se puede seguir o tendré que irme a otro club.

¿Cómo ve al equipo?

Con el cuerpo técnico todo bien, hacemos lo mejor que podemos semana a semana. Hasta el momento no se nos han dado los resultados, pero estamos tratando de sacar los partidos adelante. El equipo está afiatado. El problema está en que los errores han sido nuestros, en partidos que no nos han superado, pero lamentablemente nos han convertido.

¿Y por dónde pasan esos errores?

No creo que sea una falla puntual, creo que es algo más colectivo. No se nos están dando las cosas. Estamos trabajando la confianza.

¿Y qué se dice en el camarín?

Independientemente de lo que diga el profe, al final somos nosotros los que entramos a la cancha. He visto a todos mis compañeros de buen ánimo, todos queremos ganar.

El error de Lobos en la Copa Sudamericana le dio la posibilidad de entrar a la cancha. ¿Cómo se vivió eso dentro del equipo?

Yo no quería entrar a jugar por el error de un compañero, pero todos me apoyaron. Creo que esa jugada no determinó el partido, muchos factores hicieron que perdiéramos, cometimos errores, pero no fue esa jugada. Eso le puede pasar a cualquiera, todos estamos expuestos. El error del arquero es más obvio, porque termina en gol. El equipo apoyó totalmente a Edu, nadie le dijo algo.

Usted fue titular en el partido siguiente, ¿Lobos le comentó algo?

Eduardo me apoyó durante la semana y antes de empezar el partido me trató súper bien, nada que decir de él. Al final es el profe quien decide.

¿Y sus compañeros?

Bien, al final son los compañeros los que te dan la confianza. Me dieron ánimo, fue un partido tranquilo, pero tuvimos errores, que es lo que marca la diferencia.

¿Cómo es entrenar con Lobos? ¿Hay feeling?

Sí. De repente dicen que nosotros los arqueros vivimos en un mundo aparte, porque siempre estamos separados de los jugadores, pero hacemos trabajos distintos. Los cuatro porteros nos llevamos muy bien, conversamos harto, nos reímos. Claramente muchas veces hay diferencias de opinión y se respetan.

Pablo Sánchez lo dirigió en Universidad de Concepción, ¿Cómo es su relación con el técnico?

El profe Vita me hizo debutar allá, nos conocemos bien. Sé su forma de trabajar, cómo le gusta que jueguen los arqueros, harto con los pies. Con él me siento cómodo. Es muy cercano a los jugadores, lo que ayuda mucho en el plantel. Se acerca a nosotros, conversa, entonces se hace todo más ameno.

¿Qué le falta a Everton para consolidarse?

Va en la confianza. Mientras nosotros nos creamos que podemos ganar… Cualquier partido es ganable, va en cada uno. Nos tenemos que creer el cuento.

¿Cómo definiría su juego?

Soy un arquero que no se complica mucho, trato de hacer las cosas simples. Si tengo que reventar una pelota, lo voy a hacer. Pero si está la opción de seguir jugando o dársela a un compañero, también. Sé jugar con los pies, intento jugar tranquilo.

¿Se proyecta en el equipo?

Si me va bien y me ofrecen, me encantaría.

¿Cómo se ve en diez años?

Con 37… uuh. Un arquero consolidado, obvio que me gustaría seguir jugando. Pero prefiero ir día a día.