La última semana fue igualmente intensa para Colo Colo. Los albos ya habían conseguido el título, en Coquimbo, y lo celebraron en la jornada siguiente, frente a O’Higgins, en el Monumental, pero la atención no decayó. La agenda alba contempló diferentes eventos sociales y solidarios. Nada, en todo caso, borraba las sonrisas en las caras de los jugadores del Cacique. Las razones están a la vista. “Estamos felices, muy contentos. Fue algo que anhelamos desde que llegué al club. El año pasado se nos escapó por poco y poder concretarlo tres fechas antes de que termine el Campeonato nadie se lo hubiese imaginado y lo hubiésemos firmado. Es una alegría, una satisfacción, porque trabajamos muy duro para conseguirlo”, reconoce Leonardo Gil, quien dialoga con El Deportivo en el marco de una actividad de camaradería organizada por Directv, a la que asistió todo el club albo. Horas después, el Colo se codeó con la celebrity mundial Paris Hilton, con un look que no pasó inadvertido para nadie.
Se terminó dilatando el festejo, pero estaba la seguridad, también, de que se produciría, tarde o temprano.
Sí. Soy muy creyente y creo que Dios pone los tiempos. Los tiempos de Dios son perfectos y si lo ha querido así es porque se dio así. Lo hemos festejado como se debe. Primero allá, en Coquimbo, en el grupo, todos juntos. Y después, acá, con nuestra gente. La verdad, fue un doble festejo. Y fue maravilloso, es maravilloso, porque todavía seguimos felices y seguimos festejando este título. Después de cinco años, darle y devolverle esta alegría a la gente para mí no tiene precio.
Es importante eso de los cinco años, porque es un proceso en el que Colo Colo lo pasó mal. Usted llegó cuando ya había pasado el peligro del descenso, pero se lo contaron. Termina siendo un desahogo.
Sí. Me acuerdo que cuando se juega el partido para que Colo Colo no descendiera yo estaba en Brasil y estaba haciendo fuerzas para que el equipo se quedara en Primera División, para que pudiera llegar, concretar mi arribo. Lo viví con ellos desde otro lado, desde otro punto y feliz, porque sabía que el club se había quedado en Primera División y podría jugar acá, en Primera, que era mi sueño y el de mi familia. Cuando uno llega a un club y sucede eso, hay muchos jóvenes, uno no sabe qué proceso le espera. Ese año, cuando llegué, me encontré con un grupo maravilloso, con buena gente, que es lo más importante. Eso dio el puntapié para que el resto sea historia. Pudimos conseguir la Copa Chile el año pasado, la Supercopa este año y cerrarlo con el torneo nacional, que es una gran satisfacción.
Para entenderlo bien, ¿su llegada a Colo Colo dependía de que no cayera a la B?
Sí. Era uno de los puntos. Si yo venía, era porque Colo Colo seguía jugando en Primera División. Como dije antes, los tiempos de Dios son perfectos y se dio así, se dio todo. Es una alegría enorme poder seguir estando acá, seguir siendo parte de esta historia y ojalá que Dios quiera que pueda seguir acá.
Cariño y críticas
Llegó, se plantó en la mitad de la cancha, los hinchas lo empezaron a querer, ¿cómo recuerda ese comienzo?
Fue muy lindo. La gente te retribuye con cariño por lo que uno hace dentro del campo. Así funciona. Creo que la gente se da cuenta o sabe lo que hacemos dentro de la cancha, lo que trabajamos para dejar todo por estos colores. Que el hincha se sienta identificado con nosotros no tiene precio. Que tengamos una identidad, no solo como equipo, sino como club, como espectadores. Que todos nos sintamos identificamos por cómo jugamos no se logra de un día para el otro. Por eso este año y medio, desde que estoy, he estado muy contento. Ojalá que pueda seguir así.
Ese Colo Gil jugaba distinto, en una posición diferente, con funciones que eran distintas a las de hoy.
Sí. Yo creo que llegué jugando en mi posición habitual, de doble cinco. Un día, en una charla con Gustavo, me dijo que me iba a poner de 10, un poco más arriba y le dije que bueno, que si confiaba en mí, que tuviera un poco de paciencia, porque era algo nuevo para mí. Hice menos goles en este torneo, pero soy el máximo asistidor del Campeonato, así que ayudar al equipo desde otra posición para mí es muy satisfactorio, también. Era y es un reto para mí. Hay que seguir mejorando. Ojalá que sigamos de esta manera este tiempo en que estemos juntos.
¿Le gusta la posición o implica ir al sacrificio, en alguna medida?
Yo creo que como nunca lo hice y lo hice ahora, hace un año, es un poco más difícil. Uno como jugador pone un poco en riesgo su prestigio, muchas cosas, pero cuando tiene un grupo de trabajo atrás, tiene un técnico que lo respalda, unos compañeros, uno pone todo y trata de seguir mejorando. Todos nos vamos a equivocar. He tenido partidos muy buenos y partidos no tanto, pero ya con esta edad digo que lo más importante es seguir trabajando igual, tener los pies sobre la tierra, tener calma. Todo pasa, lo bueno y lo malo.
Se lo pregunto porque incluso para los hinchas que lo elogiaban por lo que hacía en la mitad defensiva ahora lo cuestionan cuando las cosas no salen en una función que no es naturalmente la suya.
Sí, pero es parte del fútbol y también porque es una posición distinta. El año pasado he hecho ocho goles y he dado dos asistencias nomás. Este año hice dos goles o tres y he hecho siete u ocho asistencias, sin contar las de Copa Chile. Son dos posiciones distintas. El sistema es el mismo y uno trata de hacerlo de la mejor manera.
Deuda en rojo
Pensando incluso en la Selección, ¿le gustaría afincarse en una posición y que a partir de ahí Berizzo pueda decir ‘sí, lo quiero acá, en esta zona del campo’?
Sí. Con el tema de que siempre he jugado de doble cinco, es la posición en que más cómodo me siento, pero siempre digo que ir descubriendo otras posiciones te hace ver la cancha de diferente manera. Uno se pone en el lugar del otro jugador o del compañero y empieza a entender un poco más el fútbol. Yo creo que me he nutrido más de lo que me he enojado o no me ha gustado. Lo tomé como algo positivo, como nutriéndome de muchas cosas que antes no hacía. Eso ayuda a que uno sea un jugador mucho más completo.
Le nombraba a Berizzo, ¿la Selección sigue siendo un capítulo pendiente para usted?
Sí. Uno siempre tiene ganas. He estado en un microciclo y por algo habrá sido. Yo creo que se elige a los mejores. A la Selección van los mejores y si todavía no me ha tocado es porque tendré que hacer un poquitito más para poder estar. Ojalá que llegue en algún momento. Y si no, como dije antes, duermo tranquilo, porque hice todo.
Ambición copera
En esa lógica del ‘poquitito más’, para Colo Colo el 2023 implica volver a la Copa Libertadores, seguramente con la experiencia que acumularon este año, pero también con la exigencia de meterse más arriba ¿hay lecciones que se sacaron? ¿qué hay que hacer distinto?
Yo creo que desde el equipo que pelea para no descender hasta el actual se ha madurado muchísimo como jugadores. Hay chicos que tienen 24 o 25 años que eran unos jugadores y hoy son otros. Entonces, fue todo muy positivo. Desde el arquero hasta los que quedan 19 o los chico que entrenan con nosotros. Se ha mejorado muchísimo. He visto una evolución muy grande en ese sentido, un potencial muy grande. Así que, como bien decías, es una experiencia única, la Copa Libertadores, pero para tener experiencia en copas hay que jugarla siempre. Entonces, Colo Colo venía de un tiempo sin jugarla, la volvió a jugar el año pasado. Volver a jugarla el año que viene va a sumar más experiencia en los chicos y se van a ambientar más a lo que es la Copa Libertadores.
¿Puede ser ese, el 2023, el año de Colo Colo en la Copa Libertadores o aún está en ese proceso de adaptación de un equipo que tiene una base? ¿Se puede plantear la exigencia, ya?
Como dije anteriormente, no hemos capacitado nosotros, como jugadores, el cuerpo técnico, el club, de lo que significa jugar la Copa Libertadores, de la magnitud. Tenemos muy buenos jugadores y ojalá Dios quiera que podamos hacer un buen papel. Es el desafío que todos queremos, que todos tenemos en mente para el año que viene. Y también no perder de vista el campeonato, que sería un bicampeonato. Entonces, tenemos varias ambiciones. Ojalá que las podamos cumplir.
¿Cuán importante es que se quede Gustavo Quinteros para todo eso?
Muchísimo. La verdad, lo dije siempre. Y lo sigo sosteniendo, repitiendo. Yo creo que Gustavo es un técnico al que lo quieren tener todos, porque es un técnico ganador. Y en el fútbol hay pocos técnicos ganadores.
¿Qué lo hace distinto?
Su forma de trabajo, su forma de pensar. Los códigos que tiene con los jugadores. Eso es importantísimo. Es un técnico muy inteligente y que la verdad que ayuda, que apoya, que banca mucho a los jugadores. Eso hace que los jugadores estén del lado de él. Eso es importante. Ha formado una unión y un grupo muy lindo. Ojalá que sigan todos y que vengan dos o tres jugadores más para seguir dándole jerarquía a este equipo.
Usted es futbolizado, ¿donde hay que poner esos jugadores, considerando, además, que hay pocos jugadores para extranjeros, o ninguno, incluso?
Yo creo que siempre hace falta un nueve más, porque tenemos uno que es muy bueno, pero siempre se necesita descanso. Los volantes, también, porque se juegan muchos partidos. Así que creo que el técnico sabe bien, más que yo, donde hay que ponerlos. Pero creo que lo más importante es traer jugadores de jerarquía para, como dije anteriormente, seguir dándole nivel a este equipo como lo hicimos en el momento en que llegué, llegó Amor. Este año vino Pavez, vino Lucero. Es importantísimo eso.