El Liverpool corona un imposible

Los Reds llegan a su segunda final consecutiva luego de remontar la paliza de la ida con un épico 4-0 sobre el Barça. Sonoro fracaso del cuadro culé, que revive los fantasmas de Roma. Arturo Vidal no podrá conseguir su anhelada Orejona.


Barcelona 0: Ter Stegen; Sergi Roberto, Piqué, Lenglet, Jordi Alba; Vidal (75'′, Arthur), Busquets, Rakitic (80', Malcom), Coutinho (59', Semedo); Messi, Suárez. DT: E. Valverde.

Goles: 1-0, 7', Origi, captura rebote de Ter Stegen tras un tiro de Henderson; 2-0, 54', Wijnaldum, tiro por el centro del área tras asistencia de Alexander-Arnold; 3-0, 56', Wijnaldum, cabezazo tras centro de Shaqiri; 4-0, 79', Origi, anota tras córner gracias a avivada de Alexander-Arnold.

Árbitro: C. Çakir (TUR). Amonestó a Fabinho, Matip (L); Busquets, Rakitic, Semedo (B).

Estadio: Anfield, Liverpool. 55.212 personas

El primer invitado a la fiesta de Madrid es … el Liverpool. Nunca hay que dar por muerto a un equipo de semejante historia, mística, que tiene un plantel que interpreta fielmente la idea de fútbol intenso y vertical que pregona su entrenador, el alemán Jürgen Klopp. Un 4-0 que parecía utópico en la previa dejó en el suelo al Barcelona, dejó sin final a un Arturo Vidal que no podrá tener la Orejona entre sus brazos. El sueño del Rey se transformó en una pesadilla. Una de las peores.

Lo que deja lo sucedido en Anfield es que nunca hay que dar por vencidos a los Reds, pese a sus tres ausencias importantes: Salah, Firmino y Keita. En la vereda culé, Ernesto Valverde reafirmó el sitio que se ganó Vidal, quien cumplió 50 partidos en el club. El chileno fue el mejor del primer tiempo en su equipo, pero en el complemento se cansó y fue sustituido por Arthur.

El técnico mantuvo el diseño que le dio resultado en la ida, manteniendo a los intérpretes. Eso sí, la actitud fue distinta.

Da la sensación que tenían exceso de confianza considerando la ventaja de tres goles. Por lo mismo, resulta tan vergonzosa una caída como la de ayer, y quedando eliminados por un gol que nace de una avivada de Alexander-Arnold en un tiro de esquina, dejando solo a Origi para hacer el 4-0.

El Liverpool disimuló las ausencias con una estrategia de intensidad y velocidad que atosigaba a la visita. El belga Origi (reemplazante de Firmino) abrió la cuenta a los siete minutos. El holandés Wijnaldum, quien fue falso 9 en el Camp Nou, ingresó en el segundo tiempo y dejó la serie igualada en un par de minutos. Klopp se anotó un pleno.

El fantasma de Roma se posó sobre Anfield para el Barcelona, que tenía todo encaminado para alcanzar la copa pero careció de aplomo para administrar con inteligencia un partido tan vital. Mientras tanto, Klopp devuelve al Liverpool a una final. La mística sigue viva.

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