Lo que para muchos suponía un golpe devastador para la franquicia, la salida de Dwight Howard rumbo a Atlanta en julio pasado, representó a la larga para los Rockets la mejor oportunidad de convertirse de una vez por todas en un equipo protagonista. Sin el pívot en la plantilla, el quinteto de Houston se encumbró a los hombros de James Harden para transformarse en la revelación del salvaje Oeste.

La Barba, como apodan al escolta que durante sus primeros años en la liga estuvo bajo la sombra de Durant y Wetsbrook en Oklahoma, es al fin la megaestrella que todos esperaban en los Rockets. Sus números no son sustancialmente mejores que los de campañas anteriores. De hecho, por ejemplo, anota menos puntos por partido que la última, pero su liderazgo es indudable. Y muchos lo postulan desde ya a MVP de la temporada, en una disputa palmo a palmo con el base de los Thunder.

Eso sí, a diferencia de Westbrook, el otro gran animador de estos dos primeros meses de campaña en la liga con todo tipo de récords individuales, Harden hace mejorar a sus compañeros. Un dato revelador: Houston es el equipo más encendido de la NBA, con 10 victorias consecutivas, todas en el mes de diciembre. Una de ellas nada menos que como visitante frente a los todopoderosos Warriors.

Nadie extraña en la ciudad a Howard, quien nunca tuvo química con La Barba. Con ambos en la plantilla, sólo pudieron llegar a la final de la Conferencia hace un par de años. Y sí agradecen la llegada del técnico Mike D'Antoni, quien después de pobres campañas en los Knicks y Lakers, vuelve a mostrarse como aquel coach que deslumbró en los Suns de la mano de Nash y Stoudamire. Houston aprendió rápido el libro de jugadas del nuevo entrenador: intercambio rápido de posesiones, mucho pick'n roll cerca de la pintura y una constante búsqueda de lanzamientos de tres puntos, argumentos suficientes para hacerse competitivos en la conferencia.

Justamente, desde el perímetro, los Rockets han destrozado a sus rivales. Se han convertido en un quinteto insorpotable desde larga distancia, incluso más que los propios Warriors, que habían mostrado una nueva ruta de éxito en la liga. La noche del viernes, ante los Pelicans, Houston rompió tres marcas desde la línea de tres puntos: anotó un nuevo récord de triples en un partido (24), intentos de triples en un partido (61) e intentos de triple en una mitad (31). Una auténtica locura.

Fuera del radar de los grandes candidatos al título, como los Warriors, Cavaliers o Spurs, Houston parece estar disfrutando sobre el parquet. Rejuvenecidos por Mike D'Antoni y liderados por Harden, los Rockets destruyen todo a su paso, desde la corta y sobre todo larga distancia. Un libreto que hubiese sido incapaz de hacer con Howard en el equipo.