Porque es merecido y justo. Porque lo buscaron desde que son niños. Porque vienen a coronar y premiar años de esfuerzo y sacrificio. Porque son héroes anónimos del deporte chileno que entrenan y sufren lo mismo (o más ) que los futbolistas y pocas veces tienen un par de líneas en los periódicos o en los medios.
Son los representantes del Team Chile, aquellos muchachos y muchachas que nos están representando en los Juegos Sudamericanos de Cochabamba y que al cierre de esta columna ya habían obtenido 15 medallas de oro, nueve de plata y 18 de bronce. Una cosecha fenomenal para estos primeros días de competencia.
La meta era alcanzar las mismas preseas obtenidas hace cuatro años en Santiago, pero da la impresión que esa marca quedará chica. Sería maravilloso, no sólo por la ratificación de una meta alcanzada por el deporte nacional sino como expresión de que la actividad física y el deporte de Chile por fin adquieren importancia cultural y social. Falta mucho, es cierto, pero se avanza. Estos muchachos lo confirman.
La maravillosa participación del remo con sus ocho oros y seis platas son una comprobación de que cuando hay planificación y la ayuda necesaria llega, nuestros deportistas son capaces de responder, porque talento les sobra. Las mellizas Melita y Antonia Abraham fueron el estandarte, pero también sus hermanos Ignacio y Alfredo, más todo el resto del equipo liderado por Bienvenido Front, que exigió los botes, la infraestructura y preparación necesarias para conseguir todo esto. Afortunadamente, las autoridades entendieron y éste es el resultado.
Chile en lo más alto. Gracias al remo y a la legendaria Kristel Kobrich, al eterno Tomás González, al impresionante equipo de Rugby Seven, a la superpoderosa Bárbara Riveros, al gran Rodrigo Rojas en Karate y a Arley Méndez, representante del nuevo Chile ganador multicultural y migrante.
A ello hay que sumarle en justicia al resto de medallistas y a los que compiten y nos representan poniéndose la camiseta roja llenos de orgullo. Una Roja que es historia y emoción pero que también representa a una nación que poco y nada ha hecho por ellos. El pais recién empieza a pagar sus deudas con estos deportistas. Pero no les importa. Llevan el escudo patrio y la camiseta a lo más alto con gran coraje. Es que desde que decidieron hacer deporte en Chile, ya se titularon de VALIENTES.