A estas alturas de su carrera y, más aún, dentro del ambiente de uno de los principales torneos de tenis del mundo, es imposible que alguien no conozca a Roger Federer. Sin embargo, el suizo no pudo entrar a los camarines en el Abierto de Australia por no tener su credencial.
El actual número X del mundo iba entrando a la zona restringida cuando el guardia que ahí se encontraba, haciendo su trabajo, le pidió su identificación. Solo pudo avanzar cuando otra persona llegó con una tarjeta colgada a su cuello.
Federer, lejos de enojarse, se quedó esperando a poder entrar.
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