Largos nueve años han pasado desde que Yasmani Acosta tomó la decisión que le cambió la vida: dejar Cuba para quedarse en Chile, el país que eligió para continuar con su ascendente carrera en la lucha grecorromana y así dejar de estar a la sombra de la leyenda Mijaín López. Ese plan tuvo un aliado nacional: el luchador Andrés Ayub.
En conversación con El Deportivo, el exdeportista relata cómo se fue fraguando la idea, en una historia llena de aventuras y situaciones dramáticas. Un guion que perfectamente puede ser utilizado para una película. “Venían Yasmani y Mijaín, pero Mijaín venía a entrenar nomás, y mandaron a Yasmani a buscar el cupo. Entonces, dije ‘Yasmani se quiere quedar’”, parte señalando.
“Y un día estábamos entrenando, bajamos al gimnasio a hacer pesas y me dice ‘oye, ¿cómo está el trabajo acá?’. ‘Ahh, te querís quedar. Cuenta con mi apoyo’, le dije. Y ahí empezó todo. Estaba súper nervioso, compitió mal, perdió con un dominicano, pero compitió y entregó el cupo. Algunos cubanos disidentes ni siquiera compiten y dejan todo tirado”, añade.
La situación fue compleja. Había mucho miedo y tenían que esconder al luchador que estaba desertando. Ayub decidió enviarlo nada menos que a Marín 014. “Claro, lo primero que hice cuando lo fui a buscar fue esconderlo. Entonces, lo escondí en un motel. Entramos los dos, imagínate cuando nos vieron llegar... Le pasé unas lucas, algo de comida y al otro día lo fui a buscar. Ahí lo llevamos con un amigo a una residencial. Estuvo dos días durmiendo en unas camas enanas como de media plaza y de ahí lo llevamos a la casa de un amigo”, recuerda.
También esos primeros días fueron particularmente duros, porque la decisión de escapar significaba no poder regresar a la isla por varios años. “En ese tiempo eran cinco años, después supo que eran tres. Fue duro. Echaba de menos a la mamá, al papá a su familia. Ahí el apoyo de mi familia, mis papás, los papás de mis amigos fue súper importante. Lo invitábamos a todos lados, a los cumpleaños, celebraciones. Después, la Romi, su polola, un siete. Lo ayudó mucho”, detalla.
En esos primeros meses debió trabajar como guardia de seguridad en eventos y fiestas en el hotel W y en Espacio Riesco. Ahí vivió también momentos complicados, desagradables. “Esa es la parte fea que la gente no sabe que tuvo que pasar. Lo pasó pésimo. Me decía que estaba aburrido de trabajar de noche. Yo lo entiendo, trabajando de noche, de guardia, te expones a que te pase algo. Además, le tiraban cosas o le gritaban ‘negro no sé cuánto’. Una lata para un talentoso como Yasmani. Pero todas las cosas pasan por algo, te van fortaleciendo, y yo creo que, de cierta manera, le sirvió para que agarrara más fuerza para entrenar, sacar la nacionalización y mostrar quién era”, reflexiona.
Ayub también fue clave para que pudiese entrar en contacto con las autoridades. “Lo ayudé yo, también la federación con los trámites, le presenté algunos dirigentes, algunos contactos, periodistas que también lo ayudaron harto para dar a conocer su caso. Eso generó un movimiento mediático y todo se fue dando bien pronto”, destaca.
El brujo Mijaín
Andrés Ayub también una destacada carrera como profesional y precisamente llegó a disputar el oro panamericano en Toronto frente a Mijaín López ese mismo año en que acogió a Yasmani. Por eso llamó la atención que tras la final olímpica, en un contacto con Chilevisión, donde su amigo estaba comentando, le recordara ese episodio y lo comparara con lo que había vivido en París.
“Lo que pasa es que en los Panamericanos de Toronto 2015, también me tocó luchar con Mijaín en la final. Mijaín es medio brujo y me dijo ‘nos vemos en la final’, que fue lo mismo que le dijo a Yasmani ahora en París. Como que él sabe quién puede luchar la final con él”, detalla sobre la particular anécdota.
En cuanto a la definición del oro olímpico, el hoy personal trainer y profesor de lucha cree que “fue la final perfecta que Yasmani buscaba”. Y también proyecta lo que viene tras el retiro de la leyenda. “Los pesos grandes podemos durar hasta más viejos. Yasmani va a estar en los 40 y se cuida bien y no tiene lesiones, podría pelear el oro. Eso sí, va a tener al ruso y al turco que también son bien fuertes, pero ninguno al nivel de Mijaín”, plantea.
Asimismo, Andrés Ayub también espera que el impulso de Yasmani también permita que se sumen nuevas generaciones. “La federación y las autoridades tienen que impulsar y colocar la lucha en los colegios. Ojalá haya mucha gente practicando lucha para sacar campeones”, señala con la satisfacción de que su invaluable ayuda permitió que Chile tuviera un medallista olímpico.