Lo que quiera Paredes

No fue el de ayer, probablemente, el mejor partido de Colo Colo. Tampoco el peor de Everton, pero si volvieron a ganar los albos y volvieron a caer los ruleteros fue, sencillamente, porque así lo quiso Paredes.

Apostó Héctor Tapia en su segunda primera vez en la banca del Monumental por una formación concebida para cuidar la pelota, situando una línea de cuatro futbolistas de buen pie por delante de Baeza; Pinares, Valdés, Valdivia y el joven Villanueva. Y la apuesta surtió efecto durante el primer cuarto de hora.

Fue en ese lapso Colo Colo un equipo ofensivo que no tardó demasiado en poner cerco al arco de Lobos y en disfrutar de las mejores ocasiones. La primera clara, por si fuera poco, la mandó a las redes Valdivia, tras recibir dentro del área, un tanto exigido, una asistencia de Opazo. El Mago se acomodó la pelota con la derecha y la alojó con la izquierda en el palo contrario, lejos del alcance del arquero. Su sonrisa contagió a la tribuna. Y a sus compañeros. La única nota amarga de la plácida tarde la había puesto, a fin de cuentas, el sentido homenaje brindado en el estadio al fallecido Garra Velásquez, en los prolegómenos del encuentro.

Un tiro libre de Paredes, que se marchó fuera por poco, y una nueva llegada desde segunda línea de Valdivia volvieron a meter el miedo en el cuerpo a Everton, a esas alturas tan solo un invitado más -bastante acomplejado, por cierto- a la fiesta privada del Cacique.

Pero el banquete de ocasiones y la condescendencia de su rival, terminó por adormecer a Colo Colo -por embriagarlo- y cuando el ritmo del partido comenzó a invitar a la siesta, el conjunto viñamarino despertó. Al equipo diseñado para atacar, claro, se le olvidó defender; o directamente no le apeteció hacerlo, y en la primera llegada clara de Everton, en el minuto 35, Mugni firmó el empate con un zurdazo extraordinario al ángulo del debutante Cortés. Opazo no llegó jamás a cerrar y la posición adelantada del arquero facilitó en parte, en honor a la verdad, la eximia definición del argentino.

Con el equipo roto en dos mitades y un Everton convertido al fin en un visitante molesto, se alcanzó el entretiempo.

Tras la reanudación, no cambió tanto el panorama, pero en la fiesta de bienvenida de Tapia (y de algún modo, también del olvidado Fierro) el que terminó por soplar las velas fue, una vez más, Paredes. Uno que nunca se fue, que jamás se esconde y que decide casi siempre.

Su primera aparición, a los 51', coincidió además con el mejor momento de Everton. Valdivia lanzó el contragolpe, Esteban se plantó en el área, y tras frenarse un poco antes de llegar a la meta -a lo Michael Johnson- fusiló por bajo a Lobos. 20 minutos después, tiró de oficio en el área para ganar la posición a su marcador, y firmó el tercero. El undécimo en un torneo que vuelve a encabezar en solitario como máximo goleador. Y el número 202 en su particular carrera contra la historia. Ahí se acabó el encuentro.

Everton, que no vence en el torneo desde el 2 marzo, continuó insistiendo, sin éxito, y Colo Colo tuvo el cuarto en las botas de Véjar, que no pudo con Lobos. Poco importó. Lo más difícil ya estaba hecho. Volver a sonreír, transmitir una imagen de mejoría y festejar en casa. En la casa de Paredes.

Ficha del partido

Colo Colo: B. Cortés 4; G. Fierro 5, M. Zaldivia 4, J.M. Insaurralde 5, O. Opazo 4; C. Baeza 4; C. Pinares 4 (76', G. Suazo 4), J. Valdés 3 (82', N. Maturana -), J. Valdivia 5, C. Villanueva 4 (46', B. Véjar 4); E. Paredes 6. DT: H. Tapia 5.

Everton: E. Lobos 4; D. Orellana 4, F. Venegas 3, C. Suárez 4, D. Zúñiga 4; I. Ochoa 5, K. Medel 4 (83', Á. Madrid -), L. Mugni 5 (77', I. Ibañez 4); J. Cuevas 5, P. Rubio 3, O. Salinas 3 (58, M. Bueno 3). DT: P. Sánchez 4.

Goles: 1-0, 10', Valdivia define con la zurda al palo largo tras un control orientado; 1-1, 35', Mugni, con un zurdazo al ángulo desde el vértice del área. 2-1, 51', Paredes culmina un contragolpe con un remate cruzado. 3-1, 74', Paredes gana la posición en el área y anota con la izquierda.

Árbitro: C. Rojas 5. Amonestó a Ochoa (E).

Estadio Monumental. Asistieron 24.571 personas.

Claves

La voracidad de Visogol

El encuentro se rompió cuando apareció el 7 albo. Dos zarpazos suyos en el segundo tiempo desequilibraron la balanza en favor del Cacique. Su voracidad fue decisiva.

Equipos descompensados

Colo Colo funcionó en ataque, pero sufrió demasiado en su retorno con un solo volante de contención, Baeza. Everton, cuando intentó proponer, quedó siempre expuesto.

Defensa inédita alba

Las lesiones de Barroso y Meza obligaron a Tapia a rearmar su retaguardia. La pareja de centrales cumplió en defensa y Opazo y Fierro ofrecieron soluciones por su flancos.