El otro héroe de Wimbledon
Con la derecha maneja la raqueta; con la izquierda, la silla de ruedas, y con el corazón, su imbatible fuerza de voluntad: Lobito Fernández añade en Londres una página a su conmovedora batalla de triunfos y superación.
Gustavo Fernández (25 años, 1º del ranking mundial de tenis adaptado), no lo puede creer. A su palmarés de metas, el argentino agregó este fin de semana una que le robaba el sueño desde hace años: el trofeo de Wimbledon, luego de dos finales perdidas.
Pero también sumó otra. Porque en la final se enfrentó al japonés Shingo Kunieda (2º), su compañero en dobles, el tenista más poderoso del mundo, hasta este domingo, y su ídolo, su inspirador, "Lo era, porque si yo quería ganar este tipo de cosas, debía perderle el respeto en la competencia. Lo tomamos de medida, él fue el que subió la vara en tenis en silla y mostró que se podía jugar a otra cosa y es el máximo campeón de la historia", dijo el cordobés a Infobae. Gracias a ello le arrebató también la punta de la clasificación mundial.
Hermano del basquetbolista Juan Manuel, e hijo de Gustavo, ex base argentino y actual entrenador de Estudiantes de Olavarría, la historia de Lobito (el apodo que todos los Fernández reciben en Argentina) no deja de ser una paradoja en una familia que se ha ganado la vida precisamente con sus piernas. Él, en cambio, lo hace con el corazón.
Fue cuando tenía un año y medio, mientras jugaba con su padre a levantarse y botarse al suelo, cuando sufrió un infarto en la médula que lo dejó parapléjico. El lobo mayor, que en ese tiempo jugaba por Atenas, de la LNB transandina, pensaba que era un juego más. Pero no. Desde ese minuto todo cambió para Gustavo de forma trágica. Aunque él prefirió interpretarlo de otra forma, positivista: así aprendió a disfrutar cada minuto de vida.
Desde pequeño, ya fuese sobre bastones o en silla de ruedas, nunca dejó de luchar. "Siempre que se le metía algo en la cabeza, luchaba hasta alcanzarlo", describió su mamá, Nancy Fiandrino, en una entrevista a Gente.
Mientras todo el mundo ve en él un emblema de superación, Gustavo rehúye. "No quiero ser un ejemplo: lo ideal sería que todos pudiéramos hacer una vida normal, sin llamar la atención. Como no es así, me hago cargo de representar una motivación para que los chicos no bajen los brazos. Y voy a estar siempre atento para cambiar esta realidad", dijo en Gente.
Rumbo al US Open
Ahora, el campeón está a un paso de estirar aún más sus glorias. Este año ha ganado las tres finales de Grand Slam que se han disputado. Por eso es que su próximo desafío está puesto en la conquista del Abierto de Estados Unidos, en septiembre, para inscribirse como ganador del Grand Slam, los cuatro majors en una misma temporada.
Nadie lo ha logrado en el tenis adaptado. Lobito quiere continuar rompiendo paradigmas.
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