En los primeros cuatro días del Mundial hay cosas interesantes que favorecen a los árbitros en esta cita mundialera. Se está jugando mucho más tiempo real de juego, hay mayor continuidad en las jugadas, los juegos sin expulsiones y con escasas tarjetas amarillas. Además agregar la gran cantidad de penales sancionados, poco vistos en este tipo de torneos tan cortos.

Exceptuando el juego entre Bélgica y Panamá donde el colegiado de Zambia (Janny Sikazwe) mostró ocho amarillas. Sinceramente creo que no volverá a aparecer en este Mundial como árbitro central.

Hay factores que sin duda aportan al espectáculo como son la honestidad y el profesionalismo tanto de jugadores como cuerpo técnico, sin simulaciones, exageraciones y sin querer sacar ventaja de situaciones haciendo trampa.

Todo esto es el resultado de la buena información que tienen los jugadores y cuerpos técnicos en lo que se refiere al control del juego brusco y de la brutalidad aplicada al fútbol, donde FIFA es severa en los castigos.

Mas allá del incidente entre Serbia y Costa Rica donde el ayudante técnico retiene un balón y se produce una batahola, esta cita a sido un ejemplo de orden y prolijidad. Un espectáculo de gran nivel.

Ustedes notaran que no me he referido al VAR, ya que es un tema que sacará ronchas y sin duda será para un artículo posterior.