Durante los últimos meses, la gran preocupación de la selección de rugby a siete fue llegar en la mejor forma posible a este día, el debut en la Copa del Mundo de la categoría. En el camino a la clasificación para la cita que se inicia hoy en San Francisco ha acumulado resultados más que meritorios: derrotaron a los All Blacks 7 (la poderosa selección de Nueva Zelanda), se colgaron el oro en los Juegos Bolivarianos, dominaron en el Seven de Mar del Plata, llegaron a octavos de final en la Serie Mundial de Hong Kong, se coronaron monarcas en los Juegos Odesur y finalizaron su preparación entrenando junto a Fiyi, el campeón olímpico. Todo para hoy continuar escribiendo hazañas.

Mirando entre los últimos logros de los Cóndores 7, no parece casualidad su clasificación a la Copa, la segunda incursión en la historia nacional, donde esperan, como nunca, poder hacerse cargo del título de selección sorprendente del que muchos hablan, calificación que también reciben sus rivales en la primera fase: Irlanda, con el que se medirán desde las 18.35 horas de hoy (15.35 hora del Oeste en EEUU).

"El primer objetivo es Irlanda, sólo pensamos en derrotarlos a ellos. Después vendría Sudáfrica, el primero del mundo. Obviamente el Mundial no será fácil pero confiamos en todo el trabajo que hemos hecho", aseguró desde San Francisco el capitán Felipe Brangier.

Al repecto, y antes de partir a California -previo paso por Fiyi, el entrenador Edmundo Olfos apuntó precisamente al equilibrio de fuerzas en relación con el equipo del Trébol (están preclasificados 16 y 17). "Sabemos que las diferencias son mucho más cortas y tenemos mucho más herramientas. Irlanda es el equipo sensación del seven", dijo el exforward, quien jugó en la única participación mundialista chilena (Mar del Plata 2001).

En caso de avanzar, en todo caso, el obstáculo es de marca mayor: los Blitzbokkes sudafricanos, actuales bicampeones del Sevens World Series.