Luego de caer frente a Universidad Católica en el Monumental, y perder la punta, en Colo Colo el diagnóstico es claro: falta elaboración ofensiva. Alguien que pueda hacer la pausa y meter una pelota con ventaja. Que en el fragor del ida y vuelta que propone Mario Salas sea capaz de pensar y romper la inercia. Un jugador, como se dice ahora donde todos se parecen mucho, distinto. Y el distinto, la novedad, es Jorge Valdivia. El sinuoso Valdivia, que después de que Colo Colo quedó eliminado de la Copa el año pasado no jugó más, acusando una seguidilla de molestias, tironcitos y desgastes. El que no suma un solo minuto esta temporada aquejado de un esquivo edema y que provocó la irritación de su entrenador cuando se exhibió en el Festival de Viña.

Sin Valdivia, y Paredes por añadidura, las cosas funcionaban para Colo Colo mientras el equipo no perdiera y se mantuviera líder. Independiente de los gruesos ripios defensivos y de algunas actuaciones individuales para cuestionar, Salas estaba bien apuntalado por los resultados y el entusiasmo que genera todo proyecto nuevo sostenido por un técnico energético y coherente. Y vino la derrota frente a Católica, donde los albos no fueron capaces de generar una sola ocasión de gol hasta que entraron a la cancha Jaime Valdés, Esteban Paredes y Pablo Mouche. Lo del zurdo argentino no sorprende, aun a un 60% es un jugador desequilibrante, de otra categoría. Pero lo de Paredes y Valdés demuestran que por abajo en Colo Colo no viene nadie que les pueda hacer el peso. El Pájaro, a despecho de su pérdida inevitable de explosión y despliegue, sus achaques de veterano, sigue teniendo un sentido colectivo y una gran inteligencia para abastecer a sus compañeros. El Tanque metió un pase gol a Vilches y casi anotó el milagroso empate con un cabezazo que salvó Dituro en gran reacción. Con eso sobró para justificar su inclusión.

El receso de la fecha FIFA a Salas le da tiempo para replantearse algunas cosas. También, un par de semanas para que el famoso edema de Valdivia termine por sanar de una vez por todas. Con el Mago disponible, y la desoladora constatación de que no hay ninguno que le pueda pelear la camiseta si está sano, es evidente que los albos van a hacer un par de cambios en la formación. A la vista está el debut en la Copa Sudamericana y la obligación de mantenerse arriba en la tabla.

Cuando terminó la temporada 2018 dije que Colo Colo necesitaba urgente refrescar el plantel, quitarle algunos años. El tema es que no hay quién refresque. Todavía, lo vimos el domingo en el Monumental, Valdés y Paredes marcan diferencia con sus jóvenes y ganosos compañeros de plantel. De Valdivia ni hablar. Si mantiene una mínima regularidad y evita las lesiones, y los desvíos, va a ser muy complicado quitarle la titularidad. La verdad no tiene remedio, es.