La novela del diluvio y de la suspensión superclásica también escondió algunas cuestiones futboleras que influyeron para que los entrenadores de ambos equipos recibieran con alivio el "no se juega".
En una cancha inundada y en un partido con más fricciones que las habituales, muchos protagonistas hubieran quedado expuestos a perderse la revancha del sábado 24. Es que hay diez al límite de la suspensión por acumulación de amarillas, la mayoría en posiciones sensibles. Son seis de River: Jonathan Maidana, Javier Pinola (marcadores centrales), Enzo Pérez (volante central), Gonzalo Martínez (volante creativo), Rafael Santos Borré y Lucas Pratto (delanteros). Y son cuatro de Boca: Lucas Olaza (marcador lateral), Nahitan Nández, Pablo Pérez (volantes con tendencia a la infracción) y Cristian Pavón (delantero).
Eso sí, aparte de la fiebre amarilla, una vez confirmada la suspensión y con la incertidumbre del pronóstico meteorológico también para hoy, comenzó una pulseada subterránea entre Guillermo Barros Schelotto y Marcelo Gallardo por si el partido no se juega este domingo. Uno, el DT de Boca, quiere jugar cuanto antes: mañana o el miércoles. El otro, el técnico de River, prefiere el sábado 17.
Detrás de esos deseos del Mellizo y del Muñeco, existen razones. Si se disputa el sábado que viene, River recuperará a dos lesionados claves: Leonardo Ponzio e Ignacio Scocco. Y llegará mejor Gonzalo Martínez, quien iba a ser titular aunque arrastra una molestia muscular.
Barros Schelotto, consultado sobre este tema, eligió un camino bien lejano de cualquier polémica. Después de afirmar que "estuvo bien suspenderlo porque no se podía jugar", el Mellizo apuntó: "Si se juega el sábado llegarán algunos jugadores de River que no podían jugar ahora, pero también los jugadores de Boca van a estar mejor. Que se decida según lo que diga el reglamento".
Gallardo todavía estaba en el Monumental, desde donde iba a ver el partido. El Muñeco está suspendido por la Conmebol y ni siquiera podía estar en la Bombonera mirando desde un palco o esperando en el vestuario.
El entrenador ni siquiera se asomó para el multitudinario banderazo que organizó la hinchada de River en el Monumental. Una ceremonia que solo se realizó para el simbolismo. Los fanáticos millonarios no pueden asistir a la Bombonera.