Los escuderos del DT: los secretos detrás del cuerpo técnico de Gustavo Quinteros
A fondo con el cuerpo técnico del campeón del fútbol chileno. Cada uno de los asistentes del entrenador cuentan los detalles de su trabajo y cómo sus jugadores han ido creciendo hasta llevar al equipo a su estrella número 33.
Luego de su salida de Universidad Católica, Gustavo Quinteros buscaba ideas nuevas. Necesitaba refrescar a su cuerpo técnico con la llegada de nuevos colaboradores. Solo se mantuvo el PF Hugo Roldán. Así, en 2020, se sumaron Leandro Stillitano y Walter Lemma en el breve periplo por el Tijuana, quienes luego lo acompañaron en este desafío con Colo Colo. Mientras que el preparador de arqueros Jorge Martínez retomó sus funciones junto al DT en su llegada al Cacique, tras haber estado con él en la UC. Otro miembro que se acopló fue Rubén Bascuñán, quien se desempeñaba en Macul hace cuatro años. Todos ellos hablan de su metodología de trabajo al alero del santafesino y cuenta con orgullo los progresos que ha tenido el plantel en la distintas áreas que ellos entrenan.
El milagro físico del Cacique
Uno de los momentos más duros de Colo Colo fueron los casi tres meses que el plantel estuvo sin entrenar, luego de que el club se acogiera a la Ley de Protección al Empleo. Al regreso, los jugadores quedaron en muy mal pie físico, un panorama que el cuerpo técnico de Gustavo Quinteros no imaginaba. Así, Hugo Roldán (43) fue el encargado de nivelar lo más rápido posible al grupo.
“Era caótica la situación. Llegamos en un momento difícil en todo sentido: la pandemia, un club peleando el descenso, con muchos lesionados, con un plantel grande y jugadores de diferentes edades y condiciones físicas. Fue todo un tema acomodar al equipo en la parte física”, parte señalando el PF, quien entrega un dato demoledor: “Había unos 10 jugadores de 26 con sobrepeso”.
Tras la inédita experiencia de escapar del descenso en un partido de definición, el plantel se rejuveneció y el trabajo físico se pudo ver en su esplendor. “Pudimos hacer una pretemporada como queríamos y en la forma en que trabajamos. Yo creo mucho en el trabajo de equipo y en la sistematización. A veces no siempre hay tiempo para trabajar, pero pudimos ir en busca de esos resultados y tuvimos ese tiempo para trabajar. Se nota mucho la condición del equipo, está rápido, fuerte, presiona, tiene volumen...”, comenta.
Entre las claves de su metodología, sobresalen varias. “Yo creo mucho en la gestión de las emociones de los jugadores, en la gestión de los egos, en el trabajo sistémico, como ya dije, y también en el trabajo invisible que tienen que hacer los jugadores y darles las herramientas y el convencimiento para que puedan desarrollarse en una cancha”, indica.
Dentro su experiencia, está un paso muy importante por Newell’s. “Tuve la suerte de estar 10 años, donde me tocó trabajar con un montón de entrenadores y formas. También me tocó formarme con Sampaoli. Yo me considero un autodidacta porque voy sacando cosas de un montón de entrenadores y no me encasillo en un solo formato”, relata el casildense.
En el cuadro rosarino tuvo a figuras destacadas bajo su cargo, lo que también le permitió adquirir nuevas visiones a la hora de enfrentar situaciones. “Estaban Trezeguet, Heinze, Maxi Rodríguez, Scocco, Bernardi, Guzmán, Casco, Cáceres, y con todos esos jugadores va formando un estilo y va vivenciando situaciones que después sirven con el tiempo”, recuerda.
Dentro de su instrucción, el preparador físico busca nutrirse de conocimientos a través de curso y también conociendo las experiencias de destacados colegas. “Hablé con el profe del Real Madrid, (Antonio Pintus), a través de un amigo en común. Estábamos en Lucas Bernardi lo debe haber tenido en el Mónaco, y un día se estaba mandando mensajes con él y me dice si quiere hablarle y así le preguntamos un par de cosas. Hablamos sobre las cargas, las pasadas, las evaluaciones que él hacía y la forma de llevar el grupo adelante cuando hay jugadores son de renombre en un club tan grande. También hablo con el profe de Martino en México (Juan Manuel Alfano), con Paulo Fernández, que está con Sampaoli, con Desio...”.
La defensa y los recursos humanos
Leandro Stillitano (39) es el más joven de los colaboradores de Gustavo Quinteros y presenta una particularidad: es licenciado en recursos humanos y cuenta con un diplomado en coaching, que le ha servido para el manejo del grupo. “Esto es utilizable todos los días porque los jugadores también son personas y tienen los mismos problemas de todo. Hay que entender que cada jugador es diferente y que a cada uno hay que encontrarle la vuelta de tuerca para sacarle mayor rendimiento”, dice.
Siguiendo esa lógica, para el transandino, que trabajó por cinco años y medio como ayudante de Ariel Holan, hay varios puntales. “A Esteban (Pavez), Matías Zaldivia o Emiliano Amor le hacemos entender que también tienen un rol importante fuera del campo. Los nombro a ellos, porque trabajo en mi área con los defensores y mediocampistas”, sostiene. También pone como ejemplo a Vicente Pizarro: “Es un chico que parece un anciano, porque uno le explica y entiende, porque tuvo un papá que fue jugador, sabe lo que tiene que comer y lo que no”.
Hace dos años las cosas eran totalmente distintas y el exlateral izquierdo (”malo pero con buena pegada”, según propia confesión) utiliza ese parámetro para graficar los cambios que ha habido. “De los cuatro defensores titulares, más los dos mediocampistas defensivos y Brayan Cortés, cinco estuvieron en el bendito partido de la Promoción. Cada uno ha ido entendiendo su rol y función. Significa que los jugadores se entregan al proceso de entrenamiento y creen”. Y se emociona al enumerar los logros de sus pupilos de esa zona: “Mi mayor orgullo es que citaron a la Selección a Brayan, a Jeyson Rojas, a Esteban y a Suazo, que entrenan conmigo a diario en la parte defensiva”.
En ese ámbito, Gabriel Suazo y Óscar Opazo son dos de los jugadores que más han crecido, de acuerdo a las mediciones. “Estaban en números muy bajos en cuanto a duelos ganados y hoy no bajan del 70%”, destaca, junto con describir cómo es la metodología usada: “Entrenamos en función de eso, jugamos el partido y después hago un diagnóstico estadístico con esos seis jugadores: la línea de cuatro y los dos volantes, y lo vuelco en un Power Bi y una persona de Argentina me ayuda con eso. Con el software de análisis, corto el video y cada jugador tiene su video con los duelos ganados y perdidos y los pases filtrados. ¿Por qué los pases? Porque buscamos progresar en el juego desde Amor y Falcón. A cada jugador se los mando a su celular y charlamos sobre esos números”.
También hay metas estadísticas generales. “Tenemos un objetivo grupal por partido, que es un porcentaje x de duelos ganados entre todos, y después uno individual. Y eso lo hemos ido cumpliendo. El año pasado tuvimos un 0,61 de goles en contra y teníamos mejores números que el Atlético Madrid u otros campeones de Europa”, resalta. Y asimismo hay cifras más particulares. “Comparo entre los jugadores los datos. Así vemos quiénes juegan mejor, los separo por intervalo de 15 minutos. Por ejemplo, hay uno en la defensa que tiene datos muy buenos contra los equipos grandes. Y así vamos viendo”, revela.
Las cifras son fundamentales en todo ámbito. “Yo me preocupo de ver cómo ataca el rival y tengo analizadas todas las acciones ofensivas y cómo hace goles el rival. Así, yo el lunes ya tengo diagramada mi semana de entrenamiento para contrarrestar eso”, señala, junto con desclasificar una anécdota: “A nosotros nos llegan menos de tres veces por partido y Gustavo lo jode a Brayan diciéndole ‘vos no te tiraste, vos ni transpiraste hoy”, cuenta el asistente que hoy obtuvo su quinto título (dos con Holan en Independiente y tres con Quinteros).
Stillitano le agradece a Quinteros por las posibilidades que ha tenido. “Él delega y nos deja trabajar con nuestra impronta”, cuenta y también desclasifica alguna de las rutinas. “Después de ver videos y armar el entrenamiento del día siguiente, nos vamos al gimnasio y hacemos pesas o nos vamos a correr. También nos juntamos en la casa de Gustavo. El que cocina es el profe Roldán, que es mucho mejor cocinando que como profe. Si los jugadores corren así, imagínese cómo cocina. Cocina carne, pastas, pescado. Un fenómeno”. “Me cargan siempre con eso. Uno de los hobbies que tengo es la cocina. Acá aprendí pescado, a comerlo y a cocinarlo”, confirma el aludido.
El equilibrio en la mitad
Walter Lemma (49) al igual que su compañero puede presumir de que en su zona, la ofensiva, los números son espectaculares. “Me encargo tanto de los mediocampistas como de los delanteros y también de los laterales en sus fases de ataque. Además, me preocupo de estudiar cómo defiende el rival”, explica. De hecho, varios de los tantos albos han llegado gracias a la presión en la salida, obligando al adversario al error.
Se confiesa como un fanático de los jugadores polifuncionales y admirador de Héctor Enrique, Freddy Rincón o Leonel Álvarez. “Me fijo en los mixtos, que son un poco los referentes que tuve en mi carrera. Me gusta que puedan cumplir la doble función. La Juventus tenía a Lichtsteiner, Isla, Vidal, jugadores que cumplen muchas funciones”, apunta.
Tampoco se casa con un solo estilo. “Muchos entrenadores me gustan, pero no en su totalidad, porque no hay corrientes perfectas de trabajos. Hay aspectos que me gustan de unos u otros. Hace poco estuve mirando al Casa Pia de Portugal, que juega con línea de cinco, pero tácticamente es fantástico lo que hacen los jugadores. Me llamó la atención cómo funcionaba esa línea de cinco. Hay técnicos como Arteta, que tiene cosas interesantes, al igual que otros entrenadores que no son tan reconocidos. Hay cosas de Klopp, de Gallardo, Guardiola. De Pellegrini hay un montón de cosas para rescatar”, dice el responsable de recomendar a Pablo Solari tras su paso por Talleres.
Si bien trata de no individualizar mucho, pues considera que todos han tenido grandes avances, sí se detiene en dos jugadores. “Leo Gil ha sumado a su juego una posición diferente a la que normalmente tenía y la está utilizando muy bien. Reconoce muy bien los espacios, se mueve y presiona muy bien. Eso sí, en un proceso largo es más fácil mejorar. Mientras que Pizarro es un jugador que ha mejorado muchísimo, que ha incorporado mucho el pase para adelante; se está soltando mucho más a nivel ofensivo, porque antes era más posicional. Eso es fantástico, porque va agregando más cosas a su juego y ahora es más mixto. Ha progresado tácticamente”, subraya.
El que sacó a Cortés del arco
Jorge Martínez (47) tiene una dilatada trayectoria como preparador de arqueros. Trabajó con Christiane Endler, Fernando de Paul y también en la Sub 20 de José Sulantay, que fue tercera del mundo en Canadá 2007. Ahí conoció a Cristopher Toselli, quien lo recomendó a la UC, al igual que Matías Dituro, con quien trabajó antes.
“Toselli me dice que me va a llamar el Tati porque va a llegar Gustavo Quinteros a la Católica. Me llamó el Tati Buljubasich, fui a dos entrevistas con él y me dice ‘te queda la entrevista más difícil o la más fácil con Gustavo Quinteros’. Voy donde Gustavo, que me dice que le hable de Dituro y Toselli. Y como los conocía a los dos, le hablé de ellos. Entonces, me dice ‘tú eres mi entrenador de arqueros, te quiero mañana a las 10.30′. Y no hablé más″, rememora.
En ese paso por la precordillera, logró que Dituro se consagrara con la valla menos batida, mismo objetivo que se trazó con Brayan Cortés. “Mi metodología se basa mucho en el juego aéreo, que sean arqueros no solamente de reacción y que estén bajo los palos, sino que también con buenas lecturas de juego; con anticipación, jugando siempre al borde del área grande para poder visualizar y ser el último hombre. Ser un arquero más integral”, detalla. Y apunta: “Tanto Brayan como Matías Dituro eran arqueros que jugaban muy metidos bajos los palos y tenían cosas importantes para desarrollarlas fuera del arco, como el juego de Brayan con los pies. Había que hacerlo salir del arco. Que fuera el último hombre y tuviera la posibilidad de meter un balón en profundidad y tener asistencia”.
En ese contexto, la presencia de Solari benefició mucho al iquiqueño. “Teníamos una salida más clara cuando estaba Pablo, porque Brayan metía los pelotazos y, como Solari era bueno en el uno a uno, generábamos muchas ocasiones”, comenta el profesional, quien es un admirador de la escuela alemana y en especial de Andreas Köpke. “Me enfoco en que sean arqueros buenos técnicamente. Trabajamos en base a los errores y aciertos. Entonces, trabajamos en base al partido pasado y al que viene, y nos basamos en las lecturas; en entender el juego”, establece.
Sobre su pupilo, destaca el gran crecimiento personal que ha tenido: “Una de las cosas que he visto en el crecimiento de Brayan es su madurez y lo resiliente y fuerte mentalmente que es para sobreponerse ante las adversidades. Es muy rescatable lo fuerte que es. No renuncia hasta cuando termina el partido y eso lo notan sus compañeros y se percibe”.
El polifuncional
Rubén Bascuñán (40) a estas alturas es parte del inventario de Colo Colo. Formado en el club y con una carrera por diversos clubes de Primera División, regresó en 2018 de la mano de Hernán Torres en el cuerpo técnico de Héctor Tapia. “Me fui quedando y de a poquitito fui ganando experiencia con los distintos profesores”, comenta.
Con Mario Salas cumplía roles distintos a los que cumple ahora. “Iba a la banca con el tablet para ir haciendo el análisis en vivo del funcionamiento del equipo”, recuerda. “Ahora mi rol es ser el segundo preparador físico y asistente en general para todo. Le damos el toque técnico también. Ayudo en la parte técnica con los demás asistentes y también trabajo individualizado en gimnasio”, añade.
Pero también cumple un rol no menos importante, el de quedarse con los no citados. Ahí la contención es clave. “En definitiva, lo que tenemos que hacer es gestionar emociones, que es algo muy importante. Tratamos de ser empáticos y profesionales, para que los jugadores reciban el mensaje del cuerpo técnico y se enteren de que en un momento van a ser utilizados. Tratamos de ponernos en los zapatos de los jugadores que les toca menos y darles un tiempo de calidad en las instancias que nos toca estar con ellos”.
En cuanto a su experiencia con Quinteros y su staff, Bascu se muestra agradecido. “Ha sido gratificante, son personas muy abiertas y que dan la posibilidad. Se puede conversar de todo lo que incumbe al equipo. Piden opinión, hay debate. Se conversa mucho y son abiertos en este sentido, porque no todos te abren ese espacio. Y si bien soy del club. me he apegado rápidamente a ellos para entregar el mensaje que quiere el cuerpo técnico que entreguemos”.
Además, destaca la importancia de otros colaboradores. “Los operadores de GPS, kinesiólogos, analistas, médicos son fundamentales. Todos trabajamos para poder conseguir el objetivo”. Y en efecto, esa unión llevó a Colo Colo a su estrella 33.
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