El pasado 26 de octubre, en la sede de la Federación de Fútbol de Chile, Juan Antonio Pizzi le hizo entrega a Arturo Salah, presidente de la ANFP, y al resto del directorio, un informe en el que quedaba detallado toda su proceso al mando de la selección chilena.
En total, eran cinco tomos con alrededor de 400 fichas, donde estaban registradas cada una de las actividades que cumplió el plantel de la Roja en los casi dos años que estuvo bajo el mando de Macanudo. La Tercera tuvo acceso a uno de esos documentos, los que fueron elaborados al interior del complejo deportivo Juan Pinto Durán, una vez consumado el fracaso en las Eliminatorias rumbo al Mundial de Rusia 2018.
En dicho archivo se da cuenta de las estadísticas de los futbolistas convocados, los números del equipo en cada una de las competiciones en las que participó y, principalmente, los rendimientos físicos del combinado chileno hasta la eliminación del Mundial 2018 a manos de Brasil, sin que dichas cifras tengan alguna explicación por parte del técnico.
En el tomo, titulado Estadísticas Generales de Actividades, que comprende el trabajo realizado desde febrero de 2016 hasta octubre de 2017, es decir, toda la gestión de Pizzi, se exponen varios tópicos relevantes. Y algunos, que a simple vista no parecen tan trascendentes, dejan entrever algunas situaciones que, bien por negligencia o simple olvido, retratan el estilo de trabajo del hispano-argentino.
Por ejemplo, en las fichas de trabajo en la cancha de la Selección que expuso ante Salah, ya sea en el búnker del cuadro nacional o en algún lugar del mundo, no se detallan posibles sesiones de video o si los entrenamientos fueron tácticos o físicos. Todo se resumía a apuntar el horario de la práctica, el almuerzo, la cena y la infaltable jornada libre que siempre caracterizó a este proceso luego de cada compromiso.
Eso sí, en esas mismas estadísticas, Macanudo deja en claro que realizó 116 días de concentración, equivalentes a un 78 por ciento del total de entrenamientos que comandó. El total de jornadas de trabajo de grupo completo, como le llama en el informe, fue de 149 días, dentro de los cuales realizó 164 entrenamientos.
Bajo su dirección técnica, el adiestrador utilizó a 45 jugadores en total, considerando todos los partidos: Mauricio Isla fue el que más minutos sumó con 2.483, mientras que el que menos participación tuvo fue Rafael Caroca, con apenas uno.
En este documento de 50 hojas que recibió la mesa directiva encabezada por Salah, en el que tuvo mucho que ver el preparador físico Alejandro Richino y el grupo de analistas técnicos y audiovisuales que colaboraban con el ex DT de Universidad Católica, quedan de manifiesto algunas de las razones de la debacle del Equipo de Todos en este 2017.
En la página 22 de este libro se aprecia una estadística demoledora, que resume en buena medida la caída libre que protagonizó la Selección durante este año, específicamente, al detenerse en el recordado partido con Paraguay, el 31 de agosto pasado.
Aquella noche en el Monumental, la Roja no sólo cumplió una pobre presentación desde lo futbolístico. Desde lo físico tuvo un desempeño paupérrimo. El equipo recorrió en total un promedio de 9.321 metros. Es decir, cada futbolista apenas superó los 9 kilómetros. El número más bajo en toda la Eliminatoria bajo el mando del transandino.
Ni siquiera en Quito ni en La Paz, donde siempre se habla de regular el esfuerzo, hubo algo parecido. La fecha de dicho compromiso ante los guaraníes coincidió con la primera etapa de competencia de los principales jugadores de la Roja. Específicamente de aquellos que militan en Europa, donde los clubes habían comenzado a competir oficialmente apenas algunas semanas antes de aquel duelo.
Pero aquel partido con Paraguay no fue una isla dentro de 2017. El rendimiento físico de la Roja en todo el año en partidos de las Eliminatorias, siempre de acuerdo al informe que entregó Pizzi, fue de mayor a menor. De hecho, ante los mismos rivales, hubo un claro bajón en cuanto a los kilómetros recorridos si se va de un año a otro (ver gráfico abajo).
Si se va más allá, diseccionando el período de Pizzi en seis etapas, claramente la de estos últimos cuatro partidos en el camino a Rusia resultó nefasto para el sueño de ir al Mundial: Chile prácticamente tuvo un 10 por ciento menos de trayecto en la cancha que al inicio de la era de Macanudo.
La posesión no sirvió
En la presentación de Pizzi, donde se intentan destacar atributos futbolísticos sin posibilidad de rebatirlos, como la denominada posesión de alta intensidad o los recorridos a mediana y alta velocidad, sin especificar las zona de juego y si aquello se tradujo en algo efectivo como un ataque profundo o una defensa compacta en reconversión, hubo espacio también para resaltar el tema de la posesión en cada uno de los partidos oficiales.
Remitiéndose específicamente en los porcentajes, la Roja perdió en este rubro en solo tres partidos: Argentina en la Copa América Centenario, Colombia en Barranquilla y Brasil en Sao Paulo. En todos los demás encuentros, la Selección tuvo más el control del balón que el rival, incluyendo los dos partidos ante Alemania en la Copa Confederaciones disputada entre junio y julio pasados.
No obstante, aquellos números de posesión no se vieron traducidos en el resultado final. Y aquello, al menos en este informe al que tuvo acceso La Tercera, no se detalla. Como tampoco una explicación a los 17 puntos de 42 que obtuvo la Selección bajo el mando de Macanudo en las Eliminatorias (a los que deben sumársele los dos puntos que le otorgó el TAS a la Roja). Como tampoco existe una interpretación, ni siquiera mínima, a los gráficos de Dinámica de Juego de Alta Intensidad. Aquello no resulta útil si no se entrega un mapa del campo de juego de cada partido para hacer una correlación a lo que se expone.
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