Los incidentes que marcaron el Superclásico en el que la U rompe su maldición Monumental
Gente saltando rejas, bombas de estruendo y peleas en la zona de la barra brava alba quedaron en el registro del día en que Universidad de Chile pudo, después de 23 años, ganar en Macul.
Había un especial énfasis puesto en la seguridad del estadio Monumental en el Superclásico del fútbol chileno. El partido que pasó a la historia por la victoria por la mínima de la U ante Colo Colo, con el que rompió la mala racha de 23 años en Macul, tenía muchos ojos puestos, incluso de las autoridades, debido a la poca confianza que se ha generado en el desarrollo normal del fútbol profesional durante las últimas semanas, producto de los diversos incidentes protagonizados por las barras bravas.
Los días previos habían sido complicados. Los incidentes en el Arengazo de los albos y en el Hotelazo de los azules hacían pensar que sería un domingo complejo. Sin embargo, lo cierto es que se registraron menos incidentes de los esperados. Es algo positivo, pero el fútbol tampoco se puede conformar con, simplemente, terminar sus encuentros deportivos. Y decir que no ocurrió nada tampoco sería real. Justo antes del pitazo inicial, algunos hinchas albos saltaron rejas para cambiarse de tribunas en el reducto de Pedrero. Una práctica que no está permitida y que cada vez ha sido más normalizada por los barristas.
Aun así, el momento más álgido en materia de seguridad se vivió al arranque del segundo tiempo. Cuando hinchas de Colo Colo lanzaron bombas de estruendo en las tribunas y el partido se vio detenido por algunos instantes. Más allá de los incidentes, el juez José Cabero reanudó rápidamente las acciones en el campo de juego. Por momentos, los detonantes reventando siguieron en la galerías, pero después se detuvieron.
En paralelo, en el sector Arica se dio un enfrentamiento entre barristas y sucedió que se tiraban petardos entre ellos. Además, justo después de la finalización del tradicional encuentro, miembros de la Garra Blanca se enfrascaron en una pelea, presumiblemente por el resultado del partido. Todo esto mientras el plantel de Universidad de Chile se abrazaba en el campo de juego por un triunfo que quedará en los libros del club estudiantil laico.
Una previa compleja
A mitad de semana, la delegación presidencial sorprendió con la autorización de 11 bombos (10 de 40 pulgadas y uno de 50 pulgadas), cinco cuncunas (lienzos horizontales) de 50 metros de ancho por 50 cm de alto y otros 10 de 34 metros por 50 centímetros, además de 50 banderas de tres por tres metros, con distintos motivos alusivos al club local, y dos lienzos gigantes y un telón con una leyenda que, inequívocamente, aludía al visitante.
Esto fue justo un día antes del violento Arengazo que se vivió en Pedrero y que arrojó detenciones, buses robados y asaltos. “Hubo ocho personas detenidas. Se van a presentar querellas contra estas personas por el ataque que se realizó cobardemente a Carabineros. No hay personas que hayan resultado lesionadas en los trabajadores de DPM”, especificó Constanza Martínez, después del evento.
Además, por el lado de la U, el miedo se instaló en la noche anterior, cuando barristas protagonizaron enfrentamientos con Carabineros en un Banderazo que dejó un saldo de dos detenidos por desórdenes, uno por infracción a la ley de control de armas y explosivos, otro por robo con fuerza, lesiones de por arma blanca, maltrato de obra a un carabinero, robo con fuerza, daños, evasión de pago del pasaje del Metro y daños fiscales.
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