Los líos que sacan a Lío: por qué quiere irse Messi del Barcelona

Leonel Messi
Messi, el día del 2-8 ante el Bayern, quizás su último partido como jugador del Barcelona.

El astro argentino se hastió de los desencuentros con la dirigencia y, ahora, con la salida de sus principales lugartenientes en el camarín culé. Los problemas no son nuevos.



Lionel Messi se va del Barcelona. Deja el club de toda su vida. Y, esta vez, ni siquiera es una expresión figurativa. Han sido los blaugranas quienes han disfrutado en exclusiva del talento de quien ha llegado ser considerado como el mejor futbolista del mundo. Y también como un intocable en el club de la Ciudad Condal.

Hay que buscar en esa última condición las razones para explicar la decisión del argentino de acelerar la partida del club en el que más de alguna vez se imaginó para siempre. Algo venía mal. Messi, el símbolo del club, empezaba a ser mal visto por esa condición todopoderosa que le confería su influencia dentro del campo de juego. Había tenido problemas con Quique Setién y su cuerpo técnico y la llegada de Ronald Koeman pareció un gesto demasiado evidente del nuevo orden que querían en en el club culé.

Las primeras medidas del holandés pueden parecer un detonante para la explosión de la olla a presión en que estaba convertida la relación entre Messi y la dirigencia de Josep Bartomeu. El nuevo entrenador partió por sacar del equipo al mejor amigo del argentino: Luis Suárez. Eso, al margen del aporte futbolístico del uruguayo, pareció una auténtica declaración de guerra. Entre Messi y Suárez existe una relación de hermandad que abarca a sus respectivas familias.

Si hay algo que caracterizó la gestión del Barcelona fue la conformación de equipos a la medida de la Pulga. En ese contexto, hace rato que el argentino esperaba el retorno de otro jugador que se había ganado su aprecio en el anterior paso por el club: Neymar. Sin embargo, año tras año y mercado tras mercado se quedó esperando el retorno de la figura del PSG, un complemento que le parecía ideal, lo que ya había quedado demostrado de sobra. En el intertanto, el Barça aseguró a Antoine Griezmann, quien no ha logrado repetir en el Camp Nou el rendimiento que mostró en el Atlético de Madrid.

La relación con la dirigencia que encabeza Josep Bartomeu ya venía lo suficientemente dañada. El despido de Ernesto Valverde, quien contaba con el absoluto aval del delantero, ya la había resquebrajado lo suficiente.

Y ni hablar del efecto que provocó el ajuste salarial por la pandemia. Un sector directivo criticó a los jugadores por no aceptar una reducción salarial con mayor celeridad, lo que irritó a los jugadores quienes, una vez suscrito el compromiso, hicieron pública su molestia. “Mucho se ha escrito y dicho sobre el primer equipo de fútbol del FC Barcelona en lo que se refiere a los sueldos de los jugadores durante este periodo de estado de alarma. Antes de nada, queremos aclarar que nuestra voluntad siempre ha sido aplicar una bajada del sueldo que percibimos, porque entendemos perfectamente que se trata de una situación excepcional y somos los primeros que siempre hemos ayudado al club cuando se nos ha pedido. Incluso muchas veces lo hemos hecho también por iniciativa propia, en otros momentos que lo creímos necesario o importante”, decía un comunicado. Lo firmaba Lionel Messi.

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