Cuando ingresen a la ceremonia de apertura de los Juegos Paralímpicos de Invierno de Pyeongchang (Corea del Sur), el 9 de marzo, Diego Seguel (33) y Nicolás Bisquertt (19) no serán solamente dos chilenos parapléjicos en la cita. El primero, el más veterano del grupo, será el portador de la bandera nacional en el desfile de las naciones y el segundo, el más joven, será el depositario de las mayores esperanzas por un resultado histórico.

Seguel pasó por el windsurf, el wakeboard y finalmente aterrizó en el snowboard a los 15 años. Pero, el 28 de septiembre de 2002, su gran hobby mostró su lado cruel. "En el Snowpark de El Colorado, tomé una altura de unos 17 metros e intenté hacer un backflip (giro hacia atrás en el aire), pero caí en seco y me fracturé la médula espinal", recuerda el esquiador.

Años después, Bisquertt emprendió un desastroso paseo el 23 de enero 2012. "Di una vuelta en una moto y me caí por una quebrada, de cuatro metros de profundidad, y me pegué la espalda contra una roca", cuenta.

Pero, a raíz de esos infortunios, ambos descubrieron el monoesquí. El abanderado nacional lo vio por primera vez en 2003 con el ex paralímpico chileno Tomás del Villar, un conocido de su hermana, y nueve años después presentó el esquí paralímpico a Nicolás. "Me gustó desde el primer momento. Sentí sensaciones que nunca había experimentado antes", recuerda el nacional más joven en Pyeongchang.

No obstante, sólo se volvieron a cruzar en el alto rendimiento después de unos años. Antes de eso, Seguel incurrió en el atletismo: ganó una edición de los 10k en silla de ruedas del Maratón de Santiago, fue segundo en una competencia de 21k de esa cita y estuvo en la versión paralímpica de los Juegos Odesur de 2014, donde terminó quinto en los 100 metros planos.

Y ese mismo año, Bisquertt quería entrenar con el equipo nacional, pero aún no sabía usar el vehículo. Entonces, fue con la Fundación Andes Mágico (entidad enfocada en la rehabilitación a través del deporte) al centro de esquí de Portillo, donde aprendió a esquiar en una semana. Así, finalmente, el entrenador Carlos Torres lo llamó a entrenar con la selección chilena.

En 2015, los dos ya estaban metidos de lleno en el alto rendimiento y su dura rutina: más de cuatro horas diarias de entrenamiento en una silla con esquíes en alta velocidad y preparación física por cinco días a la semana, meses de viajes, adrenalina y temperaturas extremas que pueden llegar a los 20 grados negativos.

Pero ambos concuerdan con que nada se compara con las sensaciones en el monoesquí. "Subirse a él es como ponerse piernas nuevas. Hay una sensación de libertad y placer al sentir la velocidad. Te sientes uno con la naturaleza y disfrutas de la inmensidad de la montaña", expresa Seguel. Su colega añade: "Cuando estamos fuera de temporada me quedo mirando la silla y la quiero usar. Cuando me la pongo y esquío, siento que puedo hacer lo que quiero".

El debut

Junto a los esquiadores Julio Soto (27) y Santiago Vega (20), Seguel y Bisquertt vivirán su debut paralímpico en Corea del Sur con dos panoramas distintos. El deportista de 33 años participará en las pruebas de slalom y slalom gigante tras clasificar con el primer podio de su carrera en el Winter Park Open de Colorado (EE UU), realizado en enero, donde salió tercero en el slalom súper gigante.

Y tras una votación de diez compañeros y otros miembros del equipo nacional, será el encargado de llevar la bandera en la Apertura de los Juegos. "Creo que me eligieron por mi nivel de compromiso y mi entrega en los entrenamientos. Representar a Chile es lo máximo y me siento muy emocionado con ser el abanderado", dice Seguel.

A su vez, Bisquertt es el más prometedor del equipo. En la misma competencia en Colorado, el deportista ganó una carrera de slalom gigante y otra de súper gigante. Además, cosechó un séptimo lugar en el súper gigante y un noveno puesto en el descenso de la Copa del Mundo de Kimberley (Canadá), en febrero. Motivos suficientes para que Seguel apueste sus fichas en él, que estará en las pruebas de slalom, slalom gigante, súper gigante y descenso.

"Creo que sería muy bueno que los chilenos terminen entre los 20 mejores en sus pruebas. Pero Bisquertt ha agarrado varios podios y no me sorprendería si termina entre los cinco primeros en alguna disciplina", estima el abanderado, quien competirá en slalom y slalom gigante.

"Estoy ansioso, nervioso y feliz por cómo ha ido todo. Tengo ganas de correr luego. Creo que podría perfectamente llegar a un top 5 o quizás lograr una medalla en el gigante o súper gigante", sostiene el más joven del equipo nacional.

Con la velocidad del esquí bajo su silla y los pequeños esquíes que también lo empujan en sus bastones, los chilenos no le temen a nada. "Los deportes de montaña son de los más duros. Es uno contra la naturaleza, entonces la montaña te hace más luchador", expresa Seguel. Y por eso, en Pyeongchang, los nacionales irán a dar batalla.