Hasta hace unos años, Universidad Católica gozaba de una salud envidiada. Coronándose como el primer tetracampeón de torneos largos en la Primera División chilena, tenía el proyecto deportivo más sólido del país. Parecía que los constantes cambios de entrenador de un año para otro no alteraban el plan institucional de la UC. Sin embargo, la brújula se extravió en San Carlos de Apoquindo y ahora la realidad es muy distinta. Desde 2022, el panorama viró en 180 grados. Hoy, el club se quedó sin torneo internacional para el año y, como añadido, se quedó sin entrenador.
La eliminación de la Copa Sudamericana, a manos de Coquimbo Unido, caló muy hondo. Tanto así que la era de Nicolás Núñez se acabó tras la derrota 2-0 en Concepción. Alcanzó a estar 18 partidos al mando de los franjeados, con un rendimiento del 38,9%. Solo sumó 21 puntos de 54 posibles. Para cualquier equipo grande, estos números son sinónimo de problemas, de un constante tambaleo en el proceso. Hasta que se acabó.
Por segundo año consecutivo, Católica se quedó afuera de la Sudamericana en la ronda inicial y ante un rival chileno. Tanto desde lo estadístico como en lo futbolístico, se denota marcadamente que el declive de los cruzados arrancó precisamente cuando perdió ante Audax Italiano por 3-2 en Rancagua, el 7 de marzo de 2023, por la Copa pasada. Hasta antes de ese duelo, el equipo que comandaba Ariel Holan estaba peleando el primer lugar del Torneo Nacional, planteando ese “revolucionario” 4-2-4 que le resultó en el inicio de la temporada 2023.
Los resultados disimulaban las falencias que tenía la UC, como un plantel desbalanceado, con exceso de defensas y delanteros, y una escasez de volantes que no pudo corregir. Con la eliminación, la curva de rendimiento fue descendiendo y quedaron a la luz todas las grietas del equipo del argentino, campeón con la UC en 2020.
Los datos son brutales. Haciendo el ejercicio de revisar cómo le ha ido a Universidad Católica desde aquella mentada derrota con los itálicos, que marcó su despedida prematura de la Sudamericana del año pasado, se percibe el nítido ejemplo de un año para el olvido. Desde el 7 de marzo de 2023 hasta hoy, post derrota con Coquimbo, el equipo cruzado disputó un total de 32 partidos, por todas las competencias (Torneo Nacional, Copa Chile y Sudamericana). Tiene un registro de ocho triunfos, 11 empates y 13 derrotas. Sacó 35 puntos de 96 posibles, lo que arroja un escuálido rendimiento del 36,5%.
Planteado de otra manera, igualmente perjudicial para la UC, el equipo franjeado ganó solo un cuarto (el 25%) de los partidos que jugó entre marzo de 2023 y marzo de 2024. Las victorias fueron dos con Ariel Holan (4-1 a Copiapó y 2-0 sobre Wanderers), una con Rodrigo Valenzuela (2-1 a Coquimbo) y cinco con Nicolás Núñez (2-1 sobre Ñublense, 1-0 a Magallanes, 3-0 a O’Higgins, 3-0 sobre Unión La Calera y 2-0 a Palestino). Además, apenas en ocho encuentros logró terminar con su valla invicta. Nuevamente el 25%. La fortaleza defensiva que alguna vez construyó, sobre todo cuando Matías Dituro mostraba una performance sobresaliente, también se diluyó.
Por cuarto año consecutivo, Católica debe cambiar su mando técnico en medio de la campaña: de Poyet a Paulucci en 2021, de Paulucci a Holan en 2022, de Holan a Núñez en 2023 y de Núñez a un nuevo DT en 2024. En medio de las críticas de los hinchas hacia la labor de Juan Tagle, presidente, y José María Buljubasich, gerente deportivo, Cruzados nuevamente debe salir al mercado para encontrar a un técnico. Mientras la búsqueda está activada, este lunes la UC enfrenta a Everton (que también sacó a su DT, Francisco Meneghini, tras su eliminación copera) en Santa Laura, con Rodrigo Valenzuela al mando.