Los "originales", la categoría más extrema, sacrificada y desconocida del Dakar

Julián José García
Julián José García, en la largada, uno de los pilotos que decidió correr como "original". Foto: EFE.

La regla de oro en esta peculiar clase del Dakar es que ni la organización ni ningún otro piloto participante puede asistirles durante la carrera a menos que sea otro "original".



Entre los más de 500 participantes del Dakar, hay un pequeño grupo de desconocidos que nunca levantan la atención de las cámaras, pero sí la admiración del resto de competidores, pues corren solo ellos y su moto, sin ningún tipo de ayuda, lo que hace que esta aventura sea todavía más extrema.

Son los llamados "originales", pilotos sin renombre, motivados por la nostalgia y la valentía de hacer el Dakar como se hacía hace cuarenta años, sin nada más que una caja de herramientas para reparar su moto a lo largo de los miles de kilómetros de esta prueba.

En la actual edición del rally, la cuadragésima de su historia, y la décima que se corre en Sudamérica, se inscribieron 27 "originales", quienes por el día tienen que hacer de pilotos y por la noche de mecánicos para poner su moto a punto para el día siguiente.

La regla de oro en esta peculiar categoría del Dakar es que ni la organización ni ningún otro piloto participante puede asistirles durante la carrera a menos que sea otro "original", lo que enfatiza el espíritu de solidaridad del Dakar más genuino.

Solo la empresa Motul les da algunos aparatos para limpiar la moto y les asesora si necesitan cambiar el aceite con tal de que puedan seguir en carrera el mayor tiempo posible.

A estos intrépidos y aguerridos aventureros se les puede ver bien entrada la madrugada desvelados con los reglajes de su moto, mientras los pilotos de equipos oficiales como KTM, Honda y Yamaha hace horas que están durmiendo en sus caravanas, pues un numeroso equipo de mecánicos se encarga de dejar como nueva su moto.

Esas comodidades están a años luz de poder ser disfrutadas por los "originales", que deben dormir en una tienda de campaña que les da la organización, haga frío o calor.

"Anoche apenas dormí dos horas", cuenta el argentino Juan Agustín Rojo, el piloto más joven de toda la caravana de este rally, que a sus 20 años corre su segundo Dakar, el primero como "original".

"Corrí el Dakar de 2016 con un equipo de asistencia pero no me fue bien y decidí redoblar la apuesta para correr como 'original', sin importar el trabajo que hay que hacer, ni la edad ni nada. Solo para demostrarme a mí de que sí se puede", argumenta.

Rojo, natural de la provincia argentina de La Rioja, afirma que solo piensa en llegar a la meta del rally en Córdoba (Argentina) para compensar todo el esfuerzo hecho durante el resto del año para estar en esta carrera.

El argentino dice que de momento lleva bien ser su propio mecánico, aunque reconoce que el recorrido de este año "es bastante duro", en especial las cinco primeras etapas por el desierto de Perú.

Tras seis etapas, el Dakar tiene una jornada de descanso en La Paz, pero a la capital boliviana no pudieron llegar cinco "originales" que tuvieron que abandonar la carrera, lo que siempre genera pesar entre el resto de competidores de la misma categoría.

Así ocurrió anoche cuando conocieron el accidente del español Julián José García Merino, que sufre un traumatismo craneal y tiene al menos una costilla rota tras accidentarse a gran velocidad durante la sexta etapa.

"Se siente mucho. Te afecta cuando alguien abandona porque no abandonas una carrera de enduro cualquiera. Aquí todos la pelean para no abandonar", comenta Rojo, que corre a bordo de una KTM.

Entre los "originales" también está el argentino Carlos Verza, inconfundible en el campamento con su mono alusivo a la piel del yaguareté (jaguar), con el que compite en todas las etapas para alertar del riesgo de extinción de este animal tan simbólico su natal Chaco.

"Soy un defensor de la naturaleza, y el yaguareté es muy especial. En nuestra zona, está por arriba de todas las otras especies. Anda solo y es un animal muy difícil de ver", indica.

Verza, mecánico de profesión, cuenta que disfruta correr como "original" porque le gusta la aventura e improvisar: "Mi mente se divierte cuando hay un problema", añade, como cuando el año pasado, en la primera etapa del Dakar, tuvo que cambiar por completo el motor de su quad.

Para estos "originales", terminar cada etapa del Dakar es todo un éxito y llegar al final del rally a bordo de su moto es sentirse como el campeón moral de la carrera, pues triunfaron ante la misma adversidad a la que desafió su creador, Thierry Sabine, impulsor del rally más duro del mundo.

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