Héctor Tapia concentra buena parte de los reproches de los hinchas de Colo Colo después de la eliminación de los albos en la Copa Libertadores. Los fanáticos del Cacique descargan sus críticas al modelo de juego del estratega, quien nunca pudo encontrarle solución a los problemas que le planteó Luiz Felipe Scolari desde la banca de Palmeiras, el verdugo de los albos en el torneo continental.

Los pecados del técnico, en todo caso, parten un poco antes y no solo se remiten a las equivocaciones en el planteamiento de ambos partidos ante el Verdao. Por esa razón, incluso, el respaldo tan categórico que había manifestado Blanco y Negro para la extensión de su permanencia en la banca ya no es tan absoluto. Ahora se circunscribe a la evaluación que realice el director deportivo del club, Marcelo Espina, que luego debe ratificar el directorio que encabeza Gabriel Ruiz Tagle.

La elección de los refuerzos

Para el segundo semestre, los albos ficharon a cuatro jugadores. Se concretó el ansiado retorno de Lucas Barrios y, además, volvió Esteban Pavez, arribó el lateral izquierdo Damián Pérez y ficharon al juvenil venezolano Danny Pérez.

El primero volvía a Macul para conformar una dupla letal con Esteban Paredes. Sin embargo, su aporte ha estado muy lejos de las expectativas. En la Copa, Barrios jugó todos los minutos correspondientes a los cuatro duelos que podía disputar: las llaves ante Corinthians y Palmeiras. Sin embargo, no gravitó. El balance para La Pantera, de pasado glorioso por Macul, solo lo salva el descuento que anotó en la caída ante el Timao en Brasil, que permitió el paso a los cuartos de final. En el torneo local, las cosas no marchan mejor: Barrios suma dos goles en nueve jornadas. Poco para la principal apuesta del club, a razón de una inversión millonaria.

Pavez, en tanto, recién vino a ser titular en la inexplicablemente defensiva propuesta de Tapia en el Allianz Parque. El volante conformó la zona defensiva del mediocampo con Claudio Baeza y Carlos Carmona. A nivel local, registra 338 minutos en seis duelos. Cuatro de ellos los ha disputado desde el comienzo. Sigue lejos de marcar alguna diferencia.

Damián Pérez llegó desde Xolos de Tijuana para adueñarse de una banda izquierda que en Colo Colo no tiene un especialista desde la partida de Jean Beausejour a la U. La imagen del transandino se fue diluyendo partido a partido. Termina dejando la impresión de que se trata de un jugador que no aporta demasiado en la faceta que más interesa en los albos: la ofensiva. Para colmo, se perdió la vuelta ante Palmeiras tras la expulsión que recibió en el Monumental.

Danny Pérez, el venezolano que llegó en una cuestionable operación que involucró a Deportes La Serena, ni siquiera ha sido convocado.

La falta de un plan B

Héctor Tapia tuvo tiempo y facilidades para trabajar. Sin ir más lejos, el técnico pudo realizar una pretemporada en Brasil con el objeto de adecuarse a las condiciones que iba a encontrar primero para el duelo ante Corinthians en octavos de final. Sin embargo, en todo el período que suma en su segunda etapa en la banca popular, no ha sido capaz de encontrar una fórmula distinta al ideal que tiene en mente, sobre todo cuando los partidos exigen un cambio de planes. La figura del 3-4-1-2, sustentada en la solidez del bloque defensivo, el buen rendimiento de Opazo, la conducción de Valdivia y la contundencia de Paredes le alcanzó para llegar a medirse ante Palmeiras. El problema surgió cuando Scolari encontró el antídoto, anuló las fortalezas albas y les planteó nuevos problemas, como la adecuada reconversión defensiva. Ahí, Tapia no supo reaccionar y terminó llevándose dos lecciones del ex DT de la selección brasileña. Ni siquiera la sobrepoblación de volantes que planteó ante el Verdao en la vuelta, en una propuesta insólitamente defensiva cuando necesitaba ganar por dos goles para avanzar, le dio solidez a la escuadra de Macul.

En el mismo contexto pueden enmarcarse los errores de lectura del entrenador quien, por ejemplo, sintió que su equipo había dominado a Palmeiras en la ida cuando, en realidad, fue Scolari el que creó esa falsa imagen para generar espacios que permitieran explotar las debilidades defensivas de los albos.

La racha negra

La caída de anoche ante Palmeiras es la sexta en línea que sufre Colo Colo, considerando partidos criollos y por la Libertadores. Los reveses se produjeron, consecutivamente, frente a Corinthians, Everton, Palmeiras, Antofagasta, Universidad Católica y, otra vez, el Verdao. El registro entra en la historia como la peor producción de un equipo albo en los últimos 38 años. Una marca, por cierto, indecorosa en relación a la historia del Cacique y a su obligación de ser un protagonista permanente de los torneos que disputa.

Distancia con los referentes

El regreso de Tapia a la banca alba supuso un cambio de escenario en el plantel popular. Sobre todo entre los jugadores más experimentados. Gonzalo Fierro salió del olvido al que estaba condenado con Guede, aunque, prácticamente, solo a nivel local, pues en la Libertadores participó escasamente en la llave ante Corinthians. Sin embargo, hubo uno que lo pasó peor: Jaime Valdés. Pajarito, referente obligado desde que llegó a Pedrero, es ahora un mero actor de reparto. En la segunda rueda del Campeonato Nacional suma apenas tres partidos como titular. Y en la Copa la señal fue aún más evidente: no lo consideró como titular ni ante Corinthians ni frente a Palmeiras. Entre ambas series totalizó apenas 28 minutos. Anoche, ni siquiera fue una opción de cambio.

Falta de oportunidades a los juveniles

La falta de renovación en el plantel popular es evidente. Un ciclo que, al menos a nivel local, permitió sumar títulos empieza a llegar a su fin. Sin embargo, tampoco aparecen grandes señales de renovación, al menos en lo que respecta a las opciones de real nivel que ofrece la cantera.  En julio, Tapia manifestó una postura categórica: "Yo no regalo posibilidades, esas posibilidades se las tienen que ganar". Además, el entrenador se escuda en una deficiencia del proceso formativo que ha desarrollado el club. "Colo Colo tiene una brecha importante ahí, entre la categoría '96 y 2000", ha dicho. Así, salvo el de Iván Morales, el resto de las opciones no lo convence plenamente. A Branco Provoste, William Alarcón o José Aguilera los considera casi por obligación.

Una rotación que no alcanza

El plantel de Colo Colo luce problemas serios de estructura. Es más variado que el de muchas escuadras nacionales, pero a nivel internacional no le alcanza para competir. Si no está Paredes, como anoche ante Palmeiras, por ejemplo, no hay una opción que lo reemplace adecuadamente. Sin Damián Pérez, en teoría, el dueño de la franja izquierda, Tapia tuvo que recurrir a Gabriel Suazo, que no ha logrado emular las actuaciones que lo llevaron al primer equipo en la gestión de Guede. Si a Colo Colo le sacan una pieza de las estelares, se resiente. Le pasó ante Temuco y frente a Iquique, por ejemplo. Ante los del Ñielol, sacó inexplicablemente de la cancha a Jorge Valdivia. La explicación fue peor: "El partido no era para sacarlo, pero estaba planificado".

Igualmente, Tapia defendió la decisión de alternar jugadores. "Rotar era una decisión que había que tomar y la tomé", dijo después de la caída ante los Dragones Celestes en Calama. El problema es que, en el camino, Colo Colo perdió valiosos puntos que lo alejaron de la carrera por el título. Y lo que es peor, casi fuera de la próxima Copa Libertadores. Algo que para la directiva de Blanco y Negro resulta imperdonable. En ese escenario, el DT se queda sin defensa.