En el mundo, los casos de dopaje por el hexapéptido de liberación de hormona de crecimiento (GHRP-6) son más bien escasos. Al menos, muy pocos han sido los deportistas que fueron sorprendidos con esta sustancia, que hoy está en la palestra luego de habérsele sido detectada a la lanzadora de bala Natalia Duco, la primera representante del atletismo a la que se le detecta.
El caso más reciente fue el del ciclista lituano Raimondas Rumsas, quien dio positivo y fue suspendido por cuatro años. Su castigo termina en octubre de 2021. El pedalero arrastra una increíble historia. Su padre fue sancionado por consumo de EPO. Su madre fue sorprendida con una gran cantidad de sustancias ilícitas en su auto. Justo el día en que su esposo había logrado el podio en el Tour de Francia. La justicia francesa condenó a cuatro meses de prisión al matrimonio.
En 2016, el luchador estadounidense de UFC Chad Mendes fue sancionado con dos años. El fin de semana pasado, recién pudo volver a los cuadriláteros.
Un año antes, en junio de 2015, el rugbista neozelandés Finn Hart-Strawbridge fue suspendido por dos años, luego de declararse culpable de posesión de GHRP-6. Se le detuvo en la aduana portando un paquete con la sustancia.
El equipo australiano de rugby Cronulla-Sutherland Sharks fue también salpicado luego de que se determinara que el bioquímico del plantel, Stephen Dank, le suministrara a los jugadores la sustancia bajo engaño, lo que le valió una prohibición de trabajar de por vida, mientras que algunos de los jugadores recibieron castigos retroactivos.
El quinto caso es del tenista estadounidense Wayne Odesnik, quien en 2015 recibió una inhabilitación de 15 años, tras un positivo por androtestosterona y GHRP-6. La alta sanción se debió a que fue su segundo dopaje.
Por último, en 2016, el halterófilo polaco Krzysztof Szramiak fue castigado hasta 2024 por el GHRP-6. Era reincidente: seis años antes había dado positivo por metandienona.