El tiempo le sobra a Arturo Vidal y la barba está, fácilmente, cinco centímetros más larga de lo que acostumbra. Los días pasan lento en Barcelona, en la mansión que el club blaugrana le asignó al volante chileno, blanca, de dos pisos, con amplio patio y con una piscina de grandes dimensiones. Ahí está el Rey, en la misma casa que antes de él utilizaba el brasileño Paulinho, a no más de 10 minutos en auto de la Ciutat Esportiva de Sant Joan Despí, el centro de entrenamientos de su actual institución. En un lugar residencial acomodado, pero distante de la zona costera de lujo donde residen Lionel Messi, Luis Suárez o Iván Rakitic.
Ahí está el Rey. Acompañado por su pareja, la colombiana Sonia Izaza; su preparador físico particular y verdadero confesor, Juan Ramírez; una cocinera chilena que trabaja para él y un par de amigos que se encontraron con la cuarentena viviendo bajo el mismo techo. Ahí está el volante que para muchos le discute al gran Elías Figueroa la condición de mejor futbolista criollo de todos los tiempos, esperando que todo vuelva a ser como antes o lo más cercano posible a una añorada normalidad.
Un gimnasio muy bien equipado. Un aro de básquetbol en el patio. El computador y el teléfono móvil de alta gama, sus mejores aliados. El bicampeón de América con la Selección busca completar los días separado de una cancha de entrenamiento. Cerca de sus hijos Alonso, Elizabetha y Emiliano, pero también muy lejos. El aislamiento social que se decretó el 15 de marzo en España le impide tener un contacto tan frecuente con sus retoños, pese a que ellos viven en una casa cercana a la suya, con su madre, la exesposa de Vidal, María Teresa Matus. Las videollamadas suplen, en algo, esa ausencia. Ayer, después de muchos días, pudo compartir con sus hijos. Las redes sociales son su canalizador con el mundo exterior, principalmente en Chile.
¿Cómo es un día “normal” (muy entre comillas) durante el encierro domiciliario? El mismo Rey Arturo se lo describe a La Tercera desde su hogar: “Parto el día temprano, entrenando. Para eso es muy importante el trabajo que hacemos con Juan Ramírez. Además tengo un gimnasio con algunas máquinas en casa y eso ayuda a trabajar rutinas”, cuenta el jugador.
Si bien fue el mismo FC Barcelona el que solicitó el confinamiento a los jugadores, el control sobre el plantel, según explica Vidal, no baja. Pero claro, nunca será igual para un futbolista que le gusta jugar al ciento por ciento hasta las pichangas del entrenamiento. “Hay pautas que da el club y estamos en constante conexión, pero no es lo mismo que hacer trabajos de equipo en el campo. Eso se echa de menos”, comenta.
Lo cierto es que por más que intente llevar una vida de deportista en su casa, las horas de ocio se multiplicaron. El nacido en San Joaquín ocupa ese lapso para dormir, chatear y revisar las campañas que está llevando adelante desde Barcelona: #TodosconlaCamiseta y #JuegadeLocal son los eslóganes que promueve, el primero por iniciativa propia (en sociedad con Gary Medel) y el segundo, ligado desde enero a la marca de cervezas Budweiser, que se comprometió a donar 10 mil unidades de alcohol gel para combatir el Covid-19. Ambas gestiones en beneficio de la Cruz Roja de Chile.
“Veo algo de televisión y estoy muy pendiente de lo que está pasando con el Coronavirus, especialmente acá y en Chile, pero principalmente dedico el tiempo libre a estar conectado con mi familia. Paso mucho tiempo entrenando y también converso harto con mis amigos. Así nació la idea de la campaña Todos con la Camiseta que armamos con Gary, para así poder ayudar a través de la Cruz Roja a quienes lo necesiten en esta crisis”, afirma. Lo que sucede con el coronavirus, especialmente en Chile, lo tiene muy apesadumbrado, según contó en una entrevista con la agencia de marketing y publicidad que lo asesora (Vibra, propiedad de Fernando Felicevich): “Ver que todos los días y en todo el mundo se muere gente, no estar con los niños como uno quisiera, todo está distinto. Es una preocupación constante, como una pesadilla que se pone cada vez peor”.
Pero ya entrando en sus gustos más personales, hay dos cosas que le quitan el sueño a Vidal. Sus proyectos más íntimos. El Rodelindo Román, su club de barrio, que adquirió y ya lo tiene en la Tercera División A; y el Stud Advidal, donde vuelca su otra gran pasión, la hípica.
A diferencia de lo que hizo Marcelo Salas en Deportes Temuco, el King anunció hace varios días que no iba a cortar los suministros para los funcionarios del equipo de fútbol. Si bien el plantel no es profesional (la Tercera A todavía es una categoría amateur), los jugadores sí reciben “apoyos” que no fueron rebajados. Lo mismo se aplicó a los cuerpos técnicos de todas las series, que sí tienen contrato de trabajo, y con las escuelas de fútbol, que siguen recibiendo sus aportes, aunque por culpa de la pandemia hoy no funcionan. En total, en el Rodelindo, Vidal invierte cerca de 700 millones de pesos al año. En época de tranquilidad, el mediocampista tiene la costumbre de comunicarse una vez a la semana con el área dirigencial y deportiva del club. En período de cuarentena, ese contacto es diario y más de una vez por jornada. En los próximos días, se supone, anunciará un plan social para redoblar el apoyo a su gente del Rodelindo. Futbolistas y trabajadores.
¿Y la hípica? Quienes conocen a Arturo aseguran que el mundo de los caballos y las carreras lo encienden incluso más que el fútbol. Uno de los amigos que hoy se hospeda en su casa en Barcelona es Humberto Álvarez, quien lo acompaña siempre en sus proyectos ecuestres (el otro es Esteban Colipe, amigo de la infancia en San Joaquín). “Si algo tiene desesperado a Arturo, más que el fútbol incluso, es que no haya carreras. Eso sí que lo tiene mal”, cuenta un cercano al mediocampista. Una afirmación que se refrenda con lo que transmite la misma figura blaugrana a este medio, cuando adelanta qué es lo primero que hará en cuanto se terminen las restricciones en España y en Chile: “Estar con mi familia y ver a los amigos. Y también ver a mis caballos”, sentencia.
Eso sí, a la hora de responder sobre qué es lo que más extraña de la libertad, Vidal no duda de lo que esta en el tope de su lista: “Poder compartir, el contacto físico con las personas que uno más quiere”. Está claro que la separación sanitaria con sus hijos e hija mantiene muy incómodo al jugador que destaca más por su fiereza y combatividad que por su ternura. ¿Y el fútbol, no lo extraña? “Evidentemente que también echo de menos jugar. Estar con los compañeros y compartir el camarín”.
Efectivamente, acerca del deporte que le da de comer no quiere profundizar tanto. Quizás le afecta esa sensación de incertidumbre sobre su futuro inmediato. No solo durante la pandemia, sino que después de la crisis. Los medios oficialistas del Barça lo pusieron, nuevamente, en ruta hacia la Serie A de Italia, específicamente al Inter de Milán, casi como una moneda de cambio para alcanzar el fichaje de Lautaro Martínez. Su actual entrenador, en tanto, esbozó una defensa en la que también lo ubicó en inferioridad técnica respecto a sus compañeros: “Es verdad, quizás Arturo no pueda tener la calidad que tienen otros futbolistas, pero lo compensa con otras virtudes, que nos vienen muy bien”, aseguró Quique Setién a la cadena española RAC1.
El mundo interno de Vidal está lleno de cábalas. Una de las más importantes es antes de cada partido arreglarse ese look mohicano que ya lo distingue en todas las canchas del planeta. Un estilista personal que va a su casa y cumple con ese ritual sagradamente. Una tarea simple que por culpa del coronavirus está interrumpida. Por eso, hasta no hace mucho, se vio a la estrella nacional con mucho cabello en los costados de su cabeza. No fue por gusto, sino por necesidad, hasta que no le quedó otra que operar por sí mismo para revivir el estilo guerrillero que cultiva. Con la barba hace lo que puede, aunque el descuido ha terminado con incipientes canas sobre el mentón.
Cuando vuelva el fútbol, volverá el mohicano auténtico, si es que el volante mantiene sus costumbres místicas. Cuando vuelva el fútbol, también vendrán desafíos importantes para una figura de 32 años (cumple 33 el 22 de mayo), que sueña con ganar una Champions, en el formato que se defina, y jugar una última Copa del Mundo con la Selección. A propósito de la Roja, quedó fijado para septiembre el inicio de las Eliminatorias para Qatar 2022. ¿Cómo llegará Chile después de casi un año sabático al mando de Reinaldo Rueda? ¿Muy golpeado? Arturo responde con firmeza: “Todas las selecciones llegarán con los mismos tiempos de para. El coronavirus ha afectado a todos por igual. Es cierto que como Selección llevaremos mucho sin jugar, pero somos profesionales y la mayoría nos conocemos. Eso ayuda mucho cada vez que jugamos como Selección”. Lo firma el Rey, desde su claustro en Barcelona, donde el tiempo le sobra y la barba a esta altura del día ya debe estar unos siete centímetros más larga.