Ben Brereton le convierte a Paraguay y los hinchas enloquecen. No solo porque Chile se reencuentra con el gol y comienza a cimentar un triunfo que lo mantiene con algo de vida en la aspiración de clasificar al Mundial. También porque quien lo convierte es el regalón de los aficionados. En mayo, el delantero del Blackburn Rovers apareció por primera vez en la convocatoria de la Roja. Había decidido defender al país de su madre en un momento que ya era complejo para las opciones de llegar a Qatar. Desde ese día, fue ungido por los fanáticos como la esperanza ofensiva que hace rato espera la Selección. Su llegada suponía, en gran medida, un poco de aire fresco. Pero, sobre todo, fue premiado por una lealtad que no estaba obligado a mostrar.
Rápidamente, el británico justificó ese aprecio. Que no solo se extendió a las redes sociales, donde su popularidad comenzó a crecer exponencialmente, al punto de que, entre Twitter e Instagram suma más de un 1.100.000 seguidores. El cariño también le comenzó a llegar desde donde quizás más importa: de parte de sus compañeros. En un camarín plagado de líderes, el delantero se hace notar. No con declaraciones rimbombantes ni con actitudes exageradas. Tampoco con afán de protagonismo, porque el que ha conseguido le ha llegado más que lo ha buscado. Brereton se impone desde la simpleza de sus actos. Desde la humildad de sus actitudes. Incluso desde la sobriedad más propia de la particularidad con que se disfrutan el fútbol y la vida en Inglaterra.
Ben es relajado, se lleva bien con todos, habla lo justo y se ríe bastante. De hecho, en el mismo vestuario lo describen como “un tipo demasiado piola”, cuyas actitudes no se parecen a las de un futbolista ‘convencional’. Y que no se deja llevar por el impacto que ha producido su figura incluso a nivel mediático. “No le interesa competir con nadie, porque no vino a eso”, grafican.
Español y mate
Brereton se ha ‘chilenizado’ de a poco. Tímidamente, se atreve con algún saludo en español. Un ‘hola’ o un ‘hasta luego’ dan cuenta de que se esfuerza por aprender y, fundamentalmente, por darse a entender. De hecho, tiene en mente estudiar para profundizar su manejo del idioma. Esa actitud, que le ha permitido relacionarse de mejor forma con el grupo, se ha traducido, también, en beneficios para su juego. A diferencia de lo que aconteció en la Copa América donde muchas veces levantó las manos marcándole una opción de pase a algún compañero, que finalmente no se concretó, ahora se le ve más involucrado en el funcionamiento. Sus compañeros también empiezan a confiar en sus capacidades futbolísticas. Saben que si le pasan el balón podrán generar alguna ocasión de riesgo. O que, al menos, le dará un buen destino. En cada partido, ha mostrado las condiciones técnicas propias de la formación en el fútbol británico.
Sus compañeros están pendientes de él. Incluso cuando no juega por la Roja. En varias ocasiones, los referentes le han dedicado algún posteo producto de sus actuaciones por los Rovers. Sin ir más lejos, después del hat-trick que le anotó al Cardiff City, por la Championship, el capitán de la Roja, Claudio Bravo, lo felicitó. “Gran actuación, Ben. Felicitaciones y disfruta el momento”, le escribió, en inglés, el guardameta del Betis.
El intento por comunicarse con sus compañeros ha determinado, en buena medida, la cercanía del delantero con algunos de ellos. Por ejemplo, se sabe que Bravo y Mauricio Isla han sido los más próximos al atacante. La razón es obvia: ambos jugaron en Inglaterra y tienen un buen manejo del inglés.
Sin embargo, lentamente, Brereton comienza a adentrarse en las tradiciones más sudamericanas. En esta jornada, por ejemplo, compartió una imagen tomando mate con el guardameta Gabriel Arias.
El factor Robinson
En el camino hacia la consolidación, Brereton se encontró, inesperadamente con otro factor que afirmó su identificación con el grupo: a comienzos de septiembre, el estadounidense Robbie Robinson, quien era visto como otro descubrimiento para potenciar la ofensiva, siguiendo la lógica de su exitoso caso, se devolvió a Estados Unidos después de pasar unos días en Juan Pinto Durán.
Indirectamente, esa decisión terminó fortaleciendo la valoración del plantel respecto del ariete del Blackburn Rovers. Enfrentado a las mismas dificultades y condiciones que pudo haber visto el atacante del Inter de Miami, Brereton eligió quedarse. En el búnker de la Roja se lo agradecen. Más todavía después de su decisivo aporte en la victoria sobre los guaraníes.