Joaquín Larrivey se ha cansado de decirlo. Sin miedo, gritándolo a los cuatro vientos, el goleador de Universidad de Chile revela que quiere continuar en el club que hoy dice ser de sus amores. Se siente cómodo, como en casa. Pese a sus deseos, se pone plazos: la decisión de Azul Azul no puede pasar de agosto. En caso contrario, el goleador buscará club fuera del país. Hasta hoy, desde la Cisterna aún no había ningún ofrecimiento para sellar su continuidad.
Es que a sus 36 años, el goleador argentino parece habituar un cuerpo 10 años menor. Corre cada pelota como si fuese la última. A eso, se le suma el valor agregado de estar en el lugar preciso para lograr que los azules festejen. Ayer anotó un doblete en la victoria frente a la UC, que puso fin a una sequía de casi tres años sin celebrar ante el cuadro de Las Condes.
Los número de Larrivey son categóricos. Su importancia queda reflejada en los números: de 14 goles que la U ha anotado durante esta campaña, 11 han sido del argentino. Pelota que toca, pelota que transforma en celebraciones para el pueblo azul.
Los halagos para el argentino vinieron de todas partes. Incluso desde el lado de su representante y amigo, Walter Montillo, el ex 10 estudiantil. “Los goleadores tienen que jugar siempre, siempre, siempre…. Qué alegría le estás dando a la gente hermano. El tiempo siempre acomoda las cosas, papá”, escribió la Ardilla. Cabe recordar que el ex San Lorenzo estuvo relegado en la banca de suplentes hace un par de meses bajo la conducción de Rafael Dudamel.
Su cuidado personal ha resultado clave para enfrentar el proceso final de su carrera. El goleador demuestra que la edad no es sinónimo de rendimiento. Y así también lo asume al momento de preocuparse de su alimentación.
“Intentamos comer todo orgánico, lo máximo que podamos, en frutas y verduras de estación. Mi mujer se encarga de encontrar gallinas libres, vacas que se críen al pastoreo como era antes”, decía hace unos meses. Muy poco gluten y casi nada de azúcar. “Para estar a la altura de un equipo de alto rendimiento, hay que extremar los cuidados, lo que hacen todos los que están con mi edad”, aclaraba.
Otro de los pasatiempos del delantero son los estudios. Su tiempo libre lo dedica a su familia y a sacar el cartón de técnico que realiza en la escuela de Menotti. Quizás, esos mínimos detalles, le han servido para entender cada vez más el juego y aprovechar cada oportunidad que se le brinda.
“De hace poquito más de un año que hago un curso de entrenadores en la escuela de Menotti, que permite a los futbolistas profesionales sacar el título a distancia en un sistema on line con exámenes y trabajos prácticos. En este tiempo me ha ayudado a intercambiar ideas con gente amiga, que está al otro lado de la línea, y me ha permitido oír a muchos entrenadores, tener charlas e ir entendiendo de otro punto de vista el juego”, decía en una entrevista en época de cuarentena. “Pregona el juego desde unos valores muy importantes, de los que estoy de acuerdo, e intentaré plasmar si un día me toca dirigir. Tener maestros no sólo de fútbol, si no de la vida, con ejemplos que dan constantemente, es una escuela linda. Incluso, si no vas a ser entrenador porque es una enciclopedia constante”, agregaba.
Larrivey quiere seguir en la U. El tiempo, sin embargo, ya corre en su contra. El delantero, que hoy tiene a la U en la parte alta, quiere cerrar su futuro en no más de 30 días.